lunes, 24 de diciembre de 2018

La OPEP dispuesta a 'lo que sea necesario' para impulsar precios

DUBAI.- La OPEP ni siquiera ha comenzado a implementar su nuevo acuerdo de seis meses para reducir la producción y los miembros responsables de la mayoría de las reducciones ya se han comprometido a ampliarlo, o incluso a profundizarlo.

Funcionarios de Iraq, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos concuerdan con la expectativa de Arabia Saudita de que el grupo, junto con Rusia y otros productores de petróleo, amplíe el acuerdo por otros seis meses. El ministro de energía de los Emiratos Árabes Unidos enfatizó que el recorte de 1,2 millones de barriles por día eliminaría la acumulación de inventario en la primera mitad del año, a la vez que sugirió que podrían discutirse restricciones adicionales.
"Los recortes planificados se han estudiado cuidadosamente, pero si no funcionan, tenemos la opción de celebrar una reunión extraordinaria de la OPEP, como lo hemos hecho en el pasado", aseguró Suhail Al Mazrouei, también presidente de la OPEP, en Kuwait. "Si estamos obligados a extenderlo por otros seis meses, lo haremos; si se requiere más, lo discutiremos y encontraremos el equilibrio correcto".
La semana pasada, el petróleo alcanzó su mayor descenso semanal desde 2016, ante la preocupación de que el debilitamiento del crecimiento económico y el aumento de la oferta estadounidense generen un superávit el próximo año, lo que superará los esfuerzos de la OPEP por estabilizar el mercado. 
El descenso continuó incluso luego de que la Organización de Países Exportadores de Petroleo y sus socios sorprendieran a los operadores con el tamaño de la reducción de la oferta anunciada el 7 de diciembre.
Los futuros cayeron un 11 por ciento la semana pasada en Nueva York, su máximo desde enero de 2016. El crudo de referencia Brent se negoció por debajo de US$54 por barril, el más bajo desde septiembre de 2017.
En una conferencia de prensa en Kuwait, los ministros de energía de Iraq, Emiratos Árabes Unidos y Argelia se turnaron para repetir el mensaje de que la OPEP cumplirá con su recorte de 800.000 barriles por día y continuará su cooperación con otros productores para equilibrar la oferta y la demanda.
El ministro de Petróleo de Iraq, Thamir Ghadhban, afirmó que la reciente participación de su país en el comité de monitoreo de la OPEP + "indica que nos tomamos en serio nuestros compromisos, que superarán lo que hemos cumplido en el pasado".
Los recortes de la OPEP pueden terminar siendo más profundos de lo acordado debido a asuntos de mantenimiento y producción planeados en algunos países miembro, aseguró Al Mazrouei. 
Los conflictos, las sanciones y el envejecimiento de los yacimientos de petróleo han sido factores que restrictivos para la producción en Libia, Nigeria, Irán y Venezuela en los últimos años.
Arabia Saudita se ha ofrecido como voluntario para tomar la iniciativa en un recorte de la producción superior a lo que había acordado. El mayor exportador de petróleo en el mundo planea bombear 10,2 millones de barriles por día en enero, en lugar de los 10,3 millones que se le asignaron en el acuerdo de la OPEP +.
"El cumplimiento en exceso no es nuevo para Arabia Saudita", declaró el gobernador para la OPEP del reino, Adeeb Al Aama. "Nuestro cumplimiento con los recortes anteriores fue del 120 por ciento entre enero de 2017 y mayo de 2018".

Liberado un anciano activista saudí de derechos humanos

RIAD.- Un anciano abogado saudí que había defendido a activistas de derechos humanos fue liberado luego de siete meses de detención, según dos fuentes cercanas.

