LONDRES.- El primer ministro británico, David Cameron, calificó hoy de muy
preocupante la tensión entre Irán y Arabia Saudita tras la reciente
ejecución en este último país de 47 personas, entre ellos un líder
religioso chiita.
El jefe de gobierno expresó su condena a la aplicación de la pena de
muerte en la nación árabe mientras líderes del opositor partido
laborista llamaron a que Reino Unido cese la cooperación en materia
judicial con ese país, su principal aliado y socio comercial en Medio
Oriente.
En declaraciones a la prensa, Cameron manifestó que la aplicación por Riad el pasado sábado de la máxima condena contra el clérigo chiita Nimr Baqr Al-Nimr y otras 46 personas representa una amenaza para la estabilidad en esa región, la cual resulta absolutamente esencial para solucionar la crisis en Siria.
El gobierno iraní culpó este lunes a Arabia Saudita de la actual confrontación bilateral la cual, según indica, se desató tras la muerte del jeque Al-Nimr, que provocó ataques de religiosos chiitas contra la embajada saudita en Teherán y el consulado de ese país en la ciudad de Mashhad.
Como respuesta inmediata, el canciller de Arabia Saudita, Adel Al-Jubeir, anunció el rompimiento de las relaciones diplomáticas y dio 48 horas al personal iraní para abandonar ese Estado árabe, lo que Teherán consideró una decisión apresurada.
En declaraciones a la prensa, Cameron manifestó que la aplicación por Riad el pasado sábado de la máxima condena contra el clérigo chiita Nimr Baqr Al-Nimr y otras 46 personas representa una amenaza para la estabilidad en esa región, la cual resulta absolutamente esencial para solucionar la crisis en Siria.
El gobierno iraní culpó este lunes a Arabia Saudita de la actual confrontación bilateral la cual, según indica, se desató tras la muerte del jeque Al-Nimr, que provocó ataques de religiosos chiitas contra la embajada saudita en Teherán y el consulado de ese país en la ciudad de Mashhad.
Como respuesta inmediata, el canciller de Arabia Saudita, Adel Al-Jubeir, anunció el rompimiento de las relaciones diplomáticas y dio 48 horas al personal iraní para abandonar ese Estado árabe, lo que Teherán consideró una decisión apresurada.
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