jueves, 14 de enero de 2016

El Banco de Inglaterra prevé impactos por bajada de los precios petroleros


LONDRES.- El Banco de Inglaterra (BoE) augura que el desplome de los precios del petróleo tenga un leve impacto en la inflación británica en el futuro próximo. Un informe de esta entidad financiera agregó este jueves que ello puede ocurrir en los siguientes meses, aunque no dejó en claro que duración tendrá ese efecto de los precios petroleros.


El organismo también aclaró que el crecimiento económico se desaceleraría ligeramente más de lo proyectado anteriormente.

Sin embargo, el desplome del crudo podría apuntalar el crecimiento de la economía del Reino Unido, siempre según el BoE.

Esa instancia emitió durante esta jornada su comunicado de política de monetaria, que deja abiertas las opciones para la nueva serie de proyecciones que publicará el mes próximo.

Las autoridades del banco votaron por ocho miembros a favor y uno en contra a mantener la tasa de interés de referencia en un mínimo histórico de 0,5 por ciento por sexto mes consecutivo, al final de su reunión de política de enero.

El comunicado del BoE indicó que aunque los declives más recientes en los precios del crudo deprimirán la inflación global en el corto plazo, estas condiciones deberían proveer un apoyo al gasto en el Reino Unido y sus principales socios comerciales.

Agregó el reporte que no está claro si un panorama más complejo para el crecimiento de la actividad en el corto plazo implica un debilitamiento de la presión inflacionaria.

La reunión del BoE ocurre después de la fuerte caída de los mercados globales al inicio de 2016, causada por las turbulencias financieras en China y las crecientes señales de debilidad en la recuperación económica de este país.

La caída del petróleo ha retrasado proyectos valorados en 350.000 millones, según 'Wood Mackenzie'

NUEVA YORK.- La caída del precio del petróleo desde el año 2014 ha provocado el retraso en la toma de decisiones de hasta 68 grandes proyectos relacionados con el crudo que equivaldrían a 27 millones de barriles equivalentes de petróleo (bep) y 380.000 millones de dólares (350.000 millones de euros), según un informe realizado por la consultora internacional Wood Mackenzie

En este sentido, la consultora ha advertido de que la continua caída del precio del crudo durante las últimas semanas, que le ha llevado a cotizar en torno a los 31 dólares, hará la lista de estos proyectos pospuestos "más grande".
En el segundo semestre de 2015, cuando comenzó la depreciación del crudo, Wood Mackenzie había identificado un total de 22 grandes proyectos petrolíferos que fueron pospuestos, que equivalían a 7.000 millones de barriles equivalentes de petróleo.
Además, la perspectiva a corto plazo tampoco es alentadora, según ha afirmado el analista de Wood Mackenzie Angus Rodger en declaraciones recogidas por 'Wall Street Journal'. "El impacto de los bajos precios del petróleo en los planes de las compañías ha sido brutal", ha asegurado.
Los proyectos más afectados por esta caída del crudo han sido los que estaban situados en aguas profundas, al verse influidos por una insuficiente deflación de los costes y un significativo gasto de capital inicial, ha destacado la consultora.
Sin embargo, Wood Mackenzie ha asegurado que las compañías no descartarán los proyectos de inversión en aguas profundas, sino que el sector evolucionará para encontrar otras soluciones de desarrollo.
"Este tipo de cambios estructurales llevan un tiempo de desarrollo e implementación, pero la necesidad de mejorar el desarrollo económico de las aguas profundas es fuerte", ha asegurado la consultora en su informe.

El shock en el precio de la energía, uno de los riesgos potenciales en 2016, según el Foro de Davos

DAVOS.- El Foro Económico Mundial, la institución encargada de realizar el Foro de Davos, afirma que el shock en el precio de la energía es uno de los cinco riesgos con mayor potencial para determinar la agenda global durante este año, según el informe de 'Riesgos globales 2016' realizado por la organización.

