JERUSALÉN.- Distintos medios de comunicación occidentales y de Oriente Próximo han informado en los últimos días de que
el príncipe saudí Mohammad bin Salman (MBS) ha aprobado la ejecución de
tres clérigos sunníes liberales, teólogos disidentes que fueron
encarcelados en 2017 y condenados recientemente a la pena capital.
Según estos medios, la ejecución tendrá lugar cuando termine el
corriente mes de ramadán, tal como recoge el corresponsal de Público, de Madrid.
El clérigo Ali al Omari, muy activo en la televisión y
en las redes sociales, defiende los derechos de la mujer y condena la
violencia. El clérigo Awad al Qarni es también un académico alineado con
los Hermanos Musulmanes, prohibidos en Arabia Saudí, mientras que el
más popular de los tres es Salman al Odah, de 62 años, que cuenta con más de 14 millones de seguidores en su cuenta de Twitter.
Según Amnistía Internacional, desde principios de 2019 Arabia Saudí ha ejecutado a más de un centenar de saudíes,
en su inmensa mayoría chiíes. Los tres clérigos sunníes mencionados
fueron arrestados en septiembre de 2017, poco después de que MBS
asumiera todos los poderes en el reino.
En septiembre de 2018 se inició el juicio contra al
Odah, quien solo entonces pudo saber que se le acusaba de 37 delitos
relacionados con el terrorismo en su mayor parte. Unos días antes de su
detención, el 9 de septiembre de 2017, al Odah pidió una mediación y una
reconciliación en el conflicto causado cuando MBS y sus aliados
decretaron un boicot a Qatar, un país donde, a diferencia de lo que ocurre en Arabia Saudí, es legal la cofradía de los Hermanos Musulmanes. Al Odah fue detenido inmediatamente.
En la cárcel estuvo bajo un régimen de aislamiento y no
se le permitió consultar con sus abogados. Sus familiares aseguran que
fue torturado y violado. Uno de los hermanos de al Odah fue arrestado
por hacer pública su detención, y a 17 miembros de la familia se les ha
prohibido viajar al extranjero.
El juicio contra al Odah comenzó el 4 de septiembre de
2018 ante un tribunal que tiene jurisdicción sobre materias terroristas.
Las autoridades utilizaron con anterioridad este mismo tribunal contra
activistas de derechos humanos y contra disidentes políticos con la
excusa de proteger la seguridad nacional.
A al Odah se le acusó de estar afiliado a los Hermanos
Musulmanes, que en Arabia Saudí es una “organización terrorista”, y de
justificar y defender la protestas en el mundo árabe que se iniciaron en
Túnez en 2010, incluidas las “revoluciones”, así como de
perseguir reformas políticas y religiosas en Arabia Saudí. Igualmente,
se le acusó de mantener relaciones con la familia real qatarí y de no
apoyar el bloqueo contra ese país.
Se da la circunstancia de que el periodista saudí Jamal
Khashoggi defendió a al Odah hasta horas antes de su desaparición en el
consulado saudí de Estambul. Según la CIA y otros observadores, Khashoggi fue asesinado siguiendo instrucciones de MBS.
Tras este incidente, en otoño de 2018, se especuló con una caída en
desgracia del joven príncipe saudí, si bien lo ocurrido desde entonces
indica que sigue siendo el hombre fuerte del país y que nada se hace sin
su permiso.
Con todo, sus apariciones públicas se han reducido
drásticamente. Por el contrario, las apariciones de su padre, el rey
Salman, se han incrementado significativamente, aunque circulan
hipótesis acerca de su estado de salud física y se pone en duda su
capacidad cognitiva, lo que hace que MBS sea cada vez más poderoso.
En los años noventa, al Odah participó en el
movimiento Sahwa (Despertar), un movimiento islamista inspirado en los
Hermanos Musulmanes que pedía la instauración de una monarquía
constitucional y se oponía a la presencia del ejército estadounidense en
Arabia Saudí. Sus actividades le llevaron a prisión entre 1994 y 1999.
Cuando se inició la invasión estadounidense de Irak en 2003, al Odah defendió la “yihad” contra las tropas americanas,
aunque por las mismas fechas apoyó las medidas que Arabia Saudí adoptó
contra al Qaeda, condenando explícitamente a Osama bin Laden y los
atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
En su país se le considera un islamista liberal que
defiende el estado de derecho y unas instituciones al servicio del
pueblo. En 2016 dijo que la homosexualidad es un “error”, pero se mostró
contrario a que se criminalizase, apartándose de esta manera de la
interpretación más rigurosa de la sharia o ley islámica.
En Arabia Saudí impera el sistema religioso wahabí, que exige una lealtad absoluta a la monarquía,
mientras que al Odah y otros disidentes cuestionan ese sistema y
defienden un acercamiento al islam político de los Hermanos Musulmanes.
El movimiento Sahwa, con el que muchos sunníes se identifican, ha sido
en Arabia Saudí un movimiento pacífico y reformista, aunque las
autoridades lo han calificado de yihadista.
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