lunes, 3 de junio de 2019

Las tensiones comerciales derrumban al petróleo


PARÍS.- Los precios del petróleo alcanzaron el lunes su nivel más bajo en tres meses y medio tras haber perdido cerca de 10 dólares en dos semanas, consecuencia de la huida de los inversores, preocupados por las tensiones comerciales.

En Londres, el barril de Brent del mar del Norte cayó a 61,28 dólares, su precio más bajo desde fines de enero.
En Nueva York, el barril de WTI retrocedió hasta 53,25 dólares, su piso desde mediados de febrero.
Más temprano, durante los intercambios en Asia, el Brent cayó hasta 60,55 dólares el barril y el WTI a 52,11 dólares, sus niveles más bajos en tres meses y medio y una caída de cerca del 12% en las tres últimas sesiones.
"Las preocupaciones sobre la macroeconomía alcanzaron al petróleo", apuntan los analistas de Goldman Sachs en una nota.
La guerra comercial entre Estados Unidos y China es la principal preocupación del mercado.
"Nuestros economistas consideran que los aranceles que se aplican los dos países podrían hacer bajar el PIB mundial de 0,3% en los próximos tres años, y quizás más si China responde", indican los analistas de Goldman Sachs.
China acusó el domingo a Estados Unidos de ser el responsable del fracaso de las negociaciones comerciales, lo que no deja entrever una solución a corto plazo.
La perspectiva de un factor negativo que afecte al PIB mundial suele provocar la caída de la cotización del petróleo.
La preocupación por la demanda se incrementó además con el aumento reciente de las reservas de petróleo en Estados Unidos, primer productor y consumidor mundial.
"Esto afecta en particular al WTI estadounidense, difícil de exportar" y muy dependiente del mercado nacional, indica Bjarne Schieldrop, un analista de SEB.
Según las estimaciones de varias agencias financieras, la producción de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) disminuyó de nuevo en mayo, lo que significa que la OPEP "suministró menos crudo que el que le piden sus compradores".
Dos países de la OPEP, Venezuela e Irán, sufren además de las consecuencias de las sanciones de Washington a sus exportaciones de petróleo.
Mientras tanto, los demás miembros del cartel siguen con sus esfuerzos para limitar su producción en el marco de la llamada OPEP+, que incluye también a Rusia, entre otros países.
Esta situación implica que la producción fuera de Estados Unidos no responde a la demanda mundial, "una situación perfecta para que las reservas mundiales disminuyan considerablemente" en los próximo meses, indica Tamas Varga, un analista de PVM.
Sin embargo existe un riesgo de que "todo se hunda en la próxima reunión de la OPEP y que el acuerdo de limitación de producción no se renueve", dijo en analista, lo que haría aumentar la oferta de crudo en el mercado.
La OPEP+ tiene que reunirse en breve, probablemente en junio o en julio, para decidir si prolonga o no el acuerdo.
En la última reunión, celebrada en diciembre, Irán se opuso a la limitación de producción que promueve Arabia Saudita.
Desde entonces la tensión entre los dos rivales regionales se acrecentó por los ataques contra petroleros y un oleoducto saudita, de los que Arabia Saudita acusa a Irán.

El petróleo de Texas cae un 0,4 % y cierra en 53,25 dólares el barril

NUEVA YORK.- El precio del petróleo intermedio de Texas (WTI) cayó este lunes un 0,4 % y cerró en 53,50 dólares el barril, ya que sobre los inversores se ha redoblado la inquietud de que disminuya la demanda debido a la guerra arancelaria de Estados Unidos con China y México, que podría debilitar a la economía internacional.