En la encuesta anual, que se realiza a unos 750 expertos y en la que se evalúan 29 riesgos globales en términos de impacto y probabilidad en diez años, la falta de mitigación y adaptación al cambio climático ha sido evaluado como el riesgo con mayor impacto potencial.
Por detrás, los participantes de la encuesta han considerado que las armas de destrucción masiva, las crisis del agua o las mitigaciones involuntarias a gran escala también pueden causar daños.
Además de medir la probabilidad de los riesgos y su impacto potencial, el informe de 'Riesgos Globales 2016' también analiza las interconexiones. Concretamente, en la parte alta de la escala, los dos riesgos más interconectados de 2016 serán la profunda inestabilidad social y el desempleo estructural o el subempleo, que representan el 5% de las interconexiones.
Asimismo, en el informe se señala que los ciberataques, a pesar de que suben ligeramente en cuanto a la probabilidad de impacto en 2016, parecen estar "en declive". Sin embargo, destaca que las crisis tecnológicas aún no han afectado a las economías y a la seguridad de forma sistémica, pero "el riesgo sigue siendo alto, aunque los expertos no lo hayan valorado suficientemente".
El análisis de este año revela, según el informe Foro Económico Mundial, nuevos patrones en economías avanzadas y emergentes. Concretamente, el desempleo y el subempleo se han constatado como el riesgo que más preocupa a la hora de hacer negocios a más de un cuarto de las 140 economías cubiertas, y sobresale como el riesgo principal en África subsahariana y Oriente Medio-Norte de África.
En lo que respecta al shock del precio de la energía, además de consolidarse como el riesgo más extendido, se ha situado entre los cinco primeros a la hora de hacer negocios en 93 economías. Por su parte, los ciberataques se encuentran entre los cinco riesgos principales de 27 economías, lo que "indica hasta que punto esta amenaza creciente ha afectado a las empresas de muchos países".

Bullard advierte de que la caída del precio del petróleo afecta a las expectativas de la Fed

WASHINGTON.- El presidente de la Reserva Federal (Fed) de St. Louis, James Bullard, ha afirmado que la reciente caída del precio del petróleo ha sido "muy significativa" y ha reconocido que ha tenido como consecuencia una "preocupante" caída en las expectativas de la Fed, lo que podría retrasar la aprobación de nuevas subidas de tipos de interés.

Bullard ha explicado que las expectativas de inflación han estado influidas "excesivamente" por los grandes movimientos en los precios del petróleo, aunque ha afirmado que tras las continuas caídas de las últimas semanas, el empeoramiento de las expectativas sobre la inflación se ha vuelto "preocupante".
Sin embargo, el presidente de la Fed de St. Louis, que estuvo presente en la reunión del pasado mes de diciembre en la que se aprobó la primera subida de tipos en nueve años, ha considerado que la caída del crudo es "positiva" para la economía estadounidense.
"Una vez se estabilicen los precios del crudo, el objetivo de inflación debería regresar al 2%, aunque puede que lleve más tiempo de lo esperado", ha afirmado Bullard en unas declaraciones recogidas por varios medios estadounidenses.
La Fed decidió subir el pasado mes de diciembre los tipos de interés en 25 puntos básicos después de nueve años situados en un rango objetivo de entre el 0% y el 0,25%, gracias a los buenos datos de empleo e inflación obtenidos con anterioridad.
Sin embargo, la evolución de la economía internacional, con los mercados preocupados por la situación de China y la continua caída de los precios del petróleo, que cotiza en torno a 31 dólares, ha hecho aumentar las dudas sobre la posibilidad de que la Fed se decida a acometer nuevas subidas de tipos durante este año.

Los precios petroleros con leve subida, el barril a cerca de 31 dólares

LONDRES/NUEVA YORK.- Los precios internacionales del petróleo tuvieron hoy un leve repunte al cierre de las operaciones en los mercados de futuros de Londres y Nueva York, con cotizaciones en torno a los 31 dólares por barril. 

De referencia en Europa, el crudo Brent para las entregas en febrero concluyó en 31,02 dólares, lo que representó un alza de 2,34 por ciento frente al término de la sesión anterior.

El avance monetario fue de 0,71 dólares con respecto al cierre de este miércoles en el International Exchange Futures (ICE), cuando el tonel se cotizó a 30,31 dólares.

