RIAD.- El fin de semana islámico comienza hoy a la espera de nuevas
informaciones que esclarezcan el incidente relativo al ataque a la
embajada iraní en Yemen, sobre el cual tanto Irán como Arabia Saudita
mantienen versiones contrapuestas.
De acuerdo con Teherán, la víspera aviones de combate sauditas habrían
atacado su embajada en Sanaa, dejando heridos a miembros del personal de
seguridad.
Arabia Saudita es responsable por los daños a nuestra embajada en Sanaa y las lesiones a su personal, sostuvo el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Hossein Jaberi Ansari, citado por el sitio web del Islamic Republic of Iran Broadcasting (IRIB).
Por su parte, el viceministro de ese ramo para Asuntos Árabes y Africanos, Hossein Amir Abdollahian, aseguró que Irán está preparado para comunicar a las Naciones Unidas sobre los detalles de este tema en un informe oficial.
Sin embargo, del otro lado del Golfo Pérsico la versión difiere radicalmente.
Así, durante las últimas horas la comandancia de la Coalición para el Apoyo a la Legitimidad en Yemen, encabezada por Arabia Saudita, calificó las afirmaciones iraníes al respecto de falsas.
Las aeronaves de la Coalición no realizaron ninguna operación en las cercanías de la embajada persa en Sanaa, enfatizó ese mando militar, de acuerdo con la agencia de prensa saudita (SPA).
Al mismo tiempo, la Comandancia urgió en el texto a las misiones diplomáticas acreditadas en la capital yemení a abstenerse de permitir el uso de esas instalaciones a las milicias del movimiento Ansar Allah (hutíes), pues ello viola las normas y convenciones internacionales.
Similar posición expresó posteriormente el ministerio de Relaciones Exteriores de Yemen.
Desde marzo de 2015 Riad encabeza una coalición que bombardea posiciones de las milicias hutíes en varias zonas de Yemen, incluida su capital, como apoyo al presidente de esa nación, Abd Rabbu Mansour Hadi.
Las acusaciones cruzadas se producen en el contexto del más reciente diferendo entre Teherán y Riad, que se originó el pasado 2 de enero cuando Riad anunció la ejecución del clérigo chiíta Nimr Al Nimr y otras 46 personas, entre ellas varios miembros de la red Al Qaeda.
Ello condujo a protestas en Irán que resultaron en el incendio de la embajada saudita en Teherán, y un consulado en la ciudad de Mashhad, lo cual motivó a su vez que Arabia Saudita rompiera relaciones diplomáticas con la nación persa, paso seguido por otros países árabes.
Mas allá de los dañados vínculos diplomáticos, la agudización de las tensiones en al área tuvieron un ligero matiz económico, cuando Irán anunció la víspera la suspensión de las escasas importaciones que el país realiza desde Arabia Saudita.
Sin embargo, en relación con el peligro de una escalada militar del diferendo, el príncipe saudita Mohammed bin Salman se encargó de tranquilizar a la comunidad internacional.
Una guerra entre Arabia Saudita e Irán sería el inicio de una catástrofe (global), algo que Riad no está dispuesta a que ocurra, enfatizó en una entrevista a la revista británica The Economist.
Arabia Saudita es responsable por los daños a nuestra embajada en Sanaa y las lesiones a su personal, sostuvo el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Hossein Jaberi Ansari, citado por el sitio web del Islamic Republic of Iran Broadcasting (IRIB).
Por su parte, el viceministro de ese ramo para Asuntos Árabes y Africanos, Hossein Amir Abdollahian, aseguró que Irán está preparado para comunicar a las Naciones Unidas sobre los detalles de este tema en un informe oficial.
Sin embargo, del otro lado del Golfo Pérsico la versión difiere radicalmente.
Así, durante las últimas horas la comandancia de la Coalición para el Apoyo a la Legitimidad en Yemen, encabezada por Arabia Saudita, calificó las afirmaciones iraníes al respecto de falsas.
Las aeronaves de la Coalición no realizaron ninguna operación en las cercanías de la embajada persa en Sanaa, enfatizó ese mando militar, de acuerdo con la agencia de prensa saudita (SPA).
Al mismo tiempo, la Comandancia urgió en el texto a las misiones diplomáticas acreditadas en la capital yemení a abstenerse de permitir el uso de esas instalaciones a las milicias del movimiento Ansar Allah (hutíes), pues ello viola las normas y convenciones internacionales.
Similar posición expresó posteriormente el ministerio de Relaciones Exteriores de Yemen.
Desde marzo de 2015 Riad encabeza una coalición que bombardea posiciones de las milicias hutíes en varias zonas de Yemen, incluida su capital, como apoyo al presidente de esa nación, Abd Rabbu Mansour Hadi.
Las acusaciones cruzadas se producen en el contexto del más reciente diferendo entre Teherán y Riad, que se originó el pasado 2 de enero cuando Riad anunció la ejecución del clérigo chiíta Nimr Al Nimr y otras 46 personas, entre ellas varios miembros de la red Al Qaeda.
Ello condujo a protestas en Irán que resultaron en el incendio de la embajada saudita en Teherán, y un consulado en la ciudad de Mashhad, lo cual motivó a su vez que Arabia Saudita rompiera relaciones diplomáticas con la nación persa, paso seguido por otros países árabes.
Mas allá de los dañados vínculos diplomáticos, la agudización de las tensiones en al área tuvieron un ligero matiz económico, cuando Irán anunció la víspera la suspensión de las escasas importaciones que el país realiza desde Arabia Saudita.
Sin embargo, en relación con el peligro de una escalada militar del diferendo, el príncipe saudita Mohammed bin Salman se encargó de tranquilizar a la comunidad internacional.
Una guerra entre Arabia Saudita e Irán sería el inicio de una catástrofe (global), algo que Riad no está dispuesta a que ocurra, enfatizó en una entrevista a la revista británica The Economist.
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