TEHERÁN.- La embajada saudí en Teherán ha sido atacada esta noche por grupos de manifestantes que protestaban contra la ejecución en Arabia Saudí del clérigo chií opositor Nimr Baqir al Nimr, destacado líder de la Primavera Árabe en el país. Los incidentes dejan al menos 40 detenidos.
Según informó la agencia Isna los manifestantes se reunieron frente a la embajada saudí gritando proclamas contra ese país y algunos penetraron momentáneamente en la legación diplomática, que al parecer registró algún incendio en su interior por el lanzamiento de cócteles molotov y que los bomberos sofocaron.
En las imágenes difundidas por las redes sociales parece verse cómo los manifestantes irrumpen en la sede diplomática y le prenden fuego.
En una fotografía colgada en Twitter se puede ver a manifestantes ante el edificio y pequeños fuegos dentro del inmueble y en otra se ve una habitación con muebles destrozados, al parecer tomada dentro de la Embajada.
Poco después han aparecido imágenes de agentes de la Policía disolviendo la concentración. El Ministerio de Asuntos Exteriores iraní ha pedido calma y ha emitido un comunicado pidiendo a los manifestantes que respeten las instalaciones diplomáticas, según recoge el portal iraní 'Entekhab'.
"Hasta ahora, 40 personas que entraron en la Embajada han sido identificadas y detenidas. La investigación sigue su curso para identificar a los demás responsables de este incidente", ha señalado el fiscal de Teherán, Abbas Jafari Dolatabadi.
El ministerio iraní de Exteriores hizo un llamamiento a la calma después de que la policía dispersó a los encolerizados manifestantes y emitió un comunicado en el que pidió respetar las embajadas.
Horas antes, el Ministerio saudí de Asuntos Exteriores había convocado al embajador iraní en Riad para protestar por "las declaraciones agresivas" que el portavoz de Exteriores de ese país, Hosein Yaber Ansarí, ofreció para denunciar la ejecución, en las que llegó a decir que el Gobierno saudí "pagará duro" esa medida.
El Gobierno de Irán, mayoritariamente chií y rival regional de Arabia Saudita, de mayoría suní, convocó posteriormente también al encargado de negocios saudí.
Al Nimr fue ejecutado ayer después de que en octubre pasado el Tribunal Supremo confirmara su condena a pena de muerte por desobedecer a las autoridades e instigar a la violencia sectaria.
La ejecución del clérigo suscitó la cólera de toda la comunidad chií.
La ejecución de 47 personas por "terrorismo", entre ellas el líder religioso chiita opositor Nimr Baqer al Nimr, ha provocado la indignación de esa comunidad religiosa en países vecinos e incluso amenazas de Irán. Este domingo, el guía supremo de Irán, el ayatola Alí Jamenei, ha prometido que Arabia Saudí sufrirá "la venganza divina".
"La sangre injustamente derramada de este mártir tendrá pronto consecuencias", ha dicho Jamenei a unos clérigos en la capital iraní.
Por su parte, Riad ha acusado a Irán de ser un país "sin vergüenza", de apoyar al "terrorismo" y menoscabar la estabilidad regional. "El régimen iraní es el último en poder acusar a otros de apoyar al terrorismo, en tanto él mismo lo hace", ha declarado un portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores a la agencia oficial SPA. Riad había anunciado una convocatoria al embajador iraní por las declaraciones "agresivas" de Teherán.
Nimr Baqer al Nimr, de 56 años, fue un crítico feroz de la dinastía Al Saud.
La Unión Europea (UE) expresó sus "serias inquietudes" por su ejecución. "El caso específico del jeque Nimr Baqer al Nimr levanta serias inquietudes sobre la libertad de expresión y los derechos civiles y políticos de base, que deben ser respetados en todos los casos, inclusive en la lucha contra el terrorismo", declaró la jefa de la diplomacia europea Federica Mogherini.
Para el Departamento de Estado norteamericano, esta ejecución amenaza con "exacerbar las tensiones sectarias en momentos en que urge calmarlas".
"Estados Unidos exhorta al Gobierno de Arabia Saudí a permitir que la oposición se exprese pacíficamente", agregó el portavoz de la diplomacia estadounidense, John Kirby, en un comunicado, señalando la "particular preocupación" del Gobierno en Washington por esta situación.
En Bagdad, el primer ministro iraquí Haider al Abadi manifestó que esta ejecución significó "un gran 'shock'", y señaló que puede tener un efecto desestabilizador. "La libertad de expresión y la oposición pacífica son derechos humanos de base garantizados por las leyes divinas e internacionales. Violarlas tiene consecuencias sobre la seguridad, la estabilidad y el tejido social de toda la región", dijo en un comunicado.