Nuevamente, las operaciones estuvieron marcadas por la alta volatilidad, durante la jornada el precio del barril llegó a situarse incluso por debajo de los 30 dólares, debido al exceso de oferta y la reducción en el ritmo de incremento de la demanda global.

Entre los detonantes coyunturales, los analistas incluyen la próxima incorporación de Irán al mercado petrolero internacional tras el levantamiento de las sanciones de Occidente, lo cual elevaría todavía más la disponibilidad de crudo.

En la Bolsa Mercantil de Nueva York, también el saldo fue menos desfavorable para el petróleo intermedio de Texas (WTI), cuyas cotizaciones, con vistas a las entregas en febrero, terminaron con una subida de 2,36 puntos porcentuales, al colocarse el barril a 31,20 dólares.

Desde mediados de 2014 hasta la fecha, el Brent y el WTI perdieron más del 70 por ciento de su valor y resulta poco probable que los precios lleguen a estabilizarse a niveles superiores durante el presente año.

De acuerdo con expertos, el declive de los precios de las materias primas, en particular del petróleo, provocan mayores incertidumbres y riesgos al conjunto de la economía mundial.

Las relaciones entre Arabia Saudita y Estados Unidos, más inestables que nunca

LOS ÁNGELES.- "La familia real de Arabia Saudita está asustada y esto es malo para las relaciones entre Riad y Washington", escribe el columnista y exreportero del periódico norteamericano 'Los Angeles Times', Doyle McManus. "Las relaciones entre Arabia Saudita y Estados Unidos son más inestables que nunca", afirma.

En el pasado los príncipes saudíes podían contar con el apoyo de Estados Unidos en cualquier tipo de desacuerdo con Irán, pero "esto no es lo que ha pasado esta vez", subraya el columnista.
En lugar de apoyar a Riad, Washington afirma estar descontento con ambas partes: con los saudíes por la ejecución del clérigo chiíta Nimr al Nimr y con los iraníes por no haber garantizado la protección de la embajada saudí en Teherán.
Según McManus, los representantes de Estados Unidos no ocultan su malestar por las acciones de Arabia Saudita, mientras que Riad, por su parte, no oculta su descontento con los estadounidenses.
"Hemos contemplado durante mucho tiempo el deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y Arabia Saudita, que comenzó mucho antes de la Administración de Barack Obama", asegura el exembajador estadounidense en Riad, Charles W. Freeman Jr. 
Según él, si bien "las relaciones entre ambos países se han basado en intereses y no en valores", en los últimos años esos intereses "divergen", en particular en lo que respecta a Irán y la cuestión del petróleo.
"Ambos países todavía se necesitan el uno al otro, pero mucho menos que antes. Siguen siendo socios, pero son socios más distantes", concluye el columnista.
Según McManus, el miedo de los saudíes radica en factores tanto externos como internos. "Están rodeados de enemigos", señala el autor del artículo. Por el norte temen al líder del movimiento yihadista del Estado Islámico, Abu Bakr al Baghdadi, que prometió derrocar a la dinastía real. Asimismo, el país está rodeado por otros enemigos como los rebeldes chiítas en el sur, en Yemen, y por el Irán chiíta en el este.
Entre los problemas internos el autor del artículo destaca el conflicto entre chiítas y sunitas y la fuerte caída de los precios del petróleo, que crea un agujero en el presupuesto, mientras que su población, acostumbrada a los servicios públicos gratis y viviendas de protección oficial, sigue creciendo.

Rusia evalúa un escenario negativo para su economía nacional

MOSCÚ.- Rusia se prepara para un escenario de estrés en la economía ante previsibles cotizaciones del crudo al nivel de los 25 dólares por barril y la incertidumbre en los mercados, afirmó hoy el ministro de Desarrollo Económico, Alexéi Uliukaev. 

Preparamos un escenario a prueba de estrés para estar listos ante cualquier sorpresa, admitió Uliukaev en entrevista al canal federal Rossiya 24, cuando la economía está en el epicentro de las preocupaciones de las autoridades rusas, apenas iniciado el año.