Así, al final de las operaciones a viva voz en la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), los contratos de futuros del WTI para entrega en julio retrocedieron 0,25 dólares respecto a la sesión previa.
Los futuros del petróleo de Texas terminaron la primera sesión de la semana a la baja después de que, si bien los comentarios de Arabia Saudí tendentes a que la OPEP extenderá los recortes en el suministro apoyaron los precios, se afianzó más la preocupación de que los aranceles estadounidenses a China y México vayan a perjudicar la demanda de crudo.
La preocupación de que una guerra comercial entre Estados Unidos y China y las amenazas de nuevos aranceles para México desde EE.UU. disminuyan la demanda mundial de crudo pesan sobre los precios del petróleo, muy por debajo de los psicológicos 60 dólares el barril.
"El enfoque ha cambiado del lado de la oferta al de la demanda, ya que un acuerdo comercial entre Estados Unidos y China ha resultado ser difícil de alcanzar y las preocupaciones sobre los efectos debilitantes de los aranceles sobre el crecimiento económico mundial ahora se han trasladado a México", dijo Jim Ritterbusch de Ritterbusch and Associates en una nota recogida por la CNBC.
En este contexto, los contratos de gasolina con vencimiento en julio restaron tres centavos, hasta los 1,74 dólares el galón, y los de gas natural, con vencimiento el mismo mes, recortaron unos cinco centavos, hasta 2,40 dólares por cada mil pies cúbicos.

El petróleo Brent baja un 4,95 %, hasta 61,28 dólares

LONDRES.- El crudo del mar del Norte, de referencia en Europa, concluyó la jornada en el International Exchange Futures con un descenso de 3,19 dólares respecto a la última negociación, cuando cerró en 64,47 dólares.

El precio del Brent registró una pronunciada caída por cuarta sesión consecutiva, lastrado por el temor a los efectos en la demanda global de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y diversos países.
El crudo de referencia europeo se desplomó este lunes hasta su mínimo nivel en cerca de cuatro meses, con lo que ha perdido gran parte del terreno que escaló durante la primera mitad del año gracias a los recortes de producción de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
La guerra arancelaria que ha iniciado EEUU con China y con México ha impulsado el precio a la baja en los últimos días.
El pasado jueves, el Brent cayó un 3,96 %, y el viernes perdió otro 3,31 %. Desde el último cierre en positivo, el martes de la semana pasada, el barril de crudo del mar del Norte ha cedido un 12,59 %.
Contribuyó a la caída de hoy una nota de la OPEP en la que el cartel liderado por Arabia Saudí constata que la producción mundial de crudo batió en 2018 el máximo histórico de 75,78 millones de barriles diarios (mbd), un 1,6 % más que en 2017.
El grupo de productores, junto con socios como Rusia, pusieron en marcha en enero límites en sus exportaciones para tratar de impulsar los precios, unas medidas que todavía deben decidir si extienden durante la segunda mitad del año.

El barril OPEP cae hasta los 64,15 dólares, el precio más bajo en tres meses

VIENA.- La cotización del crudo OPEP cerró mayo con una fuerte caída, al venderse el pasado viernes a 64,15 dólares y marcar así su valor más bajo desde el pasado 26 de febrero, informó este lunes el grupo energético.

El crudo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) marcó en mayo con esa nueva depreciación un valor medio de 69,97 dólares, un 1,14 % menos que el mes anterior.
El petróleo OPEP acumula ya dos semanas de depreciaciones generalizadas, en la que ha perdido más de un 11 % de su valor.
Los aranceles a las importaciones de México anunciados por Washington, que podrían encarecer el petróleo mexicano, se sumaron la semana pasada al temor a una caída del consumo debido a las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China.

Por qué EEUU y China están más cerca que nunca de la guerra total / Pablo Pardo *

China tiene que evitar caer en dos trampas. Una, la trampa de los ingresos medios. La otra, la trampa de Tucídides.

Así de claro se lo dijo el presidente chino Xi Jinping a Soraya Sáenz de Santamaría en la mañana del 24 de noviembre de 2016, cuando los dos se reunieron en Las Palmas de Gran Canaria. Era una visita más protocolaria que otra cosa. Xi regresaba de América Latina y, como habían hecho sus predecesores Hu Jintao en 2005 y 2012 y Jian Zemin en 2001, hizo una escala de una noche en Canarias. 

La información de la visita en las webs del Gobierno chino es un comunicado oficial intrascendente. En ningún momento se recoge que el hombre que ha acumulado más poder en la Historia de China desde que murió Mao Zedong en 1976 reflexionara con la vicepresidenta del Gobierno español sobre el futuro de su país.

La trampa de los ingresos medios es la incapacidad de un país para salir completamente de la pobreza y entrar en el mundo industrializado. Es algo visible sobre todo en América Latina, cuyas dos grandes potencias -Brasil y México- nunca alcanzan sus expectativas, pero que se da en el resto de esa región y también en África y Asia.

