domingo, 10 de enero de 2016

La Liga Árabe apoya a Riad frente a los "actos hostiles" de Irán


EL CAIRO.- Los países de la Liga Árabe expresaron este domingo en El Cairo su solidaridad con Arabia Saudita en la crisis diplomática que la opone a Irán y que amenaza con hacer fracasar los esfuerzos para resolver los conflictos en Oriente Medio, incluyendo la guerra en Siria.

Irán por su parte acusó a Arabia Saudita de intentar socavar las conversaciones de paz sobre el conflicto sirio, que en teoría deben comenzar a fines de enero, una acusación que Riad rechazó tajantemente.
Riad y Teherán, dos potencias implicadas en la guerra en Siria y en otros conflictos en la región, atraviesan una grave crisis diplomática desde que Arabia Saudita ejecutó a un clérigo chiita -figura de la oposición saudí- a comienzos de enero.
Su ejecución provocó manifestaciones y ataques contra las representaciones diplomáticas sauditas en Irán, tras lo cual Riad decidió romper relaciones con Teherán.
Los ministros de Exteriores de los países de la Liga Árabe, que se dieron cita el domingo en El Cairo para una reunión de urgencia solicitada por Riad, expresaron su "solidaridad total" con Arabia Saudita ante a los "actos hostiles y provocaciones de Irán".
La organización panárabe condenó "las declaraciones hostiles de Irán" contra Arabia Saudita, en reacción al "cumplimiento de decisiones de justicia que conciernen a un grupo de terroristas". El clérigo chiita Nimr al Nimr fue ejecutado junto a otras 46 personas por "terrorismo".
La Liga Áraba calificó además a las declaraciones de Irán, una potencia chiita, de "injerencia" en los "asuntos internos del reino" saudita sunita.
Arabia Saudita recibió además el sábado el apoyo del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), que amenazó a Irán con "tomar medidas" si continúa con sus "agresiones".
Y, en tanto los jefes de la diplomacia de los países árabes estaban reunidos en El Cairo, el ministro de Relaciones Exteriores de Irán acusaba a Riad de utilizar la crisis diplomática para "crear tensiones" e "influenciar negativamente" las negociaciones sobre la guerra en Siria.
La ONU espera concretar a partir del 25 de enero en Ginebra negociaciones entre el régimen sirio de Bashar al Asad, que cuenta con el apoyo de Teherán, y los insurgentes, respaldados por Arabia Saudita.
"No permitiremos que las acciones sauditas tengan un impacto negativo en la resolución de la crisis siria", declaró el ministro iraní de Asuntos Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, en un comunicado.
Su homólogo saudita, desde El Cairo, respondió que su país "apoya plenamente" las negociaciones sobre el conflicto sirio.
"Creemos y apoyamos plenamente (el proceso), a pesar de nuestras diferencias con Irán", afirmó el ministro de Relaciones Exteriores saudita, Adel al Jubeir.
Por su parte, el emisario de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, de visita en Teherán, aseguró también que la crisis diplomática entre ambas potencias de la región no afectará a las negociaciones.
Arabia Saudita rompió relaciones diplomáticas con Irán el pasado 3 de enero. Baréin le siguió los pasos y también rompió relaciones con la República Islámica.
Emiratos Árabes Unidos decidió reducir las relaciones diplomáticas con Teherán mientras que Kuwait, Qatar y las islas Comores llamaron a consultas a sus embajadores en Irán.
Irán, por su parte, acusó a la aviación saudita de haber bombardeado su embajada en Yemen. La coalición árabe, liderada por Arabia Saudita, rechazó esta acusación.
En El Cairo, el ministro de Exteriores saudí acusó a Irán de "interferir en los asuntos de los países árabes, para fomentar las tensiones sectarias y desestabilizar su seguridad y estabilidad."

Las tensiones en la OPEP y la crisis china recrudecen la caída del petróleo

LONDRES.- Las crecientes tensiones en el seno de la OPEP, que dificultan un recorte de la producción a corto plazo, y las turbulencias de la economía china, que han disparado los temores sobre el futuro de la demanda, han recrudecido una sangría en los precios del petróleo a la que los analistas aún no ven fin.