Al respecto el titular indicó que las carteras pertinentes procedieron a nuevos cálculos y estimaciones presupuestarias a partir de un estimado de hasta 25 dólares el barril petrolero, según la tendencia a la baja en las cotizaciones del crudo, en los mercados internacionales, sin precedentes en una década.

Consideró que ante tal escenario el dólar podría remontarse a más de 80 rublos al cambio, aunque existen posibilidades para una reanimación de la moneda local, dijo.

En cuanto a una eventual revisión del plan fiscal de 2016, supuso que sería anticipado efectuar correcciones en momentos de una alta volatilidad e incertidumbre en los mercados.

El primer ministro Dmitri Medvédev no descartó que deba hacerse una revisión de los parámetros fundamentales del principal documento de planificación presupuestaria de la nación si continuaba la dinámica de bajos precios petroleros.

Hay que entender eso y prepararse para el peor escenario como hacen otros países, enfatizó Medvédev al intervenir en el Foro Económico de Gaidar, consagrado en esta edición a los retos de la economía rusa, perspectivas, posibilidades internas y expectativas de la coyuntura global.

Afirmó que Rusia logró mantener la base de una estabilidad macroeconómica gracias a las reservas disponibles, pero reconoció que los desafíos actuales ante la economía rusa son los más serios en una década, según sus palabras.

La estructura económica, basada en un peso predominante de las materias primas, condiciona una elevada dependencia del Presupuesto federal respecto a los precios de venta de los hidrocarburos, cuyos ingresos al tesoro representan casi la mitad del total de recursos.

A su vez, el ministro de Finanzas, Antón Siluanov, anunció que las carteras y entidades gubernamentales debían preparar sus propuestas de recortes de gastos para mediados de mes.

Estimó desde ese enfoque que el Presupuesto nacional podría economizar más de 500.000 millones de rublos (unos 7.143 millones de dólares al cambio actual) con una poda del 10 por ciento de las erogaciones.

Aclaró que la reducción fiscal no afectaría al bloque de defensa y seguridad, en tanto el presidente Putin instruyó al Gobierno el cumplimiento de las obligaciones sociales del Estado, pese a situaciones complejas para la economía rusa.

El precio del barril de la OPEP baja siete centavos, hasta 25,69 dólares

VIENA.- El crudo de referencia de la OPEP se depreció siete centavos el miércoles, para venderse a 25,69 dólares, su valor más bajo desde mediados de mayo de 2003, informó hoy el grupo petrolero.

Con esta nueva depreciación, el crudo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) acumula ya una pérdida de casi el 20 por ciento desde principios de año.
La caída en las bolsas chinas, uno de los principales países consumidores de petróleo, y el próximo levantamiento de sanciones petroleras a Irán, que pretende incrementar sus exportaciones, han presionado a la baja los precios.
La caída en las cotizaciones hizo que algunos miembros del grupo petrolero pidieran en los pasados días una reunión ministerial extraordinaria, mientras que otros socios de la OPEP han rechazado esa opción.
Esta situación muestra una vez más la división en el seno de la OPEP y los problemas para encontrar una estrategia común ante los bajos precios.
El conflicto diplomático entre Arabia Saudí e Irán, ambos socios fundadores de la OPEP pero tradicionalmente enfrentados como poderes regionales, hace aún más difícil ese entendimiento.

La guerra silenciosa de Arabia Saudí / Kike Vázquez *

La primavera árabe supuso un cambio radical en la configuración geopolítica de Oriente Próximo. Hasta tal punto, que aún hoy no somos conscientes de todas sus consecuencias, ni de cómo se estabilizará finalmente el tablero (si es que se estabiliza). Y es que, ahora mismo, estamos viviendo hechos sin precedente, como una caída del petróleo que ha dejado su precio por debajo de los 30 dólares, o un giro muy agresivo de la política exterior saudí. ¿Qué está pasando?

Básicamente que, en donde aparentemente vemos conflictos localizados, por ejemplo en Irak, Yemen o Siria, entre otros, no estamos en absoluto ante algo local, sino global. No estamos ante problemas internos de unos determinados países, sino ante una estrategia de guerra pensada por unos pocos y manifestada a lo largo de toda una región. Oriente próximo es un polvorín, y no por casualidad sino por causalidad.