Pero lo que justo dos años y medio después del encuentro de Gran Canaria se ha convertido en la frase obligatoria para explicar la geopolítica mundial es la otra trampa mencionada por Xi: la de Tucídides, el general ateniense que, tras ser desterrado de la ciudad, escribió, literalmente a medida que iba sucediendo, la guerra de 27 años entre Atenas y Esparta que acabó con la aniquilación de la primera. 

Más de 2.400 años después de su muerte, el padre de la historiografía se ha transformado en el padre de la futurología. Porque, las 368 páginas de La Guerra del Peloponeso son la mejor explicación para saber lo que está sucediendo -y lo que puede llegar a suceder- entre China y Estados Unidos. Lo único que tiene que decidir el lector es quién es el equivalente moderno de los contendientes. O sea, quién es Atenas y quién es Esparta.

Todo está contado por alguien que combatió en esa guerra y fue desterrado por perder una batalla: el propio Tucídides. Así que no sólo es historia; también es una autobiografía política. Hasta el nombre está cargado de ideología. Tucídides, ateniense, quiso poner el conflicto en el Peloponeso, donde estaba Esparta, en lugar de en el Ática, que es la región ocupada por su ciudad. Ya lo puso Cervantes en su Quijote, y luego Borges le dio la vuelta a la misma frase en su Pierre Menard: «La verdad, cuya madre es la Historia...».

Spoiler: lo que lea no le va a gustar. No es que el final sea una sorpresa, porque eso se decidió hace 2.423 años. Lo peor son los personajes. Según Tucídides, la política internacional se rige por tres factores: miedo, honor (hoy lo llamaríamos orgullo o hipernacionalismo) e interés, «siendo el miedo el principal, con los otros dos detrás».

En La Guerra del Peloponeso, la democracia ateniense puede ser mucho más brutal que la oligarquía espartana. «Los fuertes hacen lo que pueden hacer, y los débiles sufren lo que tienen que sufrir», dicen los representantes de la democrática Atenas a los pacíficos habitantes de Milo antes de arrasar la ciudad, matar a todos los hombres y hacer esclavos a todos los niños y mujeres. Incluso el hombre al que en Europa se considera modelo de estadista, el ateniense Pericles, es un demagogo que hace que su ciudad-estado «sea una democracia sólo en el nombre».

Y, para acabar de preocuparnos, está la razón por la que la guerra estalla. En palabras de Tucídides, «lo que hizo la guerra inevitable fue el crecimiento del poder de Atenas y el temor que eso causó en Esparta». En otras palabras: si una gran potencia debe hacer frente a la irrupción de un rival, la guerra es única manera de preservar el status quo.

Y, para muchos, lo que está iniciando Donald Trump contra China es una guerra económica. Una guerra económica que, para otros, no es más que la continuación de un ataque sistemático que Pekín lleva lanzando desde hace décadas, copiando patentes industriales, sometiendo sus empresas a los dictados del Partido Comunista y de las Fuerzas Armadas, y exigiendo ser considerada una economía en vías de desarrollo a la hora de recibir tratamiento preferencial en aduanas y en organismos internacionales como el Banco Mundial, pese a que es capaz de poner a hombres en el espacio exterior.

Es una guerra económica que puede definir el futuro de ambos países. Como declaraba esta semana en una nota a sus clientes Bank of America, el segundo mayor banco de Estados Unidos, «la actual guerra comercial podría permitir a EEUU permanecer como poder hegemónico del mundo en las próximas décadas». Así, detrás del boicot a Huawei y de los aranceles, está la supremacía mundial. 

Esparta contra Atenas, 25 siglos más tarde.
Pero la popularización de la Guerra del Peloponeso para entender la política del siglo XXI se debe a un estadounidense de 79 años nacido en la ciudad de Charlotte, en Carolina del Norte. Se llama Graham Allison, lleva 34 años asesorando a los secretarios de Defensa de EEUU, y ha sido decano de la escuela de relaciones internacionales Kennedy de la Universidad de Harvard, y director del Centro Belfer de esa misma institución. Su salto a la fama se produjo en 2017 con una tesis atractiva por su simplicidad: en el 75% de los casos en los que países emergentes disputaban a potencias ya establecidas la supremacía, el resultado era una guerra.

