jueves, 20 de diciembre de 2018

Erdogan promete apoyar a Irán contra las sanciones "ilegales" de EEUU


ANKARA.- El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha calificado hoy de "ilegales" las sanciones impuestas por Estados Unidos a Irán y ha prometido apoyar al país vecino en este conflicto.

"Repito que no aprobamos las sanciones contra Irán. Seguiremos apoyando a Irán, como buen vecino, contra las sanciones que consideramos ilegales", dijo Erdogan en una comparecencia ante la prensa junto a su homólogo iraní, Hassan Rohaní.
Erdogan recordó que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) "ha confirmado varias veces que Irán ha cumplido con sus obligaciones, pese a lo cual Estados Unidos se ha retirado del acuerdo".
"No nos parece correcto este paso", dijo Erdogan en la comparecencia, transmitida en directo por la cadena NTV.
"Las sanciones de EEUU son terroristas. EEUU intenta asustar a otros países para que se sumen a las sanciones. Agradezco a Turquía y a Erdogan su postura clara contra esta acción unilateral, ilegal y cruel", dijo, por su parte, Rohaní.
Respecto a Siria, ambos líderes subrayaron su "buena colaboración" en el proceso de Astaná, iniciado el año pasado junto a Rusia, para estabilizar el país en conflicto.
"Hoy hemos decidido continuar con esta cooperación. El próximo encuentro se hará en Rusia. Pensamos exactamente igual en lo que respecta a la importancia de preservar la integridad territorial de Siria", dijo Rohaní.
Ninguno de los dos mandatarios mencionó los planes de Turquía, anunciados la semana pasada por el propio Erdogan, de lanzar una amplia operación militar contra las milicias kurdas en el noreste de Siria.
Esta opción parece más verosímil desde que el presidente de EEUU, Donald Trump, anunciara ayer la retirada de las tropas norteamericanas de Siria, pero las autoridades de Ankara todavía no se han pronunciado al respecto.
Hoy mismo el ministro de Defensa turco, Hulusi Akar, dijo que su Ejército "enterrará" a los miembros de la milicia kurdosiria de las YPG, aliada de Washington, que permanezcan en zonas fronterizas con Turquía.
El ministro turco reiteró que el Ejército avanza en la preparación de esa ofensiva contra las milicias kurdosirias, que Ankara considera terroristas por su vinculación con el proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda en Turquía.

El Secretario de Defensa da un portazo cuando Trump saca tropas de Siria y Afganistán

WASHINGTON.- El secretario de Defensa Jim Mattis renunció el jueves en medio de un coro de protestas contra la decisión del presidente Donald Trump de retirar las tropas estadounidense de Siria y reducir el contingente desplegado en Afganistán.

