RIAD.- Enfrentada a un déficit presupuestario récord ligado al hundimiento de los precios del petróleo, Arabia Saudita tuvo que reducir las generosas subvenciones a los combustibles y la electricidad, una medida que tendrá un impacto doloroso en una población acostumbrada al Estado providencia.
De
forma drástica e inesperada, el primer exportador mundial de crudo
aumentó hasta un 80% el precio de los productos petroleros y alrededor
de un 70% el de la electricidad y el agua.
Estas medidas forman parte de un plan tendente a reducir la dependencia respecto al petróleo.
"Es
el comienzo de un programa global para edificar una economía fuerte"
con "una diversificación de las fuentes de ingresos", declaró el rey
Salmán en el Consejo de Ministros que adoptó el presupuesto para 2016 y
las medidas de austeridad.
El reino, cuya producción petrolera
alcanzó este año la suma récord de 10,4 millones de barriles diarios,
registró en 2015 un déficit presupuestario nunca visto, de 98.000
millones de dólares (unos 89.800 euros).
El presupuesto 2016 prevé un déficit, el tercero consecutivo, de 87.000 millones de dólares.
En
2015, los ingresos retrocedieron a 162.000 millones de dólares, el
nivel más bajo desde la crisis financiera de 2009, lo que representa una
caída de 42% con respecto a los 260.000 millones de dólares de 2014. El
retroceso se debe a una bajada de 123.000 millones de dólares de los
ingresos petroleros.
Arabia Saudita anunció que iba a aumentar las
tasas aplicadas a los servicios sociales para consolidar sus ingresos
no petroleros.
"Debemos racionalizar los gastos no esenciales", dijo el ministro saudita de Finanzas, Ibrahim al Asaf.
Los
ingresos no petroleros aumentaron este año a 36.600 millones de
dólares, representando por primera vez el 27% del conjunto de los
ingresos del Estado.
"Esta contribución sigue siendo muy limitada y
debe aumentar", dijo el economista saudita Abdulwahab Abi
Dahesh, que piensa que el Gobierno va crear nuevos impuestos.
Las
nuevas medidas, que incluyen una subida de los precios de los pasajes de
avión para los vuelos interiores, de los cigarrillos y de las bebidas
no alcohólicas, afectarán a los sectores de bajos ingresos,
acostumbrados desde hace décadas a servicios públicos accesibles y a
productos baratos.
Desde el lunes, centenares de automovilistas
hicieron fila en las estaciones de servicio para cargar gasolina antes
de la subida de los precios.
Abu Othman, de 63 años, opinó que a pesar del aumento, los precios del combustible siguen siendo "razonables".
"Esas medidas son normales en las circunstancias actuales", dijo mientras llenaba el depósito de su vehículo.
La
subida de precios provocó una ola de comentarios en las redes sociales,
principal medio de expresión en Arabia Saudita, donde los medios de
comunicación son controlados por el Estado.
"Los ricos pueden
salvarse, pero los pobres dependen del gobierno", advirtió en un tuit
Fahad al Owain. "El fin de las subvenciones golpeará a la clase media,
de la cual forman parte la mayoría de los habitantes", explicó.
El
Fondo Monetario Internacional (FMI) había advertido a Arabia Saudita
que corría el riesgo de agotar sus reservas de divisas, en un monto de
732.000 millones de dólares, en cinco años, si se demoraba en reducir
las subvenciones y diversificar su economía.
Para cubrir parte del
déficit, Arabia Saudita utilizó 80.000 millones de dólares de reservas
en 2015 y emitió bonos del tesoro en el mercado local por 20.000
millones de dólares.