El resto lo hizo una expresión fácil de recordar: la trampa de Tucídides. Y, también, un libro de título alarmante publicado en 2018: Destinados a la guerra. ¿Pueden Estados Unidos y China eludir la trampa de Tucídides? Así es cómo en el taquillazo de Hollywood Wonder Woman, el verano pasado, Diana se ponía a hablar de Tucídides para seducir al malo de la película, el general alemán Ludendorff. Antes lo habían hecho, en el mundo real, un sinnúmero de generales de verdad y altos cargos de Defensa de EEUU y, curiosamente, de Australia, el país occidental y blanco más cercano a China.

En su análisis, Allison tomó 16 casos en los últimos 540 años. España sale en tres de ellos, pero sólo en uno evita la guerra: con Portugal, por el control de América, en los siglos XV y XVI. En la Guerra Fría, la expulsión por EEUU de la influencia británica de América en el siglo XIX; y la pugna entre Francia y Gran Bretaña, por un lado, y Alemania, por otro, por el control de Europa tras la caída del muro de Berlín también se evita el derramamiento de sangre. Allison explica esas soluciones pacíficas con justificaciones diferentes en cada caso.

El modelo no ha convencido a todos. Es mecanicista. Es determinista. Ignora que el exceso de confianza -por ejemplo, en la invasión de Irak o, a un nivel aún más grave, en la de Polonia por Alemania que desencadenó la Segunda Guerra Mundial- provoca muchas más guerras que el miedo. Y es eurocéntrico - u occidental-céntrico- y, por tanto, no es aplicable a un país como China, tan diferente de Occidente que en 4.000 años de Historia jamás ha conocido algo tan europeo como una sola guerra de religión.

Otros lo ven como una manera de empaquetar de manera fácil la vieja teoría del Realismo ofensivo en relaciones internacionales. «En un mundo anárquico, sin una policía ni unos juzgados globales, los países sólo están preocupados por su supervivencia y por su poder relativo», explica el decano de la IE School of Global and Political Affairs, Manuel Muñiz. 

Así, Allison simplemente habría reducido a un eslogan a lo que a John Mearsheimer le llevó 592 páginas en su clásico The Tragedy of Great Power Politics, publicado hace 18 años. Para Mearsheimier, el mundo sigue como con Tucídides. Por eso, en la década de los 90, este profesor de la Universidad de Chicago defendió que Ucrania se quedara con parte del arsenal nuclear soviético. Lo que entonces fue visto como una locura cobró sentido en 2014, cuando Rusia invadió Ucrania.

La cuestión es que posiblemente tanto Xi como Trump compartan la visión de Tucídides. Los dos son nacionalistas. Los dos proceden de culturas que se consideran a sí mismas el centro del mundo. Y que, pese a ser los países más poderosos de la Tierra, tienden a verse vulnerables y rodeados de enemigos en un mundo hostil.
Y, ahora, los chinos parecen, también, haber abrazado el pensamiento de Tucídides. O eso se deduce del relato hecho a Papel por Adam Posen, presidente del think tank de Washington Peterson Institute for International Economics y ex miembro del Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra.

Hace dos semanas Posen estuvo en China, y allí tuvo una reunión que recuerda en estos términos: «Fue con un alto cargo del Politburó. Cada año nos vemos con ellos, con la idea de que quieren enviar un mensaje a Estados Unidos a través de nosotros. Este año, lo curioso es que recibimos una lección de 15 minutos en los que nuestro anfitrión sólo paró para dejar trabajar al traductor y para recuperar aliento antes de volver a repetir que esto es un choque de civilizaciones. Y algunas cosas eran extremas.

Tal vez fuera que estaba de mal humor. O que había leído lo que había dicho el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, sobre China. No lo sé. Pero fue muy directo: Estados Unidos tiene una política exterior tan agresiva porque es una cultura mediterránea, lo que significa que tiene divisiones internas y está obsesionado con la religión. No mencionó ni una sola vez ni a Mao ni a Marx, ni dijo nada de la lucha de clases. Todo fue historia, geografía y cultura».


(*) Periodista español