Sobre la caída del precio del petróleo, abundan los criterios sobre
oferta, demanda, cuotas de mercado, etc. El precio del petróleo prosigue
un descenso imparable. Una espiral en caída de la que todavía no se
atisba el final.
¿Por qué esta reducción del
precio? La causa inicial de la bajada responde a un desfase pronunciado
entre la oferta y la demanda. Las reducciones de la demanda responden al
debilitamiento de la economía europea. Además, aunque China sigue
creciendo a ritmos importantes y siendo el segundo consumidor de crudo
del planeta, este crecimiento económico ha estado por debajo de las
expectativas.
Desde inicios de los años 2000 Estados
Unidos empezó una revolución silenciosa. Especialmente en los estados
de Texas y Dakota del Norte donde se están desarrollando las técnicas de
la fracturación hidráulica o “fracking”, que permite extraer
hidrocarburos atrapados entre rocas o esquistos bituminosos. Estos dos
estados están creciendo a ritmos de países emergentes y reduciendo sus
tasas de desempleo. Este es uno de los factores que más está
contribuyendo a que Estados Unidos lleve la delantera respecto a Europa
en la salida de la crisis. El “fracking” ha conseguido que, mucho antes
de lo previsto, se convierta en el primer productor de petróleo y gas
del mundo, con una producción superior a los 11 millones de barriles al
día, superando a Arabia Saudí y Rusia.
El rol de
Arabia Saudí, primera voz de la OPEP y primer productor del mundo,
muestra que ha apostado por mantener la oferta para no perder cuotas de
mercado con otros productores. Ante la independencia de Estados Unidos,
buscará colocar su producción en Asia y otros países y se puede permitir
vivir un tiempo con los precios ostensiblemente bajos porque se estima
que tiene unas reservas de entorno a 750.000 millones de dólares en oro,
además de frenar el auge del “fracking” en Estados Unidos, por el costo
de este proceso.
Así pues, los grandes beneficiados son los países importadores.
Europa
es la que mayores importaciones hace; desde el 2013 compró 9,3 millones
de barriles de crudo al día y otros 3,3 millones de barriles de
productos petrolíferos, según el informe anual World Energy 2014.
China
e India son los otros dos grandes beneficiados. Desde Pekín se compran
5,6 millones de barriles al día y 1,2 millones de otros productos
petrolíferos, mientras que India importa 3,8 millones de barriles al
día.
Quienes son los más perjudicados son los países
productores, que dependen de las exportaciones de crudo para equilibrar
sus presupuestos. No obstante, no todos los países son iguales. Al
igual que Arabia Saudí, Kuwait y Emiratos Árabes, también pueden
sobrevivir con precios más bajos. Tanto por sus reservas de divisas como
por tener unos bajos costes de extracción. Estos tres países están
dispuestos a sacrificar puntualmente sus ingresos con tal de perjudicar a
Irán.
Además de Irán, el gran damnificado de la
actual situación es Venezuela. El 95 por ciento de las divisas que
entran al país provienen de los ingresos por la exportación de crudo. En
Venezuela el Estado es el único adjudicador oficial de moneda
extranjera. Esto quiere decir que cuando un producto se importa es el
Gobierno el que debe entregar los dólares a las empresas. Si llegan
menos dólares, habrá menos divisas que entregar, el país podrá importar
menos, y en un país que importa el 70 por ciento de los alimentos el
resultado sólo puede ser: desabastecimiento y escasez.
A
medida que el precio del crudo descendía y se alejaba de los 100
dólares el barril, las alarmas se hacían más insistentes en el Kremlin.
Asfixiado por las sanciones de la Unión Europea y de Estados Unidos por
el conflicto en Ucrania, la economía rusa es preocupante para el 2015 y
2016.
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