miércoles, 23 de enero de 2019

Los mercados de Medio Oriente están menos correlacionados con el precio del crudo


NUEVA YORK.- El año pasado acabó con importantes caídas en los principales mercados y una Reserva Federal estadounidense dispuesta a tomarse un descanso en la subida de tipos de interés para proteger la economía. 

En cierta manera, todo apunta a que 2019 podría ser testigo de una desaceleración, aunque no de una recesión, y hay una gran diferencia para los activos de riesgo entre estos dos conceptos.
Walid Mourad, portfolio manager en el equipo de renta variable para los mercados de Medio Oriente y Norte de África de Lazard Asset Management, estima que este grupo de países ofrecerá este año grandes oportunidades y la principal razón es que los motores de estas economías son principalmente internos, no externos, y las turbulencias internacionales tienden a afectar menos aquí.
"En contra de lo que se pudiera pensar, muchos inversores han asociado históricamente la región MENA con el petróleo. Sin embargo, durante los últimos siete años, sus mercados de renta variable estuvieron menos correlacionados con los precios del crudo que los mercados emergentes y desarrollados", explica.
Las cifras avalan esta afirmación. Menos del 2% de la capitalización total de la región MENA está ligado al petróleo o a empresas que se dedican a su explotación.
Menor correlación con el crudo
"Los inversores han llegado a la conclusión de que no es el precio del petróleo lo que dirige los mercados de renta variable de estos países. Es el gasto del gobierno y como de sostenible es ese gasto", añade.
"Creo que la mayoría de estos países lo evolucionará bien con un precio del petróleo en los mercados internacionales por encima de los 50 o 55 dólares por barril", estima el gestor durante una entrevista.
En la región MENA encontramos países tan diversos como Kuwait, Egipto, Arabia Saudí, Qatar o los Emiratos Árabes Unidos. Pero también Líbano, Marruecos, Omán o Túnez.
Otro de los puntos a favor de estas economías de cara a 2019 es que no están endeudadas. Su deuda en comparación con su PIB está muy por debajo de la de los mercados desarrollados.
Por poner un ejemplo la deuda de Arabia Saudí con respecto a su PIB está por debajo del 20%. Kuwait y Qatar podrían apoyar sus déficits fiscales durante 12 y 20 años, respectivamente, utilizando sus reservas financieras.
"Los gobiernos de MENA también tienen importantes reservas financieras y un bajo apalancamiento. La mayoría ha acumulado cantidades sustanciales de riqueza y activos durante los períodos de altos precios del petróleo, que pueden utilizarse para financiar déficits en el futuro".
Y es que, en los últimos años, afirma el gestor, y como respuesta a los precios más bajos del petróleo, los gobiernos de MENA han acelerado las reformas económicas para reducir los déficits fiscales.
Además, dado que el apalancamiento es bajo, estos países pueden aumentar la deuda fácilmente cuando sea necesario para continuar con sus programas de gasto, añade.
"Pero también nos interesa mucho seguir el dato del coste marginal de producir petróleo. Es una cifra que nos da muchas pistas".
Factores de riesgo
"Creo que son los mismos que para cualquier otro mercado emergente. Así que el primer factor de riesgo es la política. Pero somos inversores no analistas políticos y lo que hacemos es analizar si hay una prima por el riesgo incorporamos en la cartera al tener un activo de la región MENA", afirma.
Otro factor de riesgo, cita Mourad, es obviamente el gasto de los gobiernos de estos países. Cuando los precios del petróleo caen, muchos de estos gobiernos lanzan planes de refinanciación y recortes de los subsidios.
"Son reformas en muchos casos necesarias, pero cuando los precios vuelven a subir, hay una presión, una tentación de ponerlas en espera. Y los inversores en general cuestionarán el compromiso y la seriedad de estos países para seguir adelante con los planes de reforma sobre todo a largo plazo", explica el experto de Lazard AM.
Finalmente, Mourad añade que otro de los principales riesgos en la región son los niveles de productividad, que son bastante bajos, especialmente entre la población local y no tanto en los expatriados. Es algo que tiene que ser arreglarse.
"En Arabia Saudí o Egipto, el gasto de los gobiernos es muy alto y las empresas privadas no han tomado el relevo en términos de gasto de capital y en mano de obra. Eso es algo que tenemos que vigilar de cerca", dice.
Las perspectivas en este capítulo van a depender, claramente, de cada sector.
"Algunos sectores lo han hecho bien, han sido resistentes a los cambios, a las reformas y a los precios del petróleo. Hay sectores que no son sensibles a la economía y a sus ciclos, estos son principalmente los de las compañías muy expuestas a exportaciones y a factores externos. Estas empresas continuarán haciéndolo bien", apunta.
"Y de cara al futuro, como he dicho, hay que mirar caso por caso. Pero creo que hemos visto lo peor en 2017 y 2018 y estos van a ser los puntos de partida para este año".
Analizando país por país, el gestor de Lazard recuerda que el sector de consumo de Arabia Saudí se ha visto afectado por la salida del país de muchos expatriados y por los recortes a los subsidios. Para él, la renta variable del país tocó suelo el año pasado.
Sin embargo en un país como Egipto, hay muchos factores que vigilar.
"Los tipos de interés están aumentando globalmente y eso está poniendo mucha presión en el banco central de Egipto. Vemos potenciales riesgos de devaluación en algunos de los negocios. En este entorno muchas compañías sobrevivirán, pero otras sufrirán", dice.
Por eso, el experto cree que no se puede generalizar en esta región sobre cómo serán los resultados empresariales en el futuro. "Es una región que contiene de todo y hay que mirar con cuidado cada activo", concluye.

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