Ibrahim Almodaimigh, de 80 años, fue arrestado en mayo junto con algunas de las activistas más prominentes del reino, entre ellas Loujain Al Hathloul, Aziza Alyousef y Eman Al Nafjan. El gobierno acusó al grupo de colaborar con entidades extranjeras no especificadas hostiles con Arabia Saudita.
 Su detención fue condenada por grupos de derechos humanos y por Canadá, lo que llevó a una división diplomática entre ambas naciones.
Es posible que hayan liberado a Almodaimigh por su avanzada edad, pero su liberación también podría ser una señal de que el gobierno está reconsiderando los arrestos de decenas de activistas, clérigos, empresarios e intelectuales detenidos cuando el príncipe heredero Mohammed bin Salmán reprimió la disidencia.
Mientras que el heredero al trono de 33 años está abriendo el reino en términos económicos y se encuentra aflojando las restricciones sociales, ha cerrado un espacio que una vez fue relativamente permisivo para realizar críticas respetuosas. Eso salió a la luz en forma brutal con el asesinato del columnista Jamal Khashoggi en octubre en Estambul a manos de agentes saudíes.
"Este es probablemente un primer paso para revisar muchas de las detenciones de activistas llevadas a cabo en los últimos 18 meses", señaló Ali Shihabi, director de la Fundación Arabia, un grupo de expertos pro-gobierno en Washington, DC, en Twitter. 
"El enfoque no tradicional y muy agresivo de la gestión de la disidencia que habían iniciado algunos altos funcionarios" está "en revisión sistemática por parte de los líderes", escribió Shihabi.
El Centro de Comunicación Internacional del gobierno no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.
El asesinato de Khashoggi provocó una protesta global y ha ejercido una presión sin precedentes sobre los lazos de Arabia Saudita con Estados Unidos, donde surgieron senadores de una reunión informativa con el jefe de la CIA convencidos de que el príncipe había ordenado el asesinato, algo que el reino niega, y otros aliados extranjeros.
Almodaimigh era el mayor del grupo arrestado en mayo y había servido durante muchos años como asesor del gobierno. Como abogado, había asumido varios casos de derechos humanos, incluida la defensa de Al Hathloul cuando fue detenida.
El mes pasado, Amnistía Internacional dijo que algunos de los activistas habían sido objeto de abusos durante su detención, incluidas descargas eléctricas y flagelación. Tres fuentes cercanas al asunto reportaron relatos similares de maltrato. Por su parte, el gobierno ha negado enérgicamente las acusaciones.

Turquía está trabajando para llevar ante la ONU una investigación sobre Khashoggi

ESTAMBUL.- Turquía está trabajando con otros países para llevar ante Naciones Unidas la investigación sobre el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, dijo el lunes el ministro de Relaciones Exteriores, Mevlut Cavusoglu. 

Cavusoglu hizo estos comentarios durante una conferencia de prensa en Túnez junto a su par de ese país. También pidió a Arabia Saudita que comparta sus conclusiones sobre el caso con la comunidad internacional.
Khashoggi fue asesinado en el consulado de Arabia Saudita en Estambul hace casi tres meses.

El petróleo en plena espiral bajista en Nueva York y en Londres

NUEVA YORK.- La cotizaciones del petróleo, que ya habían experimentado masivas pérdidas la semana pasada, volvieron a caer este lunes. Los inversores manifestaron su escepticismo ante las promesas de la OPEP y su preocupación por las turbulencias económicas actuales. 

En el New York Mercantile Exchange (Nymex), el barril de "light sweet crude" (WTI) para entrega en febrero cedió 3,06 dólares, o 6,7%, y terminó en 42,53 dólares, su nivel más bajo desde junio de 2017.
El barril de Brent del Mar del Norte para entrega en febrero perdía 3,08 dólares, o 5,72%, a 50,74 dólares, en el Intercontinental Exchange (ICE) de Londres hacia las 18H55 GMT.
Los precios ya habían acusado una fuerte caída la semana pasada, cuando el WTI se desplomó 11,4% y el Brent 10,7%. Los barriles perdieron 44% y 41% respectivamente desde su reciente pico de octubre.
El domingo, altos funcionarios de integrantes de la Organización de países Exportadores Petróleo (OPEP) intentaron reafirmar la confianza de los inversores durante una reunión que mantuvieron en Kuwait.
El ministro de Energía de los Emiratos Árabes Unidos, Suhail al Mazrouei, declaró durante una rueda de prensa que el excedente de petróleo en el mercado era menos importante que en 2017 y estimó que en uno dos meses será reabsorbido.
Pero los inversores dudan de la capacidad de la OPEP y sus socios, que a comienzos de diciembre acordaron reducir su producción en 1,2 millones de barriles por día a partir del 1 e enero para sostener los precios, para absorber el excedente de oro negro.
Tras haber registrado su peor caída semanal desde la crisis financiera de 2008, la Bolsa de Nueva York se desplomó nuevamente este lunes.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos Steve Mnuchin afirmó que había convenido acciones comunes con los grandes bancos y los principales reguladores de los mercados, pero los inversores manifestaron su preocupación por el desorden que reinaría en las administraciones federales estadounidenses, parcialmente paralizadas desde hace tres días.
Estas incertidumbres, que se suman a las tensiones comerciales, alimentan los temores de un enlentecimiento del crecimiento de la economía mundial, lo que afectaría negativamente la demanda de energía.

