PARÍS.- Tras el levantamiento de
sanciones, las multinacionales se lanzan a la carrera por el mercado de
Irán, un país rico en hidrocarburos y con infraestructuras desfasadas,
si bien su posición más o menos ventajosa depende de las relaciones de
su país de origen con Teherán.
Estados Unidos y la Unión Europea
anunciaron el levantamiento de las sanciones contra Irán, poco después
del visto bueno de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA)
el sábado por la noche a la entrada en vigor del acuerdo sobre el
programa nuclear iraní.
Tras el cierre de este acuerdo en julio,
alemanes, franceses e italianos han desplegado delegaciones políticas y
comerciales para intentar reconquistar el terreno perdido frente a
países emergentes (China y Turquía) y Rusia. Japón mantuvo incluso
relaciones cordiales con este país de 80 millones de habitantes durante
los años de mayor tensión.
La federación del comercio exterior
alemana BGA estima, por ejemplo, que su país tendrá complicado
convertirse de nuevo en el mayor socio de Irán, como ocurría antes de
las sanciones, ya que China ha aprovechado la oportunidad para llenar el
vacío.
China, primer comprador de crudo iraní, "tiene la
intención de trabajar con Irán para explotar completamente los
potenciales de la cooperación y buscar alianzas en la construcción de
infraestructura y [el desarrollo] de las capacidades de producción",
insistió el viceministro chino de Relaciones Exteriores, Zhang Ming, de
visita recientemente a Teherán.
Alemania espera, no obstante,
exportar hacia Irán productos por un monto de entre 5 y 10 millones de
euros en los próximos años, especialmente en maquinaria.
Las empresas estadounidenses (Boeing, General Electric,...) también se lanzaron en esta carrera por el
mercado iraní, pero se ven perjudicadas por el hecho de que Washington
mantenga las sanciones en el sector petrolero a cualquier empresa
sospechosa de financiar el terrorismo.
Por
su parte, Irán necesita inversiones extranjeras para modernizar sus
infraestructuras y reducir el peso del Estado en una economía asfixiada
por las sanciones, la recesión, la caída de los precios del petróleo, el
desempleo y la hiperinflación.
"Los sectores de las
infraestructuras y la energía son los que ofrecen las oportunidades más
importantes para nuestras empresas", estima el ministerio italiano de
Desarrollo Económico.
El presidente iraní, Hasan Rohani, tiene
previsto a finales de enero una gira por Italia y Francia, que podría
ser fructífera para la compañía aeronáutica Airbus.
Rusia,
socio histórico de Teherán, ya tiene bastante camino recorrido en estos
sectores estratégicos en Irán, donde obtuvo la construcción de dos
nuevos reactores nucleares en Bushehr y la venta por el holding público
Rostec de misiles S-300.
Moscú
y Teherán quieren elevar sus intercambios comerciales a 10.000 millones
de dólares anuales, contra 1.600 millones actualmente. Rusia, cuyo
presidente, Vladimir Putin, visitó Teherán en noviembre, está dispuesta a
desbloquear una línea de crédito de 5.000 millones de dólares a su
vecino y aliado.
En el sector de la energía, Gazprom y la segunda petrolera rusa Lukoil quieren explotar, almacenar y transportar inmensas reservas petroleras
de Irán, aunque Teherán, con sus reservas, es un rival de Moscú en un
mercado petrolero debilitado.
En total, Teherán ha puesto en
marcha nuevos modelos de contrato para atraer un total de 25.000
millones de dólares en inversiones en gas y petróleo.
Algunas empresas como Total o Eni compiten también por participar en coempresas, en las que el "socio" iraní deberá conservar como mínimo un 51%.
Asimismo,
la compañía pública rusa de ferrocarriles RZD está dispuesta a
electrificar el ferrocarril iraní por varios cientos de millones de
dólares. El alemán Siemens acaba de anunciar un protocolo de acuerdo con Teherán "sobre la mejora
de las infraestructuras ferroviarias" y el gigante estadounidense
General Electric también estaría interesado.
En
materia de aviación civil, como en todo el mundo, Irán contará con la
competencia entre el europeo Airbus y el estadounidense Boeing. "Hemos
llevado a cabo contactos, sí. [Irán] representa potencialmente un gran
mercado para Airbus y sus competidores", declaró recientemente el
presidente ejecutivo del conglomerado franco-alemán, Fabrice Brégier, al
Financial Times.
Y, en el sector del automóvil, las empresas francesas están en buena posición. Renault negocia una participación minoritaria en el capital de la empresa
pública Pars Khodro, que en los años 60 y 70 era una aliada de la
estadounidense General Motors, había indicado un responsable iraní en julio.
"Sí,
Irán es un mercado muy prometedor. Representa más de un millón de
vehículos, con un potencial de entre 1,5 y dos millones", reconoció el
presidente ejecutivo de Renault, Carlos Goshn, durante el salón del
automóvil de Detroit.
El constructor francés Peugeot-Citröen podría renovar su alianza histórica con Khodro, aunque sus competidores alemanes (BMW, Daimler, Volkswagen) anticipan buenos negocios y el japonés Toyota dice "vigilar la situación".
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