Trump defendió el jueves el retiro de sus 2.000 soldados en Siria por considerar que Estados Unidos ya no quiere ser el "policía de Medio Oriente" e insistió con que el grupo Estado Islámico (EI) ya está derrotado.
Pero Trump quiere ir más lejos. El presidente decidió reducir el contingente estadounidense desplegado en Afganistán, dijo una fuente que pidió anonimato.
"La decisión fue tomada. Habrá una retirada significativa", dijo la fuente.
Actualmente, Estados Unidos tiene cerca de 14.000 tropas en ese país, algunas en misión de la OTAN como apoyo a las fuerzas afganas y otras en operaciones de lucha antiterrorista.
Mattis, un general retirado visto como una fuerza moderadora en el impulsivo presidente, hizo pocos esfuerzos por ocultar sus desacuerdos con Trump.
"Usted tiene el derecho de tener un secretario de Defensa cuyos puntos de vista estén mejor alineados con los suyos...creo que lo correcto para mí es renunciar a mi cargo", dijo Mattis en una carta a Trump.
Mattis elogió a la coalición para derrotar al Estado Islámico y también defendió a la OTAN, la alianza militar entre América del Norte y Europa cuya rentabilidad ha sido cuestionada por Trump.
"Mis puntos de vista sobre cómo tratar a los aliados con respeto y también a tener en cuenta tanto a los actores malignos como a los competidores estratégicos están fuertemente respaldados e informados por más de cuatro décadas de inmersión en estos temas", escribió Mattis.
Trump, quien se rodeó de ex militares y se dijo que estaba impresionado por el académico y calmado Mattis, de 68 años, fue diplomático cuando anunció su salida. Escribió en Twitter que el secretario de Defensa había logrado "un progreso tremendo".
Mattis prestará servicios hasta fines de febrero, lo que le dará a Trump una breve ventana para nombrar un sucesor que puede ser confirmado por el Senado.
"¿Quiere Estados Unidos ser el policía de Medio Oriente, para no obtener NADA e invirtiendo vidas valiosas y miles de millones de dólares (...)? ¿Queremos estar ahí para siempre? Es tiempo de que otros peleen finalmente", tuiteó el mandatario al declarar la victoria sobre el grupo extremista Estado Islámico, el miércoles.
La retirada de Estados Unidos hará que Rusia, que ha desplegado su poder aéreo en apoyo del presidente sirio Bashar al Asad, sea la potencia global prominente en el conflicto.
El presidente ruso, Vladimir Putin, quien ha descrito la caída de la Unión Soviética como un desastre geopolítico histórico, ve a Siria, la aliada de Moscú desde hace mucho tiempo, como un activo clave para preservar la influencia en el Medio Oriente.
Rusia consideró "justa" la decisión de Trump. "Donald tiene razón, estoy de acuerdo con él", dijo, sobre el retiro de unos 2.000 soldados estadounidenses de Siria.
El régimen chiíta de Irán también ha respaldado enérgicamente a Asad, a diferencia de Turquía.
Desde 2014, el EI ha perdido la mayor parte de su autoproclamado "califato" ante las sucesivas ofensivas.
Pero Francia, Reino Unido y Alemania, aliados de Estados Unidos en la lucha contra el EI y objetivos regulares de acciones terroristas atribuidas al grupo, no coinciden con Trump en que ha sido derrotado.
"El EI retrocede pero la amenaza no ha terminado", dijo el ministro de Exteriores de Alemania, Heiko Maas.
En París y Londres, principales aliados sobre todo en las operaciones aéreas, insistieron en que la campaña militar contra el EI continúa.
La continuidad de la campaña aérea, en la que Estados Unidos y sus aliados han pasado años atacando blancos de EI en todo el país, es foco principal de incertidumbre tras el anuncio de Estados Unidos.
Este jueves, Rebecca Rebarich, portavoz del Pentágono, dijo que el ejército estadounidense continuará sus operaciones aéreas en Siria mientras haya tropas en tierra
"En cuanto a lo que pasará después de la salida de las tropas, no especulamos sobre operaciones futuras", dijo.
El secretario de Estado Mike Pompeo dijo que Washington tiene la intención de seguir combatiendo al EI "ya sea en Siria o en cualquier otro lugar".
Turquía e Irán, dos actores clave en Siria, hablaron este jueves del impacto potencial de esta retirada durante una reunión en Ankara de sus presidentes, Recep Tayyip Erdogan y Hasán Rohani.
"La integridad territorial de Siria debe ser respetada por todas las partes", dijo Rohani, en momentos en que la creciente autonomía de los kurdos sirios preocupa a Turquía.

Yemen: la mayor vergüenza de la década

MADRID.- El sistema de seguridad internacional arrastra muchos fracasos y alguna que otra vergüenza de envergadura sonrojante. De muy distinta índole y naturaleza, por supuesto. Todos importan, en todos sufren sobremanera millones de seres humanos y muchos son evitables o limitables. Pero en algunos de ellos la incuria o el desprecio se hacen más escandalosos, se escribe en www.nuevatribuna.es.