Aunque es imposible saber lo que ocurre realmente, y conocer el verdadero papel que protagonizan las grandes potencias (EEUU, Rusia, Unión Europea o China) en todo esto, una pieza clave del dominó es sin duda Arabia Saudí. Una monarquía absolutista que es extremadamente conservadora, tanto en sus políticas como en su rigurosa interpretación de la ‘sharia’, y que está encabezando numerosos titulares en los últimos meses: apertura de sus mercados financieros, reformas económicas, creación de impuestos, eliminación de subsidios, e incluso la posible privatización de la mayor empresa del mundo, Aramco.

¿Se debe todo a la simple necesidad ante la caída del petróleo? Podría ser una respuesta, sin embargo todo apunta a que el propio movimiento del petróleo se enmarca dentro de un fenómeno mucho más amplio. Como decía Fareed Zakaria esta semana, Arabia Saudí tiene miedo. ¿Por qué? Aunque no se hable de guerra, como sí ocurre en muchos de sus países vecinos, los Saud están inmersos en una intensa batalla por mantener el control de la región, e incluso por defender su propia legitimidad, lo que puede acarrear consecuencias que no nos imaginamos.

No ha llamado mucho la atención una reciente noticia del 2 de enero de 2016 sobre la ejecución de un líder religioso chií de nacionalidad saudí: Sheikh Nimr al-Nimr. Debería. Estamos ante una clara muestra de que la tradicional rivalidad existente con Irán (líder tácito de la vertiente religiosa chií, frente al wahabismo suní mayoritario de los saudíes) está alcanzando cotas mucho más altas de lo que la estabilidad mundial desearía. Y por desgracia no estamos ante algo eventual, sino que se viene orquestando desde tiempo atrás, y no parece que tenga solución a corto plazo, sino todo lo contrario.

Irán ha financiado inteligentemente a lo largo de los últimos años diversos movimientos que actualmente comienzan a tener una relevancia determinante en sus respectivos territorios. Al conocido caso de Hezbolá, podríamos incluir otros como son las milicias iraquíes, quienes ahora tienen un papel protagonista en el ejército nacional que defiende el país (especialmente las brigadas Badr), o los hutíes en Yemen, país en guerra civil polarizado entre el Gobierno defendido por Arabia Saudí y los insurgentes chiíes defendidos en gran parte por Irán.

No sé si se habrán parado a observar un mapa de la zona, pero Irak y Yemen son los dos países que más kilómetros comparten de frontera con Arabia Saudí. Es más, en la propia Arabia se están produciendo revueltas en la conocida como Provincia Oriental, la región más grande del país, la más rica (cuenta con el turismo y el petróleo) y también la que cuenta con una mayoría chií. No es casualidad que hayan decidido dar un golpe en la mesa ejecutando a uno de los principales líderes insurgentes chiíes (entre muchos otros): el riesgo es real.

Desde el estallido de la primavera árabe, la familia Saud no ha vuelto a dormir tranquila. Las fronteras del país son un polvorín de insurgentes e incluso estos movimientos empiezan a permear al interior. Este fenómeno se debe en gran parte a la financiación encubierta con la que Irán ha dotado a los movimientos favorables a sus intereses (incluso aunque estos no fuesen de su misma religión). No nos engañemos, todos los países realizan este tipo de artimañas, especialmente la propia Arabia Saudí, y es que, en lugar de la confrontación directa, estos países prefieren lo indirecto, lo sutil, luchar una batalla… pero en territorios ajenos. Sin embargo, a Irán, la estrategia, le ha dado mejores frutos.

Es incluso paradigmático ver el apoyo que reciben unos de Rusia, mientras Estados Unidos se muestra apático ante la familia Saud. Quizá, tras el desarrollo del ‘fraking’, Arabia ya no sea tan útil, y por contra Irán pueda tener un papel en el control de la zona por su influencia en ciertos puntos calientes. ¿Quizá de ahí la condescendencia norteamericana ante su desarrollo nuclear? Sea como fuere, la mayor potencia petrolera del mundo debe de estar muy crispada viendo cómo su tradicional aliado occidental flirtea, sea amor verdadero o no, con otros. Y no es para menos.

