NUEVA YORK.- En
cuanto a Irán, Estados Unidos le ha cumplido a Arabia Saudita. A
diferencia del año pasado, Riad tomará un enfoque de confiar pero
verificar respecto a cuán estricto es Washington a la hora de ejercer
las sanciones cuando expiren las exenciones el 2 de mayo. Este verano
nos enfrentaremos a un mercado de petróleo limitado y a una mezcla
volátil de fuerzas contradictorias que se forma de cara a 2020, un año
electoral, en caso de que no lo supieran.
Recuerden
que, hace casi un año, el presidente Donald Trump anunció que se
retiraría del acuerdo nuclear alcanzado con Teherán en 2015. Esa fue la
causa de un repunte en los precios del petróleo antes de las elecciones
de mitad del periodo en noviembre y, en consecuencia, una serie de tuits
de la Casa Blanca que pedían a Arabia Saudita y otros dar un paso al
frente y calmar los nervios con más petróleo.
El negocio implícito aquí
es que EE.UU. le estaba apretando los tornillos al archienemigo de
Arabia Saudita, así que Arabia Saudita tendría que hacer su parte. Y así
fue: el país añadió más de un millón de barriles al día a su producción
de crudo entre mayo y noviembre.
Entonces,
Riad se encontró con un problema: esos estadounidenses indisciplinados
en los que no se puede confiar. Trump tenía razón en preocuparse por lo
que los precios más altos de la gasolina significarían para los votantes
que conducen más y ganan menos en los estados republicanos.
Entonces,
lo que hizo en efecto fue retractarse del acuerdo emitiendo las
exenciones a las sanciones de las que ahora planea deshacerse. Mientras
tanto, el repunte en los precios del petróleo hizo que los productores
estadounidenses también se retractaran un poco y se volcaran a los
presupuestos para obtener un aumento en la producción, y una muy
predecible caída de los precios para el cierre del año.
Por
tanto, no deberíamos esperar que Arabia Saudita se tome el anuncio del
lunes en la mañana como una señal para embarcarse en otro proactivo
incremento de la oferta. En teoría, el reino puede añadir otros 500.000
barriles al día sin violar su objetivo (restablecido) acordado con la
OPEP y sus socios en diciembre.
Eso equivaldría a tal vez la mitad de
las exportaciones iraníes que aparentemente están en riesgo de salir del
mercado. Sin embargo, después de la gambeta de 2018, parece más
probable que ahora Arabia Saudita espere a ver qué pasa con los flujos,
los inventarios y los precios reales antes de realizar un movimiento
significativo.
La declaración del ministro de Energía de Arabia Saudita,
Khalid Al-Falih, el lunes de que su país está "monitoreando de cerca"
la situación y coordinará con otros para garantizar que "el mercado
global del petróleo no salga de balance" es una muestra de ese enfoque.
Esta
advertencia se da durante una coyuntura crítica. El riesgo de una caída
repentina de la producción petrolera de Libia —1,1 millones de barriles
en marzo en comparación con 600.000 hace un año— ha incrementado en
medio de la violencia.
La producción venezolana ha caído aún más este
año, y el país también se enfrenta a un potencial fortalecimiento de las
sanciones en una semana. Y estamos a poco más de un mes del inicio del
tradicional aumento de temporada en la demanda de gasolina en EE.UU.
Mientras tanto, las nuevas regulaciones sobre el combustible marítimo
podrían generar mayor disrupción e incrementar la presión sobre los
precios del petróleo.
El crudo Brent subió otro 3 por ciento el lunes
por la mañana, y lleva un aumento de 37 por ciento este año.
Arabia
Saudita tiene pocos incentivos para detener eso por ahora. Como
señalaron analistas de IHS Markits en un informe a principios de este
mes, los esfuerzos por apoyar los precios desde principios de 2017 han
mitigado los déficits y han detenido la caída de las reservas en divisa
extranjera del país, pero no las han recuperado.
Las guerras y el alivio
a las inevitables fricciones causadas por los esfuerzos del Príncipe
Heredero Mohammed Bin Salman para reformar la economía son costosos, y
el daño realizado a los flujos de inversiones extranjeras por el asunto
de Khashoggi no ha ayudado. Como muestran la ronda de recaudación de
fondos del príncipe en el Ritz-Carlton, junto con la gigantesca oferta
de bonos de Saudi Arabian Oil Co. y su acuerdo para comprar la estatal
Saudi Basic Industries Corp., puede que no haga falta dinero, pero cada
dólar adicional es bienvenido.
Sin
embargo, Arabia Saudita camina por una cuerda floja, y se aflojará más a
medida que el año avance. Por supuesto, es necesario considerar la
demanda, y el consumo de gasolina no se ve tan fuerte como es.
Y
luego está el presidente. Trump manifestó tener fe en su aliado a
través de su método habitual el lunes por la mañana, cuando tuiteó
"Arabia Saudita y otros miembros de la OPEP compensarán de sobra la
diferencia en el flujo de petróleo" que resulte de las "sanciones
totales".
No obstante, después del cambio de bando de 2018, su fe será
puesta a prueba; en este aspecto, tuitea mucho. Si los precios de la
gasolina se disparan este verano —y ya están cerca de 3 dólares por galón en
promedio— la ansiedad de Trump por la campaña de 2020 incrementará, así
como la probabilidad de que intervenga en el mercado.
Los
otros estadounidenses de los que debe cuidarse Arabia Saudita están
principalmente en Texas. Una prima geopolítica para el petróleo
representa un beneficio imprevisto para los productores estadounidenses.
La gran pregunta es si responderán al aumento en los precios del mismo
modo que lo hicieron en 2018. Hay buenas razones para creer que esta vez
tendrán más cuidado. Los inversionistas, incluidos los activistas, han
dejado claro que no les impresiona que los repuntes en el petróleo vayan
a más pozos, en vez de sus bolsillos. Esto podría controlar los
instintos naturales de la industria del petróleo y la energía.
Dicho
esto, estamos hablando de instintos naturales. El repunte del petróleo
el lunes en la mañana elevó muchas acciones del sector, particularmente
las que se encuentran en el lado más riesgoso del espectro, como Denbury
Resources Inc., California Resources Corp. y Chesapeake Energy Corp.
Mientras tanto, el seguro al petróleo Nymex para 2020 ha aumentado a
poco más de 61 dólares, casi exactamente donde se encontraba el de 2019 hace
un año. Si esos precios a periodos más largos siguen creciendo, los
productores estadounidenses se aprovecharán para asegurarlos y fijar
mayores tasas de producción en 2020.
La
caballería saudí no se adelantará para evitar que el precio del
petróleo suba, y las noticias del lunes conllevan recompensas en
términos de ingresos y geopolítica. No obstante, a medida que el año
avance, el dilema esencial de Arabia Saudita se reafirmará.
Es una
economía dependiente del petróleo en un mal vecindario que debe
maximizar sus ingresos a la vez que aplaca a un aliado voluble, quien
ahora además es la mayor fuente de oferta de petróleo marginal rival.
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