El choque diplomático entre Arabia Saudí e Irán, principales poderes suní y chií en Oriente Medio, respectivamente, y dos de los mayores productores de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), desencadenó esta semana un nuevo desplome de los precios, que se aceleró con el caos en las bolsas chinas, cuyas negociaciones se suspendieron en dos ocasiones.
La conjunción de esos dos factores ha arrojado el petróleo a niveles no vistos desde mediados de 2004, con una caída de cerca del 11 % entre el lunes y el viernes, que agudiza el desplome de cerca del 70 % que se acumula desde hace año y medio.
La ejecución de un clérigo chií en Arabia Saudí, que ha encendido de nuevo el conflicto en Oriente Medio, coincide con los planes de Teherán para volver a exportar crudo cuando se levanten las sanciones por su programa nuclear, en los próximos meses.
Gran parte del millón de barriles diarios que se espera que Irán acabe añadiendo a la oferta global estarán dirigidos a Asia, un mercado dominado hasta hace poco por Arabia Saudí, pero en el que productores como Irak, Rusia y, ahora previsiblemente Irán, comienzan a ganarle terreno.
Con un nuevo competidor en el seno de la OPEP, y ante la posible ralentización de la economía china, que amenaza con encoger la demanda, Arabia Saudí difícilmente aceptará una reducción del techo de producción, lo que incrementaría los precios pero pondría en riesgo su cuota de mercado.
Al contrario, algunos analistas creen que Riad podría incluso utilizar la oferta de petróleo como un arma más contra Teherán y volver a ampliar su bombeo para que los bajos precios resten atractivo a los campos de petróleo iraníes para las petroleras extranjeras.
"Ninguna de las partes va a querer ceder", recalcó Michael Hewson, analista jefe de la firma CMC Markets, para quien "en este momento no hay apetito alguno para recortar la producción" y que anticipa que los precios podrían seguir cayendo a corto plazo hasta niveles cercanos a los 25 dólares el barril.
Tan solo si las tensiones entre ambos países derivaran en un improbable conflicto militar los analistas ven posibilidades de que ese choque impulsara los precios al alza.
"Si el conflicto llegara a frenar físicamente la producción, eso podría llevar a una subida de los precios. Sin embargo, en este momento hay un enorme exceso de oferta en los mercados, por lo que el conflicto entre Arabia Saudí e Irán tendría que ser más grave que en anteriores ocasiones para que llegara a influir de esa forma", señaló David Elmes, jefe de la Red de Investigación Global en Energía de la Universidad británica de Warwick.
Más allá de ese escenario hipotético, el regreso de Irán a los mercados contribuirá a corto plazo a mantener los precios bajos, pero a la larga servirá para apartar del mercado a productores externos a la OPEP cuya producción resulta demasiado costosa en la coyuntura actual, por lo que, paradójicamente, tanto Riad como Teherán pueden salir beneficiados.
El pulso que hasta ahora ha mantenido la OPEP, liderada por Arabia Saudí y con la oposición de sus miembros más modestos, como Venezuela, Ecuador, Nigeria, ha servido para poner en dificultades a la naciente industria del esquisto estadounidense, que amenazaba con hacer sombra a los cárteles tradicionales del petróleo.
El auge del "fracking" (hidrofracturación) y otras técnicas de extracción no tradicionales ha dado entrada en la última década a multitud de compañías de tamaño modesto al mercado del petróleo, principalmente en Estados Unidos.
Esas empresas, sustentadas en su mayor parte por créditos firmados cuando los precio estaban altos, pasan ahora por graves apuros, mientras que las grandes petroleras, aún sin tantas dificultades, se han visto obligadas a reducir de forma drástica su inversión.
Ese escenario conllevará en algún momento una reducción de la oferta global sin necesidad de que la OPEP dé su brazo a torcer y reduzca su bombeo, lo que comenzaría a impulsar unos precios que, en todo caso, pueden tardar años en recuperarse, según los expertos.

