jueves, 23 de abril de 2015

La función, responsabilidades y necesidad social de las empresas / Ángel Tomás *


La crisis iniciada en el último trimestre del 2007, prolongada durante más de siete años, ha provocado la desaparición de un elevado número de empresas, con el consiguiente incremento del desempleo. Si bien el origen del desequilibrio económico generalizado se inició con el fracaso de las corrientes financieras internacionales especulativas y sin control, no debemos ocultar que también existieron empresas con malas prácticas, nacidas en unos mercados con exceso de optimismo, desprecio al riesgo y un crédito fácil y mal administrado. Debemos, por ello, estudiar el perfil del actual colectivo empresarial y la del propio empresario español, su protagonismo en el desarrollo económico  y su legitimidad indiscutible.

Las actividades de los empresarios son imprescindibles, pero su creatividad y desarrollo, habrán de ser correctos, eficaces, competitivos y creadores de riqueza y puestos de trabajo. El éxito sólo se consigue con dedicación, trabajo, mantenimiento de la calidad, la investigación y la innovación; éstas últimas  aún lejanas de las practicadas en las naciones de nuestro entorno.

En España el colectivo empresarial supera ligeramente los tres millones, de los que el 53% no tenía asalariados, el 28% entre uno y tres, el 15% hasta 20, y sólo el 4% de las empresas trabaja con más de veinte. Por otro lado la supervivencia de las empresas es muy baja, ya que sólo el 14% supera los 20 años de vida, concentrándose la desaparición en la industria y la construcción, y el aumento de su peso en las de servicios. Los emprendedores, comprendidos entre los 25 y 39 años, en buena parte proceden del desempleo facilitando su actividad desde las tendencias del consumidor, y los obstáculos: ciertas políticas gubernamentales, el difícil acceso a la financiación, la elevada presión fiscal, y las lentas y complicadas trabas burocráticas.

Según el Instituto de Análisis Económico y Social, en base de los estudios llevados a cabo hasta el 2010, el peso de los empresarios de origen familiar alcanza el 65%, y destaca una tendencia creciente y sostenida a la entrada de la mujer en el colectivo emprendedor, pasando en un sólo quinquenio del 8,5% al 22%. Las motivaciones se relacionan con la calidad de vida, la autorrealización, la búsqueda de mayores ingresos y su contribución a la sociedad.

La justificación y el interés popular sobre la aparición de nuevas empresas se basa, por una parte, por la posesión de atributos especiales y el afán creativo, y por otra: la continuidad familiar, las características de los sectores sociales y a los valores personales necesarios para el ejercicio profesional de la innovación empresarial, apoyada en una formación técnica y científica, imprescindible hoy día.

Pero el interés del empresario por la responsabilidad social se despertó a partir de los años ochenta del siglo pasado, con las directrices marcadas por la OCDE, los principios del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, las normas ISO 26OOO sobre responsabilidad social, y los Acuerdos de la Comisión Europea sobre la responsabilidad social de las empresas del 2001, así como los principios establecidos por la Global Reporting Iniciative (GRI) que obligan a informes anuales sobre el grado de cumplimiento de las empresas en el mismo sentido. 

Todo ello, ha caracterizado, en general, la espontaneidad de las empresas en adoptar y aplicar políticas sociales junto a la voluntariedad  de información sobre  estas políticas. A mayor abundamiento, el pasado 15 de abril de 2014, el Parlamento Europeo ha aprobado una Directiva sobre la divulgación de la información no financiera, que obliga a las empresas de más de 500 trabajadores y un volumen de venta superior a cuarenta millones de euros a informar sobre impactos sociales, medioambientales y medidas contra la corrupción.

Los valores y gestión de los empresarios, junto a la valoración que hacen los ciudadanos, han de reunir las condiciones necesarias para conseguir la justa legitimidad de aquellos, imprescindible tanto para la sociedad como, en gran medida, responsables del éxito económico de un país. Es necesaria la confianza empresa-sociedad-Estado, y esto es tarea de todos.

Para que los ciudadanos sientan interés por el emprendimiento, hace falta también, un modelo educativo que genere iniciativa e inclinación hacia la creatividad. El Estado es corresponsable de que esto se cumpla en interés de todos, y que regule un mejor sistema de costes y simplificación de administración para el inicio de la actividad.

La empresa española debe evolucionar hacia un crecimiento más sostenido, ya que pocas de ellas consiguen su consolidación a largo plazo, e incluir una organización interna menos jerarquizada, más flexible y más participativa, sin olvidar  el aumento de fondos propios, capaz de disminuir riesgos y revalorizar sus balances.

La empresa crea valores compartidos que deben satisfacer al conjunto de la sociedad, producir bienes y servicios en un mercado competitivo, cuidar de su reputación, informar con transparencia y cumplir con sus obligaciones para con terceros. Este es el único camino inteligente para mejorar la legitimación del empresario y la responsabilidad colectiva.

(*) Economista y empresario

lunes, 13 de abril de 2015

'Talgo' sella este martes con Arabia Saudí un pedido de seis trenes por 186 millones

MADRID.- Talgo y la Saudi Railways Organization (SRO) sellarán mañana martes en Arabia Saudí el contrato que la compañía española se adjudicó a mediados de marzo para suministrar seis trenes que cubrirán el trayecto que une Riad con Damman por un importe superior a 186 millones de euros (200 millones de dólares).

El contrato será rubricado por el presidente de Talgo, Carlos Palacio, y el presidente de SRO, Mohamed Jalid Al-Suwaiket, según fuentes de la compañía española.
Mediante este pedido, los ferrocarriles saudíes buscan reducir de 4 a 3 horas el tiempo de viaje que une la capital Riad con Damman, la principal localidad al oeste del país, un mercado en el que Talgo ya está presente como integrante del consorcio español que se hizo con el AVE Medina-La Meca por 6.700 millones de euros.
Los trenes, que incluyen trece coches, circularán a 200 kilómetros por hora y recorrerán los 480 kilómetros que separan ambas ciudades.
Estarán autopropulsados con tracción diésel y serán muy similares a los que se utilizarán en el llamado "AVE de los peregrinos". Como parte del "paquete desértico" los trenes verán reforzados sus sistemas de sellado para evitar que entre la arena y el calor exterior, que puede llegar a superar los 55 grados centígrados.
Se incorporarán también protecciones en las ventanas y otras zonas exteriores, así como una mejora de las pinturas y recubrimientos para evitar el efecto de la abrasión.
La compañía, que como parte del AVE del desierto se adjudicó el suministro y mantenimiento de 36 trenes Talgo 350 (modelo comúnmente conocido como "pato"), busca nuevas oportunidades en el país saudí, donde en los próximos años se prevé la adjudicación de nuevas infraestructuras ferroviarias como la línea que conectará los países del Golfo.
La firma de este nuevo contrato, que pone de manifiesto la internacionalización de la compañía, se produce en un contexto marcado por la próxima salida a bolsa de Talgo mediante una oferta pública de venta de acciones (OPV) con la que espera captar en mayo cerca de 500 millones de euros.
La empresa, valorada en unos 1.000 millones, se convertirá en el segundo fabricante de trenes que cotiza en el parqué tras CAF, cuyos títulos se intercambian a 323 euros (las más caras de la Bolsa).
En lo que va de año, han salido a Bolsa Aena y Saeta Yield -la sociedad que integra los activos renovables de ACS- y está previsto que próximamente lo hagan Naturhouse o Cellnex (antigua Abertis Telecom).
Talgo cerró 2014 con unos ingresos de 384 millones y un resultado bruto de explotación (ebitda) de 90 millones.