RIAD.- Los países árabes y suramericanos buscarán a partir de hoy en
Arabia Saudí nuevas formas de vincular las culturas de dos regiones
distantes pero unidas por el afán de encontrar una voz común entre los
pueblos del Sur.
“Para los árabes, Suramérica es fútbol, carnaval y
samba; para los suramericanos, somos camellos y petróleo. Hay que
romper con eso”, reflexiona el director para las Américas de la Liga
Árabe, Ibrahim Mohieldin.
Dentro del aparente resurgir del foro
que engloba a los países árabes y suramericanos (ASPA), con tres
reuniones en lo que llevamos de año, en esta ocasión serán los ministros
de Cultura de ambas regiones quienes traten de relanzar un proyecto que
parecía agonizar.
La Tercera Reunión de Ministros de Cultura se abrirá hoy en
Riad, y contará durante tres días con la presencia de buena parte de los
titulares suramericanos y árabes.
Muchos han sido los cambios en
el mundo árabe desde que los responsables culturales se reuniesen por
última vez, hace cinco años, en Río de Janeiro.
La Primavera
Árabe, que ha tenido un reflejo muy dispar en los diferentes estados, ha
abierto nuevas vías de expresión cultural, pero también ha traído una
inestabilidad que ha cercenado este tipo de cooperación y ha ensimismado
a la región en sus problemas.
Mientras, al otro lado del
Atlántico, otra noticia, la marcha del gran muñidor del foro, el
expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, también trajo dudas
sobre la capacidad de pervivencia del ASPA.
Sin embargo, como
apunta Mohieldin, la ausencia de Lula no ha impedido que Brasil
siga apostando fuerte por esta nueva alianza, con el creciente apoyo de
Perú, organizador de la última cumbre de jefes de Estado en 2012.
Hasta
el momento, los frutos más importantes de ASPA en materia cultural a
este lado del Atlántico han sido el acuerdo para poner en marcha en
Argelia una biblioteca que será inaugurada “dentro de 40 meses”, según
explica Mohieldin, y que se nutrirá con las aportaciones voluntarias de
los países miembros.
También se acordó en las pasadas reuniones
(en Argelia en 2006 y Río de Janeiro en 2009) la creación de un centro
de investigación sobre países suramericanos en Marruecos.
Pero el
encuentro que se inaugura hoy pretende, sobre todo, alumbrar nuevas
ideas, formas diferentes de acercar las culturas de ambas regiones.
“La
Primavera Árabe desató un torrente de ideas y creatividad. Mucha gente
ha hecho oír su voz en canciones, libros o películas y eso ha
enriquecido la experiencia”, dice Mohieldin, para quien, con las
revueltas en el mundo árabe, “hemos descubierto que el problema no era
tanto político como cultural”.
La reunión de Riad se suma a las que han tenido lugar a lo largo de las últimas semanas en Lima sobre mujeres y sobre salud.
La
Liga Árabe considera de vital importancia la implicación en ASPA de
Arabia Saudí, una potencia regional que además organizará la cumbre de
jefes de Estado en 2015, pero advierte de que “se necesita más
contribución de los países árabes”.
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