Philip Luther, director de Amnistía Internacional para Oriente Medio, señaló que "las autoridades saudíes dicen haber realizado estas ejecuciones para preservar la seguridad. Pero la del jeque Nimr Baqer al-Nimr sugiere que las utilizan para zanjar cuentas políticas (...) bajo la cubierta de lucha contra el terrorismo". Según la ONG de defensa de los derechos humanos, Arabia Saudí es uno de los países que más aplican la pena de muerte en el mundo, junto a China, Irán y Estados Unidos.
Tras esta ejecución, un dirigente del partido chiita Dawa, en el poder en Irak, llamó a tomar medidas de represalia, como el cierre de la Embajada saudita en Bagdad (recientemente reabierta) o la ejecución de "terroristas" saudíes detenidos en el país. Por su parte, el movimiento chiita libanés Hezbolá denunció "un crimen odioso perpetrado sobre la base de falsas acusaciones".
También Siria se unió hoy a la condena mundial por la ejecución del sheij Nim Baqer al Nimr en Arabia Saudita.
El ministro sirio de Información, Omran al-Zoubi, afirmó que tal acción es un asesinato y un crimen atroz.
Esa ejecución, junto a las de otros 47 detenidos, se suma al historial criminal del régimen saudita, precisó.
Las organizaciones e instituciones internacionales deben adoptar todas las medidas necesarias y oportunas contra los autores de estos crímenes porque constituyen violaciones a los pactos y convenios internacionales, subrayó el ministro.
En cambio, las monarquías sunitas de la región, entre ellas Bahréin y Emiratos Árabes Unidos, saludaron la actitud de Arabia Saudí. No obstante, en el primero de estos países varios jóvenes de la mayoría chiita se concentraron en los suburbios de Manama para protestar contra estas ejecuciones.
La última ejecución masiva en Arabia Saudí a esta escala fue en 1980, cuando el reino ejecutó a 63 personas condenadas por la toma en 1979 de la Gran Mezquita de la Meca, la ciudad más sagrada para el islam. Los extremistas ocuparon durante dos semanas la mezquita, donde se encuentra el edificio cúbico de la Kaaba, hacia el que rezan todos los musulmanes del mundo, y exigieron que la familia real renunciara al trono.
Según informó la agencia Isna los manifestantes se reunieron frente a la embajada saudí gritando proclamas contra ese país y algunos penetraron momentáneamente en la legación diplomática, que al parecer registró algún incendio en su interior por el lanzamiento de cócteles molotov y que los bomberos sofocaron.
En las imágenes difundidas por las redes sociales parece verse cómo los manifestantes irrumpen en la sede diplomática y le prenden fuego.
En una fotografía colgada en Twitter se puede ver a manifestantes ante el edificio y pequeños fuegos dentro del inmueble y en otra se ve una habitación con muebles destrozados, al parecer tomada dentro de la Embajada.
Poco después han aparecido imágenes de agentes de la Policía disolviendo la concentración. El Ministerio de Asuntos Exteriores iraní ha pedido calma y ha emitido un comunicado pidiendo a los manifestantes que respeten las instalaciones diplomáticas, según recoge el portal iraní 'Entekhab'.
"Hasta ahora, 40 personas que entraron en la Embajada han sido identificadas y detenidas. La investigación sigue su curso para identificar a los demás responsables de este incidente", ha señalado el fiscal de Teherán, Abbas Jafari Dolatabadi.
El ministerio iraní de Exteriores hizo un llamamiento a la calma después de que la policía dispersó a los encolerizados manifestantes y emitió un comunicado en el que pidió respetar las embajadas.
Horas antes, el Ministerio saudí de Asuntos Exteriores había convocado al embajador iraní en Riad para protestar por "las declaraciones agresivas" que el portavoz de Exteriores de ese país, Hosein Yaber Ansarí, ofreció para denunciar la ejecución, en las que llegó a decir que el Gobierno saudí "pagará duro" esa medida.
El Gobierno de Irán, mayoritariamente chií y rival regional de Arabia Saudita, de mayoría suní, convocó posteriormente también al encargado de negocios saudí.
Al Nimr fue ejecutado ayer después de que en octubre pasado el Tribunal Supremo confirmara su condena a pena de muerte por desobedecer a las autoridades e instigar a la violencia sectaria.
La ejecución del clérigo suscitó la cólera de toda la comunidad chií.
La ejecución de 47 personas por "terrorismo", entre ellas el líder religioso chiita opositor Nimr Baqer al Nimr, ha provocado la indignación de esa comunidad religiosa en países vecinos e incluso amenazas de Irán. Este domingo, el guía supremo de Irán, el ayatola Alí Jamenei, ha prometido que Arabia Saudí sufrirá "la venganza divina".
"La sangre injustamente derramada de este mártir tendrá pronto consecuencias", ha dicho Jamenei a unos clérigos en la capital iraní.