Si echamos la vista no demasiado atrás, cada década -por establecer un ranking ficticio del dolor- nos ofrece casos de sobresaliente gravedad. Vietnam y Biafra (en los 60); Bangladesh y Líbano (en los 70), Centroamérica, Afganistán y el cuerno de África (en los 80); Rwanda, Congo, la antigua Yugoslavia y Chechenia (en los 90); Irak (en el arranque del siglo XXI); y en está década que concluye, el drama de la minoría Rohingya en Birmania, Siria y, sobre todo, la guerra de Yemen.
La guerra de Yemen, como casi todas las que atormentan el Oriente Medio, presenta causas complejas, difíciles de resumir en poco espacio/tiempo. Como suele ocurrir, todos los actores involucrados, en mayor o menor medida, son responsables, ya sean en su acción sobre el terreno, como inductores y/o protectores.
Yemen es un país fracturado. O un estado fallido, en la jerga de las cancillerías o y think-tanks. Junto a Siria o Libia, ha sido uno de los ejemplos de la deriva catastrófica de la impropiamente denominada primavera árabe
Territorio supuestamente benigno en una zona de terribles condiciones climatológicas (la Arabia feliz de los romanos), Yemen ha sido casi siempre objeto de ambiciones y codicias de sus poderosos vecinos.
En el tiempo presente, dos grandes potencias regionales, Irán y Arabia Saudí (ésta última con el respaldo activo de su aliado regional, los Emiratos) han convertido el país en un sangriento y devastado campo de batalla.
La revuelta democrática árabe de 2011 prendió también en Yemen, El entonces presidente Saleh, protegido de los saudíes, fue contestado en la calle, en parte por las adversas condiciones de la vida que soportaba la población. 
El autócrata resultó sacrificado en beneficio de su segundo, Abd-Rabbo Mansur Hadi, un hombre débil y sin base de poder: una marioneta. Saleh, al frente de tribus y comunidades agraviadas, se alió con sus hasta entonces enemigos houthies, una minoría de confesión zaidí (versión local del chiísmo), para intentar recuperar el poder.
Los saudíes y emiratíes, alarmados por lo que contemplaron, de manera exagerada, como una injerencia de los ayatollahs iraníes, se comprometieron a fondo en la guerra, en apoyo de su nuevo hombre de paja. 
La guerra se regionalizó irremediablemente. En realidad, se internacionalizó, desde el punto y hora en que la administración Obama decidió apoyar, siquiera materialmente, a sus aliados saudíes, en un intento fallido por demostrarles que el acuerdo nuclear con Irán no desatendía los compromisos estratégicos de Washington con Riad.
Obama se arrepintió muy pronto de este error lamentable. El cambio de guardia en palacio elevó al megaheredero Mohamed Bin Salman (MBS), que se convirtió en gran factótum de la acción militar. Lo que éste concibió como una gran operación de prestigio terminó resultando un fiasco clamoroso y una espantosa pesadilla humanitaria, debido a una estrategia de tierra quemada que ha machacado a la población civil. 
Pese a una superioridad abrumadora, los houthies han resistido. Se han hecho fuertes en la capital, Sanaa, han aguantado el asedio de los Emiratos en el puerto occidental de Hodeida (punto de entrada del 70% de las importaciones del país y vía de acceso de la ayuda humanitaria) y han cobrado una altura inesperada como combatientes. 
Irán, patrón lejano, no participante directo en la guerra, ha conseguido debilitar a su rival sin comprometer tropas ni prestigio. Las dos petromonarquías del Golfo han arruinado su escaso crédito como naciones civilizadas al practicar en Yemen un auténtico crimen de guerra, en opinión de numerosas instituciones independientes.
Trump pretendió proporcionar oxígeno a los saudíes, halagándolos hasta la náusea, cuando desde no pocas instancias nada sospechosas de hostilidad hacia el trono absolutista se recomendaba distanciamiento. Tuvo que ocurrir el monstruoso asesinato del periodista disidente Khashoggi para que se abriera paso un viraje significativo. 
Los republicanos han hecho finalmente de tripas corazón y han hecho valer su mayoría en el Senado para sacar adelante una resolución que prohíbe la venta de armas que los saudíes emplean en Yemen
Esta iniciativa se ha solapado, no por casualidad, con la iniciativa diplomática más sólida hasta la fecha, comandada por la ONU. Lejos aún de unas negociaciones de paz, la comunidad internacional ha muñido un acuerdo del alto el fuego en Hodeida, el punto más caliente de la guerra en estos momentos. Sin embargo, como era de esperar, el silencio de las armas se deja esperar.
Hasta aquí un resumen apretado de los hechos. El corolario de la guerra deja un balance pavoroso. En estos cuatro años de conflicto bélico han muerto más de diez mil personas, la inmensa mayoría civiles. Las tres cuartas partes de la población, unos 22 millones de personas, se encuentran en riesgo altísimo de perecer de hambre y/o de enfermedades como el cólera y otras. La infraestructura del país está destruida casi por completo. El tejido productivo se ha hecho añicos y tardará años en rehacerse. Los reportajes de Declan Walsh en The New York Times, entre otros, son aterradores.
Yemen se ha ganado la triste consideración de mayor catástrofe humanitaria del momento, debido a la actuación saudí (sin olvidar la iraní, por supuesto), y la necesaria complicidad norteamericana. 
Como ahora reconocen muchos analistas, Washington podría haber evitado, primero, y concluido, más tarde, este conflicto sólo con embridar a la casa Saud. Obama no se atrevió, o lo hizo tarde y tímidamente. Trump alentó y ahora, avergonzado por el caso Khashoggi, deja que sus colaboradores y sus socios políticos actúen con más propiedad.
En uno de los artículos más reveladores escritos recientemente sobre la guerra de Yemen, Jeffrey Feltman, subsecretario de Estado con Obama y luego alto cargo de la ONU, admite que los “Estados Unidos y otras potencias cerraron los ojos ante las consecuencias de la intervención saudí” y sostiene que “la única forma expeditiva de concluir esta guerra” es presionar a Arabia Saudí para que suspenda su campaña militar de forma unilateral y retar a los houthies a que actúen en consecuencia”.
Se trata de una posición compartida por otros analistas. Bruce Riedel, un veterano responsable de la CIA con un profundo conocimiento de los desaguisados norteamericanos en la región, sostiene que Washington podría haber acabado de un plumazo con la pesadilla simplemente con no proporcionar las piezas de las máquinas de guerra, lo que hubiera dejado a los aviones saudíes y emiratíes en tierra.
Aparte de detener la guerra (objetivo aún por conseguir), preocupa y mucho la estabilización posterior (con el antecedente de Libia como referencia). Daniel Byman avizora un catálogo de peligros (ruptura definitiva del país con la repetida secesión del sur y fortalecimiento de las facciones yihadistas). 
En línea con la corriente de pensamiento que contempla a Irán como la gran amenaza regional, Byman considera que, con la guerra concluida, los Estados Unidos pueden reconducir la ayuda a sus protegidos saudíes sobre bases mejor fundadas, con el objetivo de frenar el supuesto expansionismo de Teherán en la región. 
Otro analista, Dana Stroul, detalla los retos que tendrá que abordar la misión diplomática de la ONU.
Cabe preguntarse si el complejo político, militar, diplomático e intelectual norteamericano ha sacado todas las conclusiones de ocho décadas de alianza con el régimen absolutista saudí. Todo indica que se encuentra atrapado en una lógica de interdependencia, obsoleta y notoriamente perjudicial para sus intereses.

