LOS ÁNGELES.- "La familia real de Arabia Saudita está asustada y esto es malo para
las relaciones entre Riad y Washington", escribe el columnista y
exreportero del periódico norteamericano 'Los Angeles Times', Doyle McManus. "Las relaciones entre Arabia Saudita y Estados Unidos son más inestables que nunca", afirma.
En
el pasado los príncipes saudíes podían contar con el apoyo de Estados
Unidos en cualquier tipo de desacuerdo con Irán, pero "esto no es lo que
ha pasado esta vez", subraya el columnista.
En lugar de apoyar a Riad, Washington afirma estar descontento con ambas partes: con los saudíes por la ejecución del clérigo chiíta Nimr al Nimr y con los iraníes por no haber garantizado la protección de la embajada saudí en Teherán.
Según McManus, los representantes de Estados Unidos no ocultan su
malestar por las acciones de Arabia Saudita, mientras que Riad, por su
parte, no oculta su descontento con los estadounidenses.
"Hemos
contemplado durante mucho tiempo el deterioro de las relaciones entre
Estados Unidos y Arabia Saudita, que comenzó mucho antes de la
Administración de Barack Obama",
asegura el exembajador estadounidense en Riad, Charles W. Freeman Jr.
Según él, si bien "las relaciones entre ambos países se han basado en
intereses y no en valores", en los últimos años esos intereses
"divergen", en particular en lo que respecta a Irán y la cuestión del
petróleo.
"Ambos países todavía se necesitan el uno al otro, pero
mucho menos que antes. Siguen siendo socios, pero son socios más
distantes", concluye el columnista.
Según McManus, el miedo de los saudíes radica en factores tanto
externos como internos. "Están rodeados de enemigos", señala el autor
del artículo. Por el norte temen al líder del movimiento yihadista del Estado Islámico, Abu Bakr al Baghdadi,
que prometió derrocar a la dinastía real. Asimismo, el país está
rodeado por otros enemigos como los rebeldes chiítas en el sur, en
Yemen, y por el Irán chiíta en el este.
Entre los problemas
internos el autor del artículo destaca el conflicto entre chiítas y
sunitas y la fuerte caída de los precios del petróleo, que crea un
agujero en el presupuesto, mientras que su población, acostumbrada a los
servicios públicos gratis y viviendas de protección oficial, sigue
creciendo.
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