Nuestro país se ha convertido en
un atractivo oasis para los señores del petróleo.
Sus cuarteles generales están en Londres y París y ha sido en estas dos
plazas donde han trazado cada unos de sus movimientos y donde se han
cerrado los negocios, explican analistas muy cercanos a estos
inversores.
«Ellos son los que ponen las condiciones y siempre hay que
desplazarse hasta sus centros de operaciones» y despachar en quince o
veinte minutos sin llegar «ni un solo minuto tarde porque la puntualidad
es clave, como también ir al grano, sin rodeos», relatan estos mismos
analistas, que definen a los jeques como «recelosos» por naturaleza. Dicen que ganarse su confianza es «misión imposible» y que, una vez tomadas las decisiones, «son de ejecución rápida».
No tienen órganos colegiados y el dictamen final depende siempre de una
sola persona, del jeque. «Son eficientes al cien por cien»,
puntualizan.
Los expertos consultados coinciden en que 2008 fue el año
clave en la llegada definitiva de estos inversores. En aquel ejercicio
se estima que los activos de los fondos soberanos árabes se movieron entre 1,5 y 2 billones de dólares.
Desde entonces, la inversión fue «in crescendo», aunque la crisis
internacional podría haber variado algo esas cifras. La inversión más
grande fue la de los Emiratos Árabes Unidos, de unos 600.000 millones de dólares, según ciertos expertos.
Muchos de estos expertos aseguran que es complicado dar con
la cifra exacta de lo que invierte el mundo árabe de forma global en
España, dado que «a su alrededor existe cierta opacidad que hace difícil
seguir su evolución. Algo lógico en países en los que la separación de
poderes, típica de una democracia occidental, no es su modo de gobierno», asegura a Empresa, José Ramón Pin Arboledas, profesor de IESE.
Goldman Sachs y JP Morgan son sus firmas de referencia.
«Solo si otro operador tiene la llave de una operación que les atraiga
hay alguna opción de que trabaje con ellos», afirma un analista para el
que si algo hay que les caracteriza en su forma de operar es que son «oportunistas y duros negociadores».
En el ADN del mundo árabe está negociar siempre y obtener
un descuento. «Han dejado pasar brillantes operaciones por no haber
tenido opción a regatear», aseguran. «Intentan siempre, incluso, que sea
la parte vendedora quien se encargue de pagar a los asesores», precisa.
Para el profesor Pin Arboledas, «los fondos soberanos
árabes saben que tienen que realizar inversiones financieras para que si
las rentas del petróleo disminuyen las sustituyan otras fuentes. Ésa es
la idea fundamental. Para eso tienen que dirigir sus inversiones a países estables
y que, como ahora España, estén a precios adecuados, con rentabilidades
a medio y largo plazo. Sus gestores han sido formados en las mejores
escuelas de negocio del mundo, están preparados, son cautelosos y exigen
una relación rigurosa, lo que ofrecen países con seguridad jurídica y
estabilidad política».
Pero si hay algo que puede definir cómo son los negocios
que realizan los señores del petróleo es la estabilidad, al menos a
medio plazo, que siempre buscan en sus inversiones. ¿El motivo? La
liquidez diaria que les permiten sus ventas de petróleo y gas hacen
de cualquier desinversión un serio problema. Esta ingente liquidez es
la que les ha permitido realizar inversiones estratégicas en plena
crisis. Pero por encima de todo son unos inversores «muy fiables».
El
sector inmobiliario en
España ha sido, y lo sigue siendo, objeto de deseo de los hombres de
negocio del Golfo. ¿Las razones? A diferencia de lo que ha ocurrido en
Londres o París los precios del sector en España no se han recuperado de
las fuertes caídas sufridas durante la crisis, lo que ha hecho del
ladrillo un negocio redondo.
Torre Bankia, en Madrid, o el
Hotel W, conocido con Hotel Vela, en Barcelona, han formado parte de sus adquisiciones.
El fondo
Qatari Diar, propietario también de Marina Tarraco, el complejo de ocio y yates de lujo de Tarragona, compró por 200 millones de euros el
Hotel W de Barcelona. Y otro fondo soberano, en este caso el de Abu Dhabi IPIC,
también propietario de Cepsa, firmó a finales de 2013 con
Bankia la
operación por la que la petrolera ocupará el rascacielos de la entidad
en Madrid como sede. En este caso fue un alquiler por cuatro años con
derecho a compra.
En 2011, la sociedad International Petroleum Investment Company (IPIC), propiedad al 100% del Emirato de Abu Dabi,
llegó a un acuerdo para comprar el 100% de Cepsa, la segunda petrolera
española. El precio de 28 euros por acción que se pagó supuso en su
momento valorar la empresa en unos 7.500 millones de euros. IPIC ya era el segundo accionista de Cepsa con un 47,06% de su capital por detrás de la francesa Total, que aceptó vender su participación.
También en 2006 y en el sector energético
Qatar Holding entró en Iberdrola.
La eléctrica española acordó entonces con el fondo soberano del emirato
su entrada en el capital con una participación del 6,16% tras una
inversión de
2.021 millones de euros. En 2011 elevaría esta participación hasta el 8,4% y en 2013 hasta el 9,5%.
Una de las operaciones más recientes de los fondos soberanos de este emirato ha sido la entrada en
Inmobiliaria Colonial. El fondo
Qatar Investment Authority, uno de los principales fondos del país,
se hizo con el 3,7% del capital de la inmobiliaria.
Con esta operación el emirato se garantiza una posición que le permita
acudir a la ampliación de capital de la compañía, así como elevar su
participación en la inmobiliaria, ya que como accionista previo tendrá
acceso al mercado de derechos de suscripción.
Posteriormente, el fondo soberano de Qatar tomó una participación del 8,55% en el capital social de Société Foncière Lyonnaise (SFL),
filial francesa de Colonial, un porcentaje valorado en unos 152
millones de euros en función de los actuales precios de mercado.
España sigue despertando el interés no solo de los
inversores árabes. Los fondos soberanos siguen más activos que nunca en
nuestro país. No les ha parado la crisis y, ahora, cuando nuestro país
levanta lentamente el vuelo, multiplican sus operaciones. Solo en 2012 estos fondos invirtieron 6.640 millones de dólares,
casi 5.000 millones de euros, en operaciones en España y en filiales de
empresas españolas. Son cifras incluidas en el último informe elaborado
para ESADEgeo, Center for Global Economy and Geopolitcs.
Detrás de este montante se esconde una larga ristra de grandes operaciones que durante el año pasado tuvieron a
Oriente Medio y
China como protagonistas del desembarco inversor en España. La más sonada fue la ampliación del accionariado del fondo soberano
Qatar Holding sobre Iberdrola del 6,16% al 8,4%: su inversión en la eléctrica suma ya los 2.270 millones de euros.
El interés también apunta al espacio: en junio de 2012 el
fondo chino CIC se hizo con un 7% de Eutelsat, propiedad de Abertis que
ingresó 385,2 millones de euros por el cambio de manos. El resto vino
del aeropuerto londinense de Heathrow, del que Ferrovial vendió un 10% a CIC en noviembre y otro 10% a Qatar Holding un
mes después. A estas inversiones se le suma la reciente conversión en
acciones de los bonos de deuda que Qatar Holding poseía desde 2010 de Banco Santander, equivalente a un 5% de la división, por 1.953 millones.
Solo en 2013, las dos grandes operaciones hechas por este tipo de fondos han sumado cerca de 1.500 millones de euros.
Temasek, fondo soberano de
Singapur que
aumentó un 5% su participación en Repsol, por valor de 1.036 millones, y el qatarí Qatar Holding, que adquirió por 200 millones de euros el ya citado Hotel W.
En definitiva, un desembarco decidido.