ORMUZ.- La isla iraní de Ormuz, conocida
también por su matiz de colores como la isla del arco iris, es un lugar
paradisiaco ubicado en un punto conflictivo, centro de las actuales
tensiones entre Irán y Estados Unidos.
Situada en el
golfo Pérsico, justo en el estratégico estrecho de Ormuz, cuenta con una
naturaleza original de gran interés turístico, principalmente por la
diversidad de los 72 colores que decoran su orografía de capas de
sedimento volcánico y sal.
Con un total de 42 kilómetros cuadrados, recibe
anualmente a alrededor de 50.000 turistas, que se animan a visitar sus
costas, valles, cuevas y montañas de fantasía, aunque la situación
actual puede perjudicar seriamente a su economía.
Hosein
Deirestaní, el director ejecutivo de la agencia de viajes Fardis,
explicó que la población de Ormuz, de 7.000 habitantes, está
preocupada y hace continuamente "un seguimiento" de las noticias que
aparecen en los medios de comunicación y en las redes sociales.
"Todo
el mundo quiere saber qué han venido a hacer al golfo Pérsico los
nuevos buques militares estadounidenses, aunque desde las islas no se ve
ningún movimiento extraño", afirmó Deirestaní.
EEUU
ha anunciado en las últimas semanas el envío al golfo Pérsico del buque
de asalto anfibio USS Arlington, misiles Patriot, el portaaviones USS
Abraham Lincoln y bombarderos.
Este despliegue es
parte de su estrategia para presionar a Irán, país al que impuso nuevas
sanciones, entre ellas a las exportaciones petroleras, tras retirarse
unilateralmente del histórico acuerdo nuclear logrado en 2015 entre
Teherán y seis grandes potencias.
Las autoridades
iraníes han amenazado, por su parte, con cerrar el estrecho de Ormuz,
una de las rutas marítimas internacionales más estratégicas del mundo
entre Irán y Omán, por la que cruza una buena parte del petróleo
mundial.
Por ello, la isla de Ormuz, en la mitad del
estrecho, vuelve a ser un punto estratégico, algo que ya reconocieron
hace siglos los portugueses cuando construyeron allí una fortaleza, de
la que fueron expulsados por las tropas persas en 1622.
La
fortaleza portuguesa es uno de los lugares que visitan los turistas,
junto al valle del arco iris, la cueva de sal, las montañas nevadas o la
playa de la tortuga, donde la gama de colores va desde el blanco y el
amarillo, al rojo y el morado.
Su belleza natural, además de atraer turistas a la isla, sirve también para la industria de los productos de belleza.
Ali
Bazruj Hormozí, un habitante de Ormuz, explicó que la tierra
rojiza de la isla tiene propiedades "antioxidantes" y se usa para
"artículos de maquillaje como pintalabios y colorete".
"La
mayor parte de la tierra ha sido exportada y lamentablemente esa
ganancia no ha repercutido en la isla de Ormuz, o solo en una medida
diminuta", denunció Hormozí, que trabaja también como guía turístico,
que también se quejó de la falta de atención de las autoridades respecto
a la isla, en concreto del estado de las carreteras, y de la falta de
facilidades, como una clínica.
Y es que Ormuz es una
isla casi virgen, sin hoteles, aunque el turista se puede alojar en las
casas de algunos de sus residentes, y con comunicación en barco desde la
ciudad costera de Bandar Abas y desde la isla vecina de Qeshm.
De
los 50.000 turistas que visitan la isla cada año, solo unos 2.000 o
3.000 son extranjeros aunque, según Deirestaní, esta cifra iba en
aumento en los últimos meses debido a que la fuerte devaluación de la
moneda iraní ha convertido este destino en muy barato para los
extranjeros.
Ahora, debido a las altas temperaturas,
es temporada baja en las islas del golfo Pérsico, por lo que es difícil
evaluar el impacto que tendrá en el sector del turismo el tira y afloja
entre Irán y EEUU.
También depende de si esta reciente
escalada va a más o las aguas vuelven a su cauce, porque, como asegura
Deirestaní, "en caso de que se eleven las tensiones sin duda la llegada
de turistas, tanto iraníes como extranjeros, caerá directamente a cero".
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