La coalición árabe acusa a rebeldes yemeníes de infringir la tregua 138 veces

RIAD.- La coalición militar liderada por Arabia Saudí, que interviene en el Yemen en contra de los rebeldes chiíes hutíes, les acusó de infringir al menos 138 veces el alto el fuego pactado con el Ejército gubernamental en la ciudad de Al Hudeida, desde su entrada en vigor el pasado día 18.

El portavoz de la alianza, Turki al Malki, dijo en una rueda de prensa en la capital saudí que los hutíes perpetraron 138 violaciones de la tregua, desde su comienzo hasta el día de ayer, domingo.
Según Al Malki, los rebeldes tuvieron como objetivo al Ejército gubernamental y milicias leales al presidente Abdo Rabu Mansur Hadi, con diferentes tipos de armas y proyectiles.
Por ello, acusó a los rebeldes chiíes de intentar "socavar el acuerdo y hacerlo fracasar", mientras que señaló el compromiso del Ejército yemení con el mismo.
El portavoz militar dio la bienvenida a la resolución adoptada el viernes por el Consejo de Seguridad de la ONU, que respalda el acuerdo alcanzado por el Ejecutivo yemení y los rebeldes en Suecia, el pasado 13 de diciembre.
Ese pacto estableció un alto el fuego en la ciudad de Al Hudeida, dominada por los rebeldes desde 2014 y rodeada por las tropas gubernamentales y sus aliados desde el pasado junio, cuando dieron comienzo a una ofensiva para recuperar su control.
El cese de hostilidades dio comienzo a las 00.00 hora local (21.00 GMT) del día 18 de diciembre y ha sido respetado en gran medida, aunque se han registrado violaciones esporádicas, de las que las dos partes se han responsabilizado mutuamente.
La coalición árabe, que apoya a las tropas gubernamentales y tiene fuerzas desplegadas sobre el terreno, ha continuado sus operaciones en el Yemen pero ha asegurado estar comprometida con la aplicación del alto el fuego en la urbe costera.
Anoche, la misión de observadores de la ONU encargada de supervisar la tregua y encabezado por el general retirado holandés Patrick Cammaert llegó a la ciudad estratégica, después de haber mantenido reuniones con las dos partes en la capital, Saná, y en Aden, sede temporal del Gobierno reconocido internacionalmente.

Donald Trump afirma que Arabia Saudí pagará por la reconstrucción de Siria

WASHINGTON.- El presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó hoy que Arabia Saudí ha accedido a gastar "el dinero necesario" para reconstruir Siria, país del que EE.UU. ha anunciado su retirada.

"Arabia Saudí ahora está de acuerdo en gastar el dinero necesario para reconstruir Siria, en vez de EE.UU. ¿Lo ves? ¿No es agradable cuando países inmensamente ricos ayudan a reconstruir a sus vecinos, en vez de el Gran País que es EE.UU., a 5.000 millas (8.000 kilómetros) de distancia", dijo Trump.
El mandatario terminó su tuit con el mensaje: "¡Gracias Arabia Saudí!".
La semana pasada Trump proclamó la "derrota" del Estado Islámico (EI) en Siria y ordenó el repliegue de los 2.000 solados estadounidenses que, como parte de una coalición internacional, colaboraban con las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza encabezada por milicias kurdas.
Su decisión fue recibida con desagrado por el general James Mattis que presentó su renuncia como secretario de Defensa de EE.UU. y dejará su puesto a finales de año.
Además, el enviado especial EE.UU. para la coalición contra el EI, Brett McGurk, también dimitió en protesta por la salida de Siria.
Tanto Mattis como McGurk han expresado públicamente preocupación por la forma en que Washington ha tratado a sus aliados en ese país.
En su carta de renuncia, Mattis hizo una férrea defensa del sistema de alianzas de EE.UU. en el mundo y opinó que Washington debe "tratar a sus aliados con respecto", así como ser "resuelto e inequívoco" en la forma en que lidia con sus competidores, entre los que mencionó a China y Rusia.
Frente a ello, en líneas generales, el mandatario apuesta por una estrategia aislacionista y considera que sus socios "se aprovechan" del liderazgo estadounidense.
En el caso de Siria, Trump cree que ha cumplido su objetivo al derrotar militarmente a los yihadistas y considera que otros países, como Turquía, pueden terminar el trabajo que Estados Unidos ha iniciado en ese país.
De hecho, Erdogan ha dicho que él mismo prometió a Trump el 14 de diciembre que Turquía se encargará de "limpiar" Siria del EI.
Según la coalición internacional liderada por Estados Unidos, al Estado Islámico solo le queda en Siria e Irak un 1 % del territorio que llegó a dominar en 2014, cuando proclamó su califato.