La saudita 'Aramco' baraja vender operaciones de refinanciación, no de producción de crudo

DUBAI.- Arabia Saudí está considerando vender acciones en emprendimientos de refinación que tiene con petroleras extranjeras, pero no ofrecería participación alguna en las operaciones de exploración y producción de petróleo de la estatal Saudi Aramco, dijeron fuentes familiarizadas con el asunto.

Algunos gerentes de Saudi Aramco fueron informados de que la empresa busca abrir a la bolsa "emprendimientos conjuntos en refinación" locales y en el exterior, afirmaron las fuentes.
Una opción es crear un conglomerado que agrupe las participaciones de Aramco en las subsidiarias de refinación, sostuvo una fuente. Las acciones de la empresa matriz no serían ofrecidas, aseguró.
"El conglomerado es el que podría salir a la bolsa, no Aramco mismo", explicó la fuente, que solicitó el anonimato debido a la sensibilidad política del tema.
Las especulaciones se han propagado en el mercado global de energía desde que el príncipe heredero sustituto al Trono, Mohammed bin Salman, pareció indicar en una entrevista con la revista The Economist la semana pasada que Arabia Saudí podría vender títulos de Aramco como parte de un esfuerzo de privatización para recaudar dinero en una era de petróleo barato.
El viernes, Aramco, la mayor petrolera del mundo, emitió un breve comunicado en que dijo que estaba considerando opciones, incluyendo la salida de bolsa "de un porcentaje adecuado de acciones de la compañía y/o el ingreso (al mercado) de un lote de subsidiarias".
Aramco tiene reservas de crudo estimadas de alrededor de 265.000 millones de barriles, más de un 15 por ciento de los depósitos globales de petróleo, de modo que podría convertirse en la primera empresa que cotiza en bolsa valorada en un billón de dólares o más, según proyecciones de analistas.
Sin embargo, varias fuentes cercanas a Aramco dijeron que su enorme tamaño y la confidencialidad que la rodea debido a que es el principal instrumento de la política petrolera del reino hacen que no se esté considerando activamente la venta de una participación en la empresa matriz.
"El Gobierno nunca renunciará a la joya de su corona", comentó un importante banquero en Riad.
En vez de eso, las autoridades están tratando de acelerar planes que han estado en pauta durante años para vender participaciones en parte del vasto imperio de refinación y petroquímico de Aramco, que en sí mismo se estima que vale decenas de miles de millones de dólares.
Aramco no pudo ser contactado para comentar el domingo, que es un día libre para los empleados de la compañía.

Islamabad y Riad abordan su cooperación militar y alianza antiterrorista

ISLAMABAD.- El jefe del Estado mayor de ejército pakistaní, general Raheel Sharif, recibió hoy al ministro saudita de Defensa, Mohammad bin Salman bin Al Saud, con quien abordó temas de cooperación y de seguridad regional. El encuentro tiene lugar en medio de las tensiones entre Irán y Arabia Saudita, y la campaña de Riad para sumar aliados a su alianza islámica contra el terrorismo.

Un comunicado Servicio de Relaciones Públicas castrense señaló que la reunión se realizó en la sede del cuartel general del Ejército, ubicada en la nororiental ciudad de Rawalpindi.

Pakistán disfruta de relaciones estrechas y fraternales con Arabia Saudita y con otros integrantes del Consejo de Cooperación del Golfo, señaló Sharif, según el texto.

Por su parte, el titular de Defensa y segundo príncipe heredero del reino wahabita afirmó que su país respalda la campaña del gobierno y de los militares pakistaníes contra los grupos extremistas en su territorio.

Esta es la segunda visita de un funcionario de alto rango saudita a esta nación en menos de una semana, tras la realizada el jueves por el canciller Adel bin Ahmed al Jubeir.

Según medios de prensa nacionales, la alianza antiterrorista y las tensiones entre Riad y Teherán, a raíz del rompimiento de sus relaciones diplomáticas, estuvieron en el centro de las conversaciones.

Aunque Islamabad se mostró receptivo a la coalición, se opone a que esa iniciativa apunte a Irán o Siria al tiempo que rechaza enviar tropas al extranjero sin el consentimiento de Naciones Unidas.

En ese sentido, el gobierno de Nawaz Sharif evitó tomar parte de la disputa entre ambos países musulmanes y por el contrario anunció su ofrecimiento de mediar en el conflicto.

"Siempre hay un momento adecuado para actuar como mediador, y Pakistán se convertirá en uno cuando llegue el momento adecuado", reiteró ayer a la prensa Sartaj Aziz, asesor de Relaciones Exteriores del primer ministro.

Esta disputa no debe convertirse en un conflicto sectario en nuestro país, manifestó.

Cerca del 20 por ciento de la población de esta nación es chiita, como la mayoría de los iraníes, y otro 75 por ciento es sunita, grupo preponderante en el reino wahabita.

La pasada semana, Aziz afirmó que el gobierno de Sharif está dispuesto a ayudar a rebajar la tensión entre Arabia Saudita e Irán.

'Saudi Aramco' podría sacar a Bolsa la empresa matriz o sus filiales

RIAD.- La mayor productora de petróleo del mundo, la compañía estatal saudí Saudi Aramco, precisó hoy que las opciones que baraja para salir a Bolsa son ofrecer acciones de la empresa matriz o de sus filiales.

Según un comunicado difundido hoy, la empresa estudia permitir a una amplia gama de inversores que dispongan de una cuota de sus activos directamente o bien mediante la oferta de gran parte de las acciones de sus proyectos en varios sectores, especialmente en el de la refinería y de los productos químicos.
El comunicado, recogido por la agencia saudí de noticias SPA, agregó que cuando concluya el estudio detallado de ambas opciones se presentarán los resultados al consejo directivo de la empresa y posteriormente a la dirección, que tomará una decisión definitiva.
La empresa explicó que este paso se enmarca en el programa de transformación nacional que está llevando a cabo Arabia Saudí, que incluye, entre otras reformas, la privatización de varios sectores económicos.
Para Aramco, que alabó la decisión del Gobierno en este sentido, el proceso reforzará las capacidades de la empresa y su visión a largo plazo.
La compañía petrolera confirmó ayer que estudia la posibilidad de cotizar en Bolsa, tal y como había anunciado recientemente el ministro de Defensa y príncipe heredero, Mohamed bin Salman, en una entrevista con el semanario británico "The Economist".
Aramco, que no ha dado más detalles sobre este proceso, afirmó hace dos días que entre las alternativas que está estudiando figura la salida al mercado de valores "con una proporción adecuada de las acciones de la compañía".
En la entrevista con el semanario, el príncipe heredero se mostró "entusiasmado" con esta posibilidad y señaló que la decisión "se tomará en los próximos meses".
Según Bin Salman, la salida a bolsa de la compañía petrolera estatal "iría en interés del mercado saudí y en interés de Aramco", que, según los analistas, sería probablemente la compañía más valiosa del mundo.
Además, favorecería la "transparencia" y contrarrestaría "la corrupción que pueda estar rodeando a Aramco, si es que la hay", afirmó.
Creada en 1933 bajo propiedad estadounidense, en 1988 pasó a ser de titularidad pública saudí.
La compañía trabaja en todos los aspectos relacionados con la producción y el comercio del petróleo, desde la excavación hasta la refinería y exportación del crudo.
Pese al secretismo que la envuelve, se estima que Aramco tiene reservas de crudo equivalentes a 265.000 millones de barriles, más del 15 por ciento de los depósitos del mundo.
Según "The Economist", la venta de parte de sus activos permitiría al Gobierno saudí recaudar fondos para afrontar un déficit presupuestario de unos 100.000 millones de dólares, profundizado por la caída en el último año y medio del precio del crudo, que se sitúa por debajo de los 35 dólares.

Cuatro muertos en un ataque contra un centro de 'Médicos Sin Fronteras' en Yemen

SANÁ.- Al menos cuatro personas han muerto y otras diez han resultado heridas este domingo por el disparo de un misil contra una clínica de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Yemen, un país devastado por la guerra, ha informado una portavoz de la organización.

El misil alcanzó el centro de Razeh, en la provincia de Saada (norte), ha declarado la encargada de comunicación de la ONG en Yemen, Malak Shaher, sin precisar si fue lanzado desde un avión y si las víctimas son enfermos o personal médico.
El hospital de Razeh es uno de los más amenazados por los combates en Yemen, donde MSF ha atendido desde el pasado mes de marzo a más de 20.000 heridos y ha distribuido más de 790 toneladas de suministros médicos hasta diciembre de 2015. La ONG denunció en su último informe sobre su labor en el país las "extremas dificultades para desplazarse y ayudar a quienes necesitan atención médica debido a los enfrentamientos y los ataques aéreos".
La zona afectada se encuentra bajo control de los rebeldes chiitas hutíes, en guerra contra las fuerzas gubernamentales respaldadas por una coalición árabe liderada por Arabia Saudí. En diciembre, MSF acusó a la coalición árabe de haber bombardeado una de sus clínicas móviles en Taez (suroeste), causando nueve heridos, dos de ellos empleados de la ONG. La coalición árabe se comprometió a investigarlo.
Por otro lado, un coronel de los servicios de inteligencia, Alí Saleh al Najibi, ha sido muerto a tiros por desconocidos que se han dado a la fuga en Adén, la gran ciudad del sur reconquistada por las fuerzas gubernamentales, ha informado una fuente de seguridad. Posteriormente el hecho ha sido reivindicado por el Estado Islámico.
En el ámbito político, el emisario de la ONU para Yemen, Ismail Uld Sheij Ahmed, ha llegado hoy a Saná para intentar convencer a los rebeldes y a sus aliados (los partidarios del expresidente Alí Abdalá Saleh) de que retomen las negociaciones de paz con el Gobierno.
La guerra ha afectado directamente al 80% de la población de este país pobre de la península arábiga y ha causado casi 6.000 muertos desde marzo pasado. También ha favorecido el desarrollo de los grupos yihadistas, como el Estado Islámico (EI), que actúan casi a cara descubierta en el sur del país, donde multiplican los atentados.

El desplome de las Bolsas en la primera semana de 2016 acelera el temor a una nueva crisis económica / Enrique Montánchez *

El desplome de las Bolsas de Shanghái y Shenzhen ha contagiado los parqués de todo el mundo que cierran la primera semana de 2016 con pérdidas en un escenario de incertidumbre. Los gurús económicos anuncian que la tan temida recesión iniciada en el segundo semestre de 2015 se está acelerando debido al parón de las economías de China y Estados Unidos, a la caída del precio del petróleo y a la inestabilidad en Oriente Medio.

Las Bolsas mundiales entraron en pánico nada más arrancar 2016. En Asia el índice Nikkei cerró la primera semana del año con un desplome de 324 puntos, Hong Kong 572 puntos y el CSI 300 chino (agrupa las cotizaciones de trescientas compañías de las Bolsas de Shanghái y Shenzhen) cayó un 7%. Desde junio pasado el CSI 300 acumula un descenso próximo al 40%.

El desplome de las dos grandes bolsas chinas ha obligado al Banco Central de China (PBOC, por sus siglas en inglés) a llevar a cabo la mayor depreciación de la tasa de referencia del yuan frente al dólar desde el pasado agosto. Al tiempo que reconocía que las reservas de divisas extranjeras (la mayor del mundo) están en su nivel más bajo desde 2012.

Esta depreciación -el yuan chino se sitúa en el valor mínimo de los últimos cinco años con respecto al dólar- ha disparado la incertidumbre de los mercados, convencidos de que Pekín devalúa de forma encubierta su moneda para hacer más competitivas sus exportaciones y tratar de volver a la senda del crecimiento económico.

Sobre todo cuando se espera que el dato relativo al crecimiento de la economía china en 2015 (será publicado el próximo 19 de enero) sea uno de los peores de los últimos 25 años.

A juicio de los expertos, la desaceleración de la economía china tiene su origen en que ha dejado de ser competitiva ante el encarecimiento de sus costes de producción y la competencia de países emergentes. Pero Pekín no quiere reconocerlo y mantiene de forma artificial la capacidad de “sobreproducción” (producir mucho más de lo que vende) a base de imprimir dinero a mansalva e impulsar desde los gobiernos central y regionales la construcción de costosas infraestructuras, no siempre necesarias con la finalidad de mantener ocupados a los trabajadores y evitar el descontento social.

Sobrecostes difíciles de estimar en una economía como la China, donde los datos oficiales se publican convenientemente “maquillados”, y que los economistas occidentales cifran en más de medio billón de dólares.

Una situación tan artificial no puede mantenerse por tiempo indefinido. Antes o después tiene que saltar, máxime cuando los grandes empresarios chinos han estado sacando del país ingentes sumas de dinero. Tanto es así que las autoridades chinas se han visto obligadas a aprobar duras medidas para evitar la sangría y restringir la venta de participaciones de empresas chinas a inversores extranjeros.

Sobreproducción, reducción de las exportaciones, dinero que huye del país, devaluaciones del yuan, reservas de divisas en continuo descenso… han creado un explosivo “mix” cuyas primeras consecuencias ya vimos en agosto del pasado año con las devaluaciones del yuan y su continuación en este 2016 que acaba de arrancar.

Pero los graves problemas de la segunda mayor economía mundial no arrastrarían por sí solo al sistema financiero global si no se sumase también la desaceleración de la economía estadounidense.

El revelador índice de la producción manufacturera de Estados Unidos se ha ido hundiendo en los seis últimos meses. Solo en diciembre se desplomó un 48,2%, ritmo que no se veía desde la recesión de 2009.

Gurús económicos como el estadounidense Michael Snyder son pesimistas al señalar que en las próximas semanas y meses “la situación económica irá a peor”. Y advierten que habrá días que los mercados estarán en alza, pero no nos debemos dejar engañar pensando que la crisis ha terminado.

A este panorama de incertidumbre económica contribuye el descenso continuado del precio del petróleo, un 70% desde junio de 2014, que sitúa el barril Brent en 32,9 dólares, su valor más bajo desde 2004.

El precio del barril, si bien es una noticia positiva para los países occidentales al aliviar el coste de su factura energética, es una hecatombe para los países productores, sobre todo para las petromonarquías del Golfo Pérsico que ven cómo sus ingresos descienden de forma alarmante.

La más perjudicadas de todas es Arabia Saudí que se encuentra cercada tras desvelar la prensa mundial los profundos vínculos del wahabismo saudí con el terrorista Estado Islámico: Israel se distancia de Riad, Rusia espera el momento oportuno para dar un escarmiento a la familia real Saud por su apoyo a las organizaciones terroristas que derribaron el avión de pasajeros sobre la península del Sinaí, el Irán chiita tiene en los saudíes suníes su principal enemigo religioso, y Estados Unidos ve que cada día se hace más insostenible apoyar sin fisuras a su aliado saudí.

Tanto es así que vuelve a cobrar fuerza en la comunidad de inteligencia europea la posibilidad de un golpe de Estado en Arabia Saudí que sustituya al rey Salman para cortar de raíz la financiación del Estado Islámico. Las últimas ejecuciones masivas ordenadas por la familia real saudí, que han provocado la condena unánime de la mayoría de los gobiernos, hacen pensar a Washington en la necesidad de un cambio de régimen.

A este escenario de recesión económica global, caída del precio del petróleo e inestabilidad en Oriente Medio, se suma la reciente decisión de Pekín de enviar a su ejército a luchar contra el terrorismo en cualquier parte del mundo donde se vean afectados los intereses chinos. Medida que a corto plazo incrementará la tensión entre Estados Unidos y China, y tiene su reflejo en esta “guerra económica” que libran las dos grandes potencias.

(*) Periodista español

Arabia Saudí intenta frenar con ejecuciones masivas la proliferación de revueltas chiitas en el Golfo / Pedro Canales *

La ejecución en Arabia Saudí del prestigioso clérigo chiita Nimr Baquer Al-Nimr y 46 de sus Hezbolá libanés y el Hamas palestino.
seguidores obedece a dos objetivos de la familia real saudí: cortar de raíz los movimientos rebeldes de confesión chiita que se están formando en Arabia Saudí y en la región del Golfo, y dirigir la recién creada “alianza islámica antiterrorista” contra Irán y los movimientos fieles al chiismo de Teherán, principalmente el

A raíz de la guerra de Yemen, en la que Arabia Saudí bombardea desde hace meses a la rebelión huzí, las minorías chiitas en el Golfo están organizando movimientos de resistencia que conduzcan a una insurrección armada en algunos de ellos, como Bahrein, donde ya hubo un conato de revueltas en 2013, según fuentes de inteligencia árabes.

Además de Bahrein, donde los musulmanes de confesión chiita son mayoritarios, en Omán, en Kuwait y en Arabia Saudí, las minorías chiitas son objeto de ataques reivindicados por el Estado Islámico. Las ejecuciones en Riad son un claro mensaje frente a cualquier intento de resistencia por parte de los seguidores de Ali, el yerno del profeta Mahoma.

La formación de una “alianza islámica antiterrorista” liderada por Arabia Saudí comienza a cobrar visibilidad, indicaron las citadas fuentes de inteligencia. “Hasta ahora los objetivos de dicha Alianza eran confusos, ya que no se precisaba la naturaleza de los movimientos terroristas a los que Riad pretende combatir”, precisan. De hecho, a dicha alianza no fueron invitados Irán, Siria y Argelia.

Los analistas de geopolítica medio-oriental son unánimes en constatar que Arabia Saudí se siente directamente acusada de sostener a los terroristas del Estado Islámico y otras formaciones de oposición en Siria, y ha reaccionado formando una gran coalición para combatir el terrorismo en cualquier país musulmán.

Ejércitos frente a frente

Sin embargo, las acciones concretas realizadas hasta el momento apuntan a una selección de objetivos: los rebeldes yemeníes, la insurrección bahreiní, el régimen de Bashar al-Asad y el Ejército iraquí atacado por las milicias del Estado Islámico.

La ejecución del clérigo Al Nimr también va dirigida a levantar un frente anti-iraní, con los riesgos de un enfrentamiento armado entre las dos ramas rivales del Islam: la suní de Riad y la chiita de Teherán.  

Arabia Saudí tiene el cuarto presupuesto militar más grande del mundo, y posee una enorme variedad de armamento de última generación, principalmente aviones de combate y vehículos blindados, todos ellos adquiridos en Estados Unidos. El último mega contrato de armas que se realizó en el mundo lo protagonizaron el Gobierno saudí y empresas armamentistas norteamericanas en 2010, con un monto de más de 60.000 millones de dólares.

Sin embargo, Irán posee un Ejército estructurado y con equipamiento moderno, y, sobre todo, altamente motivado en cuanto a un posible enfrentamiento con Arabia Saudí. Algo que los dirigentes de Teherán intentan evitar porque saben que “automáticamente” entraría en acción el acuerdo norteamericano-saudí de defensa, que prevé la intervención de EEUU en apoyo de su aliado estratégico.

Ruptura de relaciones

El Gobierno de Teherán intenta reaccionar conservando el control de la situación ante lo que la sociedad iraní considera “una provocación inaceptable”. Los ultraconservadores aprovechan la prudencia del presidente Hassan Rohani para arremeter contra el sector reformador religioso.

Por su parte, los seguidores del expresidente y líder de los conservadores Mohamed Hattami, hacen llamamientos para seguir el ejemplo de las milicias Bassiyis que han protagonizado el asalto a la embajada saudí en Teherán, tras el que Arabia Saudí, Sudán y Bahrein han roto relaciones con Irán.