Ante esta situación, ¿qué pueden hacer? Usar el dinero, el petróleo, el poder. En los últimos días hemos visto a diversos países cerrar filas en torno a la potencia petrolera, véase Baréin, EAU, Qatar, Kuwait, Sudán… Unos porque ven el mismo peligro en su propio territorio, otros porque siguen valorando el poder de la monarquía absolutista. La clave para frenar la financiación a los ‘proxies’ iraníes es empobrecer al país de los ayatolás: si el petróleo cae de precio, Irán no podrá seguir financiando revueltas. Ni Rusia ayudándole. Y aunque Arabia sufra, que lo hará, cuentan con mayores reservas, una deuda insignificante, mayor prestigio internacional para financiarse y más reformas económicas realizadas.

No es extraño que los movimientos que hemos visto sean los que son. El país se prepara para una guerra tácita larga, por ello reduce su dependencia del petróleo, implementa reformas, trata de mejorar su déficit, muestra que puede conseguir recursos tanto financiándose en los mercados como privatizando una parte de Aramco, promueve el nacionalismo para conseguir el apoyo sentimental de la población... Irán lo ha hecho bien en la guerra sucia, y Arabia Saudí le ha respondido con una guerra económica.

Todo esto puede parecer demasiado sutil, pero estamos ante algo muy serio. No olvidemos noticias como por ejemplo el intento de asesinato del embajador saudí en EEUU por un terrorista con presuntos lazos iraníes o que el líder religioso chií ejecutado era respetado en Irán, provocando la indignación de muchos y el ataque a la embajada saudí en el país. Da la impresión de que esta guerra indirecta podría convertirse en directa si alguno de los dos países comete un pequeño error, lo que posiblemente desencadenaría una contienda internacional.

Por ello, para entender el precio del petróleo, no podemos mirar solo la oferta y demanda, la cual claramente sí es un factor principal, pero no único. Las decisiones de producción no solo se basan en el precio, también en la cuota de mercado, en los ingresos y beneficios de cada país y, en definitiva, en la geopolítica. Al mismo tiempo, un conflicto podría provocar el efecto contrario. Algo que, ojo, no es lo más probable, ya que ambos países parecen rechazarlo y querer actuar dentro de unas líneas rojas. 

Por contra, parece que juegan a provocarse a ver quién comete el primer error que lo condene ante la opinión internacional. Esperemos que no se les vaya de las manos, porque entonces esta guerra silenciosa podría ser muy real, y entonces no solo Oriente cambiaría para siempre, todo lo haría.

(*) Periodista español

El petróleo no ha dejado de ser oro negro (todavía) / Álvaro Anchuelo *

Desde mediados de 2014, el precio del petróleo se ha hundido de forma espectacular. Entonces, el barril cotizaba a 115 dólares; ahora, está más cerca de los 30 que de los 40. Se trata de precios que no se veían desde hace más de una década.

La caída se debe al más elemental funcionamiento de la ley de la oferta y la demanda. Por el lado de la oferta, diversos factores han contribuido a una producción cuantiosa. La mayor novedad la han constituido los productores no convencionales, como los que usan técnicas de fracking en Estados Unidos. En 2008, este país producía 5 millones de barriles al día; en 2015 la producción aumentó hasta los 9.3 millones, casi duplicándose.

Los productores de la OPEP han reaccionado a esta competencia. Recientemente, su estrategia parece ser incluso sacarles del mercado, manteniendo unos precios tan bajos que las endeudadas empresas de fracking, con costes de producción mucho mayores que los saudíes, acaben quebrando. Lo mismo sucedería con los productores convencionales menos eficientes, la mayoría no pertenecientes a la OPEP. El coste de producción de un barril varía mucho entre países, desde los alrededor de 10 dólares en Arabia Saudí, Kuwait o Iraq, a los 50 del Reino Unido, Rusia o Brasil. Además, así se dificultaría el retorno de Irán al mercado, una vez levantadas las sanciones que padecía.