Entender el conflicto de Yemen / Juanlu González *

El conflicto de Yemen, si tuviese que definirse con un sólo calificativo, sería con el de «guerra incómoda». Incómoda para los gobiernos de Occidente, pues inequívocamente están del lado de los criminales de guerra, de los violadores de los derechos humanos, de los asesinos de niños. 

Incómoda para los medios de comunicación, que juegan —una vez más— el papel de cómplices necesarios con los agresores mediante la ocultación de la verdad y el encubrimiento de los crímenes contra la humanidad que se suceden cada día en el país más pobre de Medio Oriente y el más poblado de la península Arábiga.

Sin embargo, de cuando en cuando, la gravedad de la situación obliga a los medios de masas a ocuparse por unos días del último bombardeo saudí contra escuelas, hospitales, mezquitas o autobuses cargados de niños. Pero la atención mediática suele durar poco, sólo hasta que pueda ser distraída de nuevo con otras noticias más del agrado, bien del consejo de administración que controla el medio de su propiedad, bien de sus anunciantes públicos y privados.

Ambas instancias colaboran, se confabulan y traman para que «la mayor crisis humanitaria por la que atraviesa la humanidad», apenas si merezca una mínima atención de la opinión pública mundial y evite que esta pueda activarse para exigir responsabilidades a sus gobiernos nacionales o a los chiringuitos desinformadores de masas.

Ese es el motivo de que, al margen de algunas someras pinceladas de trazo grueso, por lo general escabrosas, apenas nadie sepa qué está sucediendo realmente en Yemen y cómo se ha llegado a esta situación. Y no, no es que el tema sea tan complejo como para que no pueda ser comprendido por la mayoría de la población, ninguno en política internacional lo es. Lo que sucede es que, las contradicciones entre lo que dice defender un gobierno o un estado y lo que hace en la práctica, son tan grandes que, su conocimiento, haría socavar —aún más— la credibilidad y la confianza del pueblo en la clase dirigente.

Por eso es tan importante para el poder mantenernos alejados de este tipo de disquisiciones. Un ejemplo, Estados Unidos quiere proyectarse a sí mismo como un exportador de democracia. Si la opinión pública fuese consciente de las dictaduras y tiranías que su país ha impuesto en el mundo y cómo lo ha hecho, su discurso no le duraría un segundo, pero ni en el exterior, ni tampoco en el interior. De saberlo, a pocos norteamericanos se les ocurriría izar orgullosos una bandera de barras y estrellas en la puerta de casa al comenzar el día.

Yemen sufre, desde su reunificación en 1990 entre la República Árabe del Yemen (Norte) y la marxista República Democrática Popular (Sur) muchas tensiones no resueltas, tanto internas, de carácter político y étnico confesional, como externas. El país ha sido objeto de constantes invasiones por parte de Arabia Saudí, que siempre ha pretendido apropiarse de todo su territorio. De hecho, ocupa impunemente desde los años 30 del pasado siglo hasta hoy, regiones costeras del noroeste yemení gracias al apoyo británico.

Los últimos episodios de inestabilidad en el país se relacionan con las «primaveras árabes» organizadas desde occidente para controlar la región. En 2011, las revueltas y la espiral de represión y violencia provocaron la caída del presidente Saleh, quien dimitió en favor del vicepresidente al Hadi. La insurrección no terminó ahí, todo lo contrario. 

Los houthies, un indómito pueblo norteño de confesión chií alzado en armas, apoyado por facciones del ejército y población suní, conquistó la capital, haciendo dimitir y huir a Hadi a Adén y luego a Arabia Saudí. Posteriormente, seguramente asesorado por los saudíes, dijo revocar su dimisión anterior (cuando ya no era nadie) y pidió a sus patronos ayuda para acabar con la insurrección revolucionaria. 