El petróleo de Texas baja un 4,8 % y cierra en 45,88 dólares el barril

NUEVA YORK.- El precio del petróleo intermedio de Texas (WTI) bajó hoy un 4,8 % y se situó en 45,88 dólares el barril, una nueva caída pronunciada del crudo que entra en valores de hace 17 meses debido la preocupación por un exceso de oferta, en paralelo a la caída de Wall Street por la subida de tipos de interés.

Al final de las operaciones a viva voz en la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), los contratos futuros del WTI para entrega en el mes de enero restaron 2,29 dólares respecto a la sesión anterior.
Los precios del petróleo se desplomaron a sus niveles más bajos en más de un año -este 2018 ha bajado un 24 %- lo que agravó una venta masiva impulsada por las preocupaciones sobre el exceso de oferta a medida que los mercados bursátiles caían por el aumento de tipos de interés en Estados Unidos decretados ayer.
El mercado del oro negro está lidiando con la creciente oferta de los tres principales productores del mundo, Estados Unidos, Rusia y Arabia Saudí, en un momento en el que se espera que la demanda de petróleo crezca menos de lo que se esperaba anteriormente, sobre todo ante el temor a una desaceleración del crecimiento económico internacional.
Mientras, los contratos de gasolina con vencimiento en enero restaron más de seis centavos, hasta 1,322 dólares el galón, mientras que los de gas natural, con vencimiento el mismo mes, retrocedieron casi dos centavo, hasta los 3,58 dólares por cada mil pies cúbicos.

El petróleo Brent baja un 5,04 %, hasta 54,35 dólares

LONDRES.- El precio del barril de crudo Brent para entrega en febrero cerró hoy en el mercado de futuros de Londres en 54,35 dólares, un 5,04 % menos que al término de la sesión anterior y su nivel más bajo en los últimos 15 meses.

El petróleo del mar del Norte, de referencia en Europa, acabó la jornada en el International Exchange Futures con una bajada de 2,89 dólares respecto a la última negociación, cuando cerró en 57,24 dólares.
El precio del Brent volvió a desplomarse después de ayer experimentara un ligero repunte del 1,74 %, ante el temor de los inversores a un exceso de oferta.
Esto podría generar, apuntan los analistas, una pugna por participación de mercado entre los exportadores de crudo.
Los mercados parecen cuestionar si la medida impulsada por la Organización de Países Exportadores de Petróleo y otros grandes productores para recortar la producción los primeros seis meses de 2019 va a resultar efectiva.