WASHINGTON/LONDRES.- La controvertida campaña
militar de Arabia Saudita en Yemen sufrió un doble golpe este jueves
cuando el Senado estadounidense bloqueó la venta de armas a Riad, horas
después de que el gobierno británico, tras un fallo de la justicia,
anunciara la suspensión de nuevas licencias de venta de armas a ese
país.
La cámara alta del Congreso estadounidense aprobó por 53
contra 45 votos la primera de tres resoluciones que pondrían freno a las
controvertidas ventas anunciadas por el presidente Donald Trump este
año.
Las medidas bloquearán 22 acuerdos distintos por
mantenimiento de aviones, municiones de precisión y otros armamentos a
Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Jordania, en un momento en que
las tensiones se recrudecen en Medio Oriente.
La Cámara de
Representantes, controlada por demócratas, tendrá que aprobar estas
resoluciones. Una vez en el despacho presidencial, se espera que Trump
las vete, y eso pondrá en mayores dificultades al Congreso para proponer
una votación de dos tercios que supere la negativa del Ejecutivo.
Trump
había dado un paso extraordinario al evitar al Congreso en la
aprobación de la venta de armas en mayo, luego de que su administración
declarara a Irán como una "amenaza fundamental" para la estabilidad de
Medio Oriente.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, dijo que la
administración estaba dando respuesta a una emergencia causada por el
rival histórico de Arabia Saudita, Irán, que apoya a los hutíes rebeldes
en Yemen.
Los senadores, incluso algunos republicanos, dijeron
que no había causa legítima para saltearse al Congreso, que tiene el
derecho de desaprobar ventas de armas.
El republicano Lindsey
Graham, leal a Trump en muchos otros frentes, defendió fuertemente el
freno a todas las ventas de armas, y se opuso al liderazgo saudí.
Graham
dijo que esperaba que su voto "enviara una señal a Arabia Saudita" de
que si actúa de la manera en que está actuando "no hay espacio para una
relación estratégica".
Este jueves,
el Tribunal de Apelaciones de Londres consideró que el Ejecutivo
británico "no evaluó si la coalición liderada por Arabia Saudita cometió
violaciones del derecho internacional humanitario durante el conflicto
en Yemen".
Con ese fallo, el tribunal respondió a un recurso
presentado por la Campaña Contra el Comercio de Armas (CAAT, por sus
siglas en inglés), una organización no gubernamental que lleva adelante
una batalla legal contra el gobierno británico para que suspenda la
venta de armamento al régimen saudí.
Esto "no significa que las
licencias para exportar armas a Arabia Saudita deban ser suspendidas
inmediatamente", precisó el juez Terence Etherton, quien pidió al
gobierno británico "reconsiderar" sus prácticas.
El gobierno
afirmó que no está de acuerdo con el fallo y que intentará apelar. No
obstante, "mientras tanto, no concederemos nuevas licencias (de venta de
armas) a Arabia Saudita y a sus socios de coalición que puedan ser
utilizadas en el conflicto de Yemen", anunció el ministro de Comercio
Internacional, Liam Fox.
Los defensores de los derechos humanos
expresaron de todos modos su satisfacción: CAAT celebró una "decisