viernes, 2 de enero de 2015

No todos los saudíes están de acuerdo en el bajo precio del petróleo

MADRID.- Uno de los duelos dialécticos más curiosos de los últimos días ha sido el que se ha producido entre Harold Hamm y Alí al-Naimi. Hamm es el máximo accionista y principal ejecutivo de la petrolera Continental Resources. El segundo, el ministro del Petróleo de Arabia Saudí. Hamm tiene una fortuna de 18.700 millones de dólares (15.300 millones de euros) gracias a la extracción de petróleo por medio de 'fracturación hidráulica', o 'fracking'. Y al-Naimi es la persona ajena a la familia real saudí con un cargo más importante en ese país.

Al-Naimi ha declarado que Arabia Saudí no va a recortar su producción de petróleo asì caiga el precio hasta los 20 dólares por barril, un nivel que no ha alcanzado desde hace más de una década. Hamm ha replicado diciendo que Arabia Saudí y los demás productores necesitan un precio del petróleo más caro que el actual porque, de lo contrario, sus programas sociales-necesarios para mantener tranquila a su población- no se pueden mantener con los precios actuales. Y ha añadido que los pozos de Continental son rentables a 50 dólares el barril.
La controversia entre Al-Naimi y Ham es la clave del desplome del precio del petróleo. Arabia Saudí quiere que lo que llama productores ineficientes -es decir, los que obtienen el crudo por medio de fracking- queden fuera del mercado. Como ha escrito Roula Khalaf en el 'Financial Times', no es solo una cuestión económica, sino también política: la importancia estratégica de Arabia Saudí viene de su capacidad para controlar la oferta y el precio del petróleo a nivel mundial. El 'fracking' supone una amenaza directa a ese poder, porque, tras EEUU, puede permitir que otros muchos otros países empiecen a producir crudo. Encima, Arabia Saudí no puede permitirse demasiada "paciencia estratégica": el rey Abdulá tiene 90 años, su heredero, 79, según recuerda el periódico español 'El Mundo'.