En este contexto, el principal terreno de confrontación entre el bloque árabe ultra conservador liderado por Arabia Saudí y el bloque autodenominado anti-imperialista dirigido por Irán, se encuentra en Siria, cuyo régimen acaudillado por Bashar Al-asad aliado de Irán y de Rusia está siendo acosado por cuatro fuerzas armadas convergentes: el Estado Islámico, el Frente Al-Nusra de Al Qaeda, el Ejército del Islam y el Ejército Sirio Libre.

Según el analista político norteamericano Caleb Maupin existen en Estados Unidos “influyentes financieros que tienen sus propios objetivos en Siria e Irak” y que no dudan en apoyar al Estado Islámico.

Según dicho analista, el terrorista Estado Islámico liderado por Abu Bakr Al-Baghdadi recibe sus armas pagadas por estos hombres de negocios a través de petromonarquías del Golfo sumisas al dictado de las grandes compañías petroleras norteamericanas: Exxon Mobil, Chevron y Aramco, como cabezas de fila.

Si algunos de los grupos armados en Siria, como el Ejército del Islam y el Frente Al-Nusra son financiados abiertamente por Arabia SaudÍ, otros como el Estado Islámico recibe sus armas y avituallamientos de Qatar, de los Emiratos Árabes Unidos y de Bahrein, donde la multinacional Exxon Mobil “reina” sin restricción alguna.

(*) Periodista español

Arabia Saudita amenaza con medidas ulteriores a Irán

RIAD.- Arabia Saudita tomará medidas adicionales, mas allá de la consumada ruptura de relaciones diplomáticas, contra Irán prosigue con su actual política, según anunció el ministro de Relaciones Exteriores, Adel Jubeir. 

En caso de que Irán continúe con sus actuales políticas, adoptaremos otras acciones, detalló Jubeir al culminar en esta capital la 42ª reunión extraordinaria de los cancilleres de los países del Consejo de Cooperación del Golfo, de acuerdo con la prensa local.

Según la fuente, en el encuentro dedicado a debatir las actuales tensiones entre Riad y Teherán, el canciller acusó además a Irán de armar a las milicias hutíes (movimiento Ansar Allah) en Yemen, que combaten a las fuerzas del presidente Abd Rabbu Mansur Hadi, reconocido internacionalmente.

Como resultado de la reunión, los ministros participantes apoyaron la postura de Riad en el diferendo, así como alabaron la "eficiencia, independencia e integridad" del sistema judicial del reino saudí.

El más reciente diferendo entre Teherán y Riad se originó el pasado 2 de enero cuando Riad anunció la ejecución del clérigo chiíta Nimr Al Nimr y otras 46 personas, entre ellas varios miembros de la red Al Qaeda.

Ello condujo a protestas en Irán (con una población de confesión mayoritariamente chiíta) que resultaron en el incendio de la embajada saudita en Teherán, y el consulado de la ciudad de Mashhad.

Esas acciones motivaron a su vez que Arabia Saudita rompiera relaciones diplomáticas con la nación persa, paso seguido por otros países árabes.

Con posterioridad, Irán anunció la suspensión de las escasas importaciones que el país realiza desde Arabia Saudita.

A todo ello se sumó el pasado día 7 de enero un ataque a la embajada iraní en Yemen, sobre el cual tanto Irán como Arabia Saudita mantienen versiones contrapuestas.

De acuerdo con Teherán, aviones de combate sauditas habrían atacado su legación diplomática en Sanaa, dejando heridos a miembros del personal de seguridad.

Sin embargo, la comandancia de la Coalición para el Apoyo a la Legitimidad en Yemen, encabezada por Arabia Saudita, calificó desde Riad como falsas las afirmaciones iraníes al respecto. Las aeronaves de la Coalición no realizaron ninguna operación en las cercanías de la embajada persa en Sanaa, enfatizó ese mando militar, de acuerdo con la agencia de prensa saudita (SPA).