Todo esto explicaría la decisión de la OPEP, el 4 de diciembre, de no reducir las cuotas de producción. Más bien al contrario, las cuotas establecidas han dejado de respetarse. Algo, por otro lado, predecible en un entorno en el que cada productor individual tiene incentivos para superar la cuota asignada.

Esta estrategia no deja de tener costes para los saudíes, que necesitan un petróleo a 85 dólares para financiar su gasto público, ó a 60 para no tener déficit exterior por cuenta corriente. En consecuencia, el déficit público saudí se ha disparado hasta el 15% del PIB, pero su deuda pública es de sólo el 1'6% del PIB y cuenta con abundantes reservas externas para aguantar. Lo que resulta una suerte para ellos, porque su estrategia (de momento) no ha funcionado demasiado bien. Los productores no convencionales han demostrado una capacidad de resistencia inesperada, logrando reducir costes y mantener la producción.

Existen también factores por el lado de la demanda que están provocando el colapso de los precios. La desaceleración de China y otros países emergentes es, por este lado, la razón principal. No obstante, la demanda total ha seguido aumentando, aunque el ritmo se haya ralentizado.

Como consecuencia de esos factores de oferta y demanda, hay un exceso de oferta en el mercado de unos 1'5 millones de barriles diarios y los stocks acumulados alcanzan niveles record. Sin embargo, no deberían perderse de vista los factores correctores que ya han entrado en funcionamiento. En 2016, por primera vez, los productores no convencionales estadounidenses reducirán su producción significativamente. Las previsiones son de 1 millón de barriles diarios menos, en comparación con los máximos de abril de 2015. 

Por otro lado, la industria petrolera ha cancelado de forma masiva inversiones. Sólo en 2015 se cancelaron proyectos por valor de 150.000 millones de dólares. Los efectos tardarán algún tiempo en notarse, pero están en marcha. Por ejemplo, se prevé en 2016 una caída de 600.000 barriles por día en los productores que no pertenecen a la OPEP. Por el lado de la demanda, las bajadas de precio no se han repercutido hasta ahora a los consumidores de algunos países, como los de la zona del euro, porque han coincidido con depreciaciones del tipo de cambio. En otros países, la repercusión se ha visto limitada debido a la eliminación de subsidios.

Como puede verse, el exceso de oferta (por otro lado no tan grande, si se compara con una producción mundial de casi 100 millones de barriles diarios) va camino de desaparecer en 2016. Si tarda algo más, se deberá a la vuelta de Irán al mercado, pero este país tardará en renovar sus instalaciones productivas, por lo que su aportación se verá limitada en un primer momento.

Cuando el exceso de oferta desparezca, los precios pueden volver a subir en cualquier momento de forma tan espectacular como han bajado. La demanda de petróleo es muy inelástica a los precios, por lo que éstos varían fuertemente, al alza o a la baja, ante cualquier desajuste en el mercado. Existen numerosos factores geoestratégicos (como las tensiones entre Arabia Saudí e Irán, los conflictos en Iraq, Libia y Rusia, el terrorismo…) que pueden acelerar el proceso.

Es cierto que, a más largo plazo, una serie de factores juegan en contra del petróleo. Se van desarrollando fuentes de energía alternativas y la eficiencia energética mejora, de forma que el crecimiento del PIB mundial en el futuro requerirá menos petróleo adicional. Sin embargo, estos desarrollos están siendo muy lentos, y el progresivo agotamiento de las reservas de petróleo actúa en sentido contrario. Además, las economías emergentes no permanecerán estancadas para siempre.

Algún día el petróleo resultará superfluo. Tampoco la edad de piedra terminó por falta de piedras. No obstante, pese a las exageradas reacciones de estos días, el anuncio de la muerte del petróleo parece un tanto prematuro. Dentro de un par de años, probablemente volvamos a recordar por qué se le llama “oro negro”.

(*) Catedrático de Economía Aplicada en la Universidad Rey Juan Carlos, de Madrid