PARÍS.- Las inversiones globales no se
orientan de forma suficiente hacia las energías de bajas emisiones que
permitan cumplir los objetivos del Acuerdo de París sobre el clima,
según la AIE, ante el estancamiento en 2018 del dinero dedicado a la
eficiencia energética y la caída para las renovables.
En
su informe anual de inversiones publicado este martes, la Agencia
Internacional de la Energía (AIE) explica que la parte que se dedica
actualmente a sistemas de bajas emisiones representa apenas un 35 %,
cuando en el escenario que permitiría cumplir el acuerdo de París
tendría que subir al 65 % para 2030.
El pasado ejercicio las inversiones en el sector
energético se mantuvieron estables respecto a las de 2017, con 1,85
billones de dólares, tras tres años de caídas, pero con una evolución
que alimenta esa inquietud.
En primer lugar porque
hubo un incremento del 4 % en nuevas prospecciones de petróleo y de gas
(505.000 millones de dólares), alentadas por el encarecimiento del
barril de crudo y por el tirón de los yacimientos de esquistos, algo que
debe marcar una inflexión en 2019
Además, también
crecieron -por primera vez desde 2012- un 2 % hasta 80.000 millones de
dólares, sobre todo en China e India, las partidas para el
aprovisionamiento de carbón, el combustible fósil que genera más
emisiones de dióxido de carbono (CO2), principal gas de efecto
invernadero.
Es verdad que los proyectos en centrales
eléctricas de carbón se redujeron un 3 %, pero los cerca de 60.000
millones de dólares del pasado año indican que si a pesar de todo se
sigue invirtiendo en plantas de ese combustible, con un largo ciclo de
vida, es porque subsiste la impresión de que las aportaciones de fuentes
con bajas emisiones (renovables o nuclear) no cubrirán la demanda.
Por
eso la agencia hace notar que sin tecnología de captura de CO2 o sin
incentivos para cerrar de forma anticipada las centrales de carbón
-concebidas para durar decenas de años- sus emisiones contaminantes van a
seguir pesando mucho tiempo en el futuro.
También
subraya que los montos dirigidos a la eficiencia energética se
estancaron en 2018 por segundo año consecutivo con 240.000 millones de
dólares por un descenso del 2 % en las medidas destinadas a los
edificios (básicamente el aislamiento térmico).
Los
fondos destinados a la electricidad cayeron un 1 %, en lo que influyó el
repliegue (del 1 %) de la inversión en renovables por efecto de una
evolución nula de nuevas capacidades puestas en servicio unida a unos
costos unitarios a la baja.
Lo que está detrás de ese
repliegue en las renovables es un cambio de políticas en China, con
menos incentivos para la energía solar fotovoltaica. Al margen del
gigante asiático, las renovables en el resto del mundo continuaron
progresando un 5 %.
De acuerdo con las proyecciones de
la AIE, para alcanzar las metas del Acuerdo de París y limitar el
calentamiento global a dos grados para mediados de siglo, las
inversiones en renovables tendrían que haber sido el doble en 2018.
Estados
Unidos ha sido el responsable de buena parte del aumento de la
inversión en esta década, por los proyectos petroleros y gasísticos,
pero también eléctricos. Eso volvió a cumplirse en 2018, cuando alcanzó
los 350.000 millones de dólares.
China, pese al
recorte del 7 % en los tres últimos años, sigue siendo el primer mercado
mundial, pero con menos de 400.000 millones y su patrón se ha ido
modificando de forma significativa.
Desde 2015, sus
inversiones en nuevas plantas de carbón han experimentado un bajón del
60 % en favor de energías de bajas emisiones y al mismo tiempo las
orientadas a la eficiencia energética han crecido un 6 %.
En
Europa, la reducción en los últimos tres años ha sido del 7 % hasta
poco más de 200.000 millones de dólares y casi un 60 % de esa cifra
hacia energías de bajas emisiones, un porcentaje en constante aumento.
La
eficiencia energética en Europa es la única partida que progresa. Las
renovables han cedido terreno en datos absolutos, pero eso se debe al
abaratamiento del costo unitario de las nuevas instalaciones: en
términos relativos ya representan en torno al 80 % de los gastos en
generación.
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