En 2015, Arabia Saudí creó una coalición para tratar de restituir a su títere en el poder, aun a costa de provocar decenas de miles, quizá centenares de miles de muertos, la destrucción total del país y la irrupción de al Qaeda y el Estado Islámico en amplias regiones de Yemen.

Lo que parecía que iba a ser un paseo militar de varios ejércitos regulares, apoyados por miles de mercenarios pagados con montañas petrodólares, pronto se convirtió en un verdadero pantanal en el que Arabia Saudí ha sufrido multitud de humillaciones en su propio territorio, invadido en numerosas ocasiones por los rebeldes houthies de Ansarolá.  

Miles de mercenarios occidentales han muerto, son entrenados por Israel en campos secretos del Neguev y pagados generalmente con dinero emiratí. Muchos de ellos, como los ex-militares y narcoterroristas colombianos implicados en el conflicto, han vuelto a sus países de origen, apabullados por la feroz resistencia yemení.

Para tratar de controlar un discurso que ya tienen cuesta arriba, muchos medios, siguiendo la política de comunicación de EEUU e Israel, acusan a Irán de armar a la resistencia chií, pretendiendo justificar así la presencia saudí y mostrarlo como un juego a dos. Pero jamás han podido demostrar ninguna de sus acusaciones. 
 
Un país absolutamente cercado, bloqueado y sitiado por tierra, mar y aire no tiene por dónde recibir cargamentos de armas y, más aún, sin que los ojos del Pentágono lo registren todo inequívocamente desde el cielo. Pero hasta la fecha no hay ni una sola prueba de ello. Todos son suposiciones basadas en una resistencia frente a los invasores que nadie habría esperado a priori. 
 
Todas las guerras son crueles en grado sumo, pero la guerra saudí contra Yemen es especialmente salvaje. Tras años de encubrimiento, la ONU ya reconoce que las víctimas civiles superan las 16.000, pero sin contar las muertes provocadas por la hambruna o por las enfermedades que han surgido por la falta de agua y medicinas agravadas por el criminal bloqueo.  

Save the Children admite que han podido morir en los últimos años alrededor de 85.000 niños y niñas durante la agresión, una cifra que, sumada a las víctimas directas, y que debería servir para establecer sanciones internacionales directas contra la coalición agresora —sobre todo contra Arabia Saudí— y juzgar a sus líderes, especialmente a MBS, ministro de la guerra, por crímenes de guerra.

Pero no, la legislación internacional sólo se aplica a los enemigos de Estados Unidos. Los aliados del imperio tienen patente de corso para violar todos los convenios y las disposiciones que protegen a la infancia o a los civiles en conflictos sin temor a ningún tipo de represalias. 

Arabia Saudí  tiene en sus manos la estabilidad del dólar como moneda de referencia y reserva mundial ligada a sus ventas de petróleo y juega con esa baza para doblegar al resto del mundo. 

Las enormes compras de armamento y las inversiones que hacen en el extranjero son otras armas de coerción importantes que usan como moneda de cambio para que hagan la vista gorda a las violaciones de los derechos humanos, dentro y fuera de sus fronteras.

Pero ¿qué persigue Arabia Saudí en Yemen? Ya hemos hablado de los apetitos expansionistas de los Saud. Se estima que Riad extrae ilegalmente el 65% del petróleo yemení a través de pozos situados en las inmediaciones de las fronteras con la colaboración de la empresa francesa Total y la complicidad del expresidente al Hadi. Algunas fuentes aseguran que las reservas yemeníes podrían ser mucho mayores que las saudíes. 

Por si fuera poco, Arabia Saudí pretende exportar su crudo a través de un gasoducto que vaya desde Hadramaut al puerto yemení de Adén, evitando así el Golfo Pérsico y el Estrecho de Ormuz, controlados desde el norte por Irán. Como siempre, las reservas petroleras y la geopolítica del transporte del crudo están detrás de la mayoría de los conflictos mundiales.

Como en el caso de Siria, tratarán de hacernos ver que lo que sucede en Yemen es una guerra civil. Pero no hay dos bandos nacionales luchando entre sí como tales. La estructura de país está del lado de los houthies y sus aliados. En el sur existe sólo un conglomerado de invasores, mercenarios y terroristas que mantienen invadida a una población que no tiene clara qué será de ella en el futuro. Muchos creen que el país ya no volverá a estar unido jamás. Esperemos que se equivoquen.


(*) Analista internacional español, experto en conflictos MENA