Por su parte, Riad ha acusado a Irán de ser un país "sin vergüenza", de apoyar al "terrorismo" y menoscabar la estabilidad regional. "El régimen iraní es el último en poder acusar a otros de apoyar al terrorismo, en tanto él mismo lo hace", ha declarado un portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores a la agencia oficial SPA. Riad había anunciado una convocatoria al embajador iraní por las declaraciones "agresivas" de Teherán.
Nimr Baqer al Nimr, de 56 años, fue un crítico feroz de la dinastía Al Saud.
La Unión Europea (UE) expresó sus "serias inquietudes" por su ejecución. "El caso específico del jeque Nimr Baqer al Nimr levanta serias inquietudes sobre la libertad de expresión y los derechos civiles y políticos de base, que deben ser respetados en todos los casos, inclusive en la lucha contra el terrorismo", declaró la jefa de la diplomacia europea Federica Mogherini.
Para el Departamento de Estado norteamericano, esta ejecución amenaza con "exacerbar las tensiones sectarias en momentos en que urge calmarlas".
"Estados Unidos exhorta al Gobierno de Arabia Saudí a permitir que la oposición se exprese pacíficamente", agregó el portavoz de la diplomacia estadounidense, John Kirby, en un comunicado, señalando la "particular preocupación" del Gobierno en Washington por esta situación.
En Bagdad, el primer ministro iraquí Haider al Abadi manifestó que esta ejecución significó "un gran 'shock'", y señaló que puede tener un efecto desestabilizador. "La libertad de expresión y la oposición pacífica son derechos humanos de base garantizados por las leyes divinas e internacionales. Violarlas tiene consecuencias sobre la seguridad, la estabilidad y el tejido social de toda la región", dijo en un comunicado.
La ejecución del clérigo también podría complicar la relación de Arabia
Saudí con el gobierno que encabezan los chiíes en Irak. El viernes, la
embajada saudí en Bagdad había vuelto a abrir sus puertas por primera
desde hace casi 25 años.
Ya para el sábado, el primer ministro iraquí Haidar al-Abadi afrontaba
exigencias de que ordenara el cierre de la embajada saudí.
Al-Abadi tuiteó el sábado en la noche que estaba "indignado y triste"
por la ejecución de al-Nimr y agregó que "la oposición pacífica es un
derecho fundamental. La represión no dura".
El clérigo chií más destacado de Irak condenó el domingo la ejecución,
describió a al-Nimr como un "mártir" y dijo que la sangre del clérigo de
otros opositores chiíes se había derramado "de forma injusta y
agresiva".
También se produjeron protestas de simpatizantes de Al-Nimr en
Al-Qatif, la localidad natal del jeque en el este de Arabia Saudí; en la
vecina Bahrein e incluso en el norte de India.
Philip Luther, director de Amnistía Internacional para Oriente Medio, señaló que "las autoridades saudíes dicen haber realizado estas ejecuciones para preservar la seguridad. Pero la del jeque Nimr Baqer al-Nimr sugiere que las utilizan para zanjar cuentas políticas (...) bajo la cubierta de lucha contra el terrorismo". Según la ONG de defensa de los derechos humanos, Arabia Saudí es uno de los países que más aplican la pena de muerte en el mundo, junto a China, Irán y Estados Unidos.
Tras esta ejecución, un dirigente del partido chiita Dawa, en el poder en Irak, llamó a tomar medidas de represalia, como el cierre de la Embajada saudita en Bagdad (recientemente reabierta) o la ejecución de "terroristas" saudíes detenidos en el país. Por su parte, el movimiento chiita libanés Hezbolá denunció "un crimen odioso perpetrado sobre la base de falsas acusaciones".
También Siria se unió hoy a la condena mundial por la ejecución del sheij Nim Baqer al Nimr en Arabia Saudita.
El ministro sirio de Información, Omran al-Zoubi, afirmó que tal acción es un asesinato y un crimen atroz.
Esa ejecución, junto a las de otros 47 detenidos, se suma al historial criminal del régimen saudita, precisó.
Las organizaciones e instituciones internacionales deben adoptar todas las medidas necesarias y oportunas contra los autores de estos crímenes porque constituyen violaciones a los pactos y convenios internacionales, subrayó el ministro.
En cambio, las monarquías sunitas de la región, entre ellas Bahréin y Emiratos Árabes Unidos, saludaron la actitud de Arabia Saudí. No obstante, en el primero de estos países varios jóvenes de la mayoría chiita se concentraron en los suburbios de Manama para protestar contra estas ejecuciones.
La última ejecución masiva en Arabia Saudí a esta escala fue en 1980, cuando el reino ejecutó a 63 personas condenadas por la toma en 1979 de la Gran Mezquita de la Meca, la ciudad más sagrada para el islam. Los extremistas ocuparon durante dos semanas la mezquita, donde se encuentra el edificio cúbico de la Kaaba, hacia el que rezan todos los musulmanes del mundo, y exigieron que la familia real renunciara al trono.
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