sábado, 24 de noviembre de 2018

El heredero saudí inicia en Abu Dabi su primer viaje al exterior tras el ‘caso Khashoggi’

DUBÁI.- El príncipe heredero y gobernante de hecho de Arabia Saudí, Mohamed Bin Salmán, ha iniciado este viernes en Abu Dabi una gira por varios países árabes, de camino a su participación en el G-20 en Buenos Aires. El viaje, el primero que hace fuera del reino desde que estallara el caso Khashoggi, se interpreta como un intento de contrarrestar el daño que el asesinato del periodista ha causado a su imagen y mostrar la solidez de su liderazgo. La principal prueba llegará cuando coincida con el resto de los dirigentes mundiales en Argentina, según pronostica el diario español El País.

El asesinato de Jamal Khashoggi en el Consulado saudí en Estambul a principios de octubre desató una condena global, pero hasta ahora no ha habido medidas visibles de castigo hacia Arabia Saudí o su heredero.
 Ni siquiera por parte de Turquía, el país que más claramente ha aludido a la responsabilidad de este en el ominoso asunto. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ya ha dicho que no ve motivo para reunirse con él durante el G-20.
En el otro extremo, el presidente de EE UU, Donald Trump, ha dejado claro que no le importa su implicación mientras siga comprándole armamento. Está por ver qué acogida van a darle los europeos, cuyo reproche por el asesinato no se ha traducido en un embargo de armas y para quienes su presencia en Buenos Aires supone una pesadilla diplomática.
MBS, como se conoce al príncipe, llega a la cita con la cabeza alta. Por más que académicos y periodistas hayan especulado con el malestar en la familia real y las supuestas gestiones de algunos miembros para apartarle de la sucesión, no hay indicios de cambios. 
Al contrario, incluso quienes se mostraron críticos con su designación como heredero, como el príncipe Ahmed (único hermano de padre y madre del rey vivo), han dado muestras públicas de apoyo. El propio monarca ha tomado medidas para atajar cualquier especulación.
El rey Salmán respaldó a su hijo durante un discurso el pasado lunes, en el que, sin hacer referencia directa al asesinato de Khashoggi, elogió la labor del fiscal general del reino. Apenas cuatro días antes, este había exonerado completamente al heredero
Pero ya antes había hecho otros gestos para neutralizar el malestar de aquellos afectados por su estilo impetuoso. Celebró una amplia recepción con miembros de la familia real, dejó en libertad a dos destacados príncipes que permanecían detenidos desde la purga del Ritz Carlton, e incluso ha logrado que el imam de la Gran Mezquita de La Meca elogie a MBS “como un gran reformista enviado para revitalizar la fe”.
Tanto o más significativo ha sido la inesperada visita real a las provincias de Qasim, Hail y Tabruk. El rey y su hijo se han reunido con dignatarios locales, y anunciado una lluvia de millones para el desarrollo de proyectos que significa una vuelta a los usos clientelares (y de dependencia del petróleo) que MBS quería desterrar con sus reformas
Finalmente, Salmán ha encomendado a su hijo el actual viaje “debido a su afán de profundizar los lazos del reino a nivel regional e internacional”.
Al igual que la visita a las provincias, la gira internacional del heredero saudí parece estar organizándose sobre la marcha. De hecho, a pesar de asegurar que responde “a invitaciones”, la agencia oficial, SPA, solo ha anunciado la primera escala en Abu Dabi. 
Allí ha sido recibido por el jeque Mohamed Bin Zayed (MBZ), hombre fuerte de Emiratos Árabes Unidos (EAU) en cuanto heredero de Abu Dabi aunque sin ningún cargo en el Gobierno del país. Pero MBZ no es únicamente un aliado sino que está considerado el mentor de MBS
Bajo su batuta ambos países han alineado sus políticas no solo frente a Irán o los islamistas, sino más significativamente contra Qatar.
En la cuenta de Twitter del emiratí se ha informado de que los dos líderes han conversado sobre “asuntos regionales e internacionales de interés mutuo”. A falta de información de más enjundia, resulta seguro apostar porque ambos han evaluado las presiones que están recibiendo para acabar con la guerra en Yemen y el embargo a Qatar. 
Respecto a la primera, ya se han visto movimientos que alientan la esperanza de obtener al menos una tregua humanitaria. Respecto al segundo, hay más dudas.
No está claro cuál será la siguiente escala de MBS. El periódico tunecino Business News dice que se le espera en Túnez el martes, a invitación del presidente, Béji Caïd Essebsi, aunque no ha habido anuncio oficial. 
Otras paradas que se habían rumoreado eran Brasil y Rusia, pero esta última resulta innecesaria ya que el heredero saudí se encontrará con el presidente Vladimir Putin en Buenos Aires.

Trump decidió no castigar a Arabia Saudí tras una millonaria oferta nuclear

WASHINGTON.- En los días en que la CIA llegaba a la conclusión de que el responsable último del asesinato del periodista Jamal Khashoggi era el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, este último lanzó su más ambicioso proyecto hasta la fecha: dotar al reino de su propia energía nuclear

Para la construcción de una central nuclear adquiriría diseños y material norteamericanos por valor de 80.000 millones de dólares, algo que le comunicó personalmente a la Casa Blanca. Días después, tras recibir los informes detallados de la CIA sobre el papel de la corona saudí en el asesinato del periodista, que vivía exiliado en EE.UU. y trabaja para el diario norteamericano «The Washington Post», Donald Trump emitió un incendiario comunicado en el que renunciaba públicamente a cualquier sanción sobre Riad y reiteraba su apoyo al príncipe, de quien dijo que «podría ser responsable o no».
El volumen de las inversiones saudíes en EE.UU. ha sido determinante y ha llevado a Trump a priorizar el comercio sobre la defensa internacional de los Derechos Humanos. En público, el presidente ha dicho que su buena voluntad ha reducido ya el precio del crudo, pero en realidad esa es una razón secundaria. EE.UU. compra el 40% de su petróleo a Canadá, frente a un 9% de procedencia saudí.
Como suele hacer, el presidente norteamericano ha exagerado las cifras del comercio saudí. Ha dicho en repetidas ocasiones que Riad va a invertir en los próximos años en EE.UU. hasta 450.000 millones de dólares de los que 150.000 corresponden a la compra de armamento. 
 De momento, según el Pentágono, sólo se han materializado pagos de 14.500 millones, una cifra ya elevada, pero exigua comparada con esos compromisos.
Por eso, a medida que la CIA estrechaba el cerco sobre palacio, Bin Salman hizo llegar a Trump sus planes de desembolsar 80.000 millones para su gran proyecto energético en el reino, que incluye centrales nucleares con 16 reactores y un fuerte impulso a las renovables. El diario «The New York Times» reveló ayer el volumen de esas inversiones, que han causado inquietud en las agencias de inteligencia, la oposición y el partido del presidente.

Normas internacionales

Cinco senadores republicanos, liderados por Marco Rubio, han pedido por carta a Trump que suspenda los contactos nucleares con Arabia Saudí. «Dados los esfuerzos de su Administración en presionar al régimen iraní para que desista del enriquecimiento de uranio y del procesamiento de plutonio, creemos que es de importancia capital que el reino de Arabia Saudí acepte y respete las normas más estrictas de adecuada conducta nuclear», dicen en la carta, enviada a finales de octubre.

Después de que la CIA llegara a la conclusión de que Bin Salman ordenó el asesinato de Khashoggi, esas presiones sobre Trump se han redoblado. «Vistos los recientes actos de los líderes saudíes, está claro que cualquier cooperación nuclear con el reino de Arabia Saudí es contraria a los intereses y valores de EE.UU.», ha dicho el senador demócrata Edward Markey en otra carta dirigida al presidente en la que destaca la contradicción de querer coartar los planes nucleares de Irán a la vez que se comparte tecnología norteamericana con Riad.
Bin Salman dijo en marzo que si Irán desarrolla su propio armamento nuclear, Arabia Saudí hará lo mismo. A pesar de que Trump ha reanudado las sanciones contra Irán que suspendió Obama, el Príncipe heredero saudí ha mantenido sus planes y de hecho ha comunicado a Washington que su intención es desarrollar allí mismo el combustible fisible que se necesita en las centrales nucleares, ya que el país cuenta con reservas de uranio.
Si un país se dota de la capacidad de enriquecer uranio, puede desarrollar una bomba nuclear con facilidad. Basta incrementar el enriquecimiento de uranio de un 4% de fuerza necesario para uso civil y energético a un 90%. Y Arabia Saudí ya cuenta con misiles que tienen capacidad nuclear, adquiridos a lo largo de las pasadas décadas.

Ambiciones geoestratégicas

En una comparecencia en el Capitolio en marzo, el secretario de Energía, Rick Perry, se negó a dar detalles sobre los contactos del Gobierno de EE.UU. con Arabia Saudí sobre desarrollo nuclear, que él mismo lidera. Sí dijo posteriormente que si no es EE.UU. quien vende el material necesario a sus aliados en Riad, estos procederán a comprarlo, con esas inversiones multimillonarias, a China o Rusia.

De momento, sólo cuentan con armas nucleares EE.UU., Rusia, China, Francia, Reino Unido, Israel, India, Pakistán y Corea del Norte. Muchos otros países tienen plantas de energía nuclear y de hecho Emiratos Árabes Unidos está construyendo cuatro reactores con diseño y material surcoreano. La diferencia son las ambiciones geoestratégicas saudíes y su intervencionismo en la región. Desde 2015 lidera una coalición armada en Yemen, donde se enfrenta a milicias apoyadas por Irán.
Tras el asesinato de Khashoggi el 2 de octubre en el consulado saudí de Estambul, la CIA recibió informes detallados de sus homólogos turcos, incluidas decenas de grabaciones y cientos de fotos que demuestran que un comando de 15 soldados y agentes saudíes fueron enviados a matar al disidente. 
Su conclusión es que la operación fue ordenada por la corona saudí, que cambió varias veces su versión de los hechos. Pasó de negarlos a atribuir la muerte de Khashoggi a un error o la decisión unilateral de asesores de Bin Salman. Este último ha prometido investigar los hechos hasta el final, algo que Trump cree o que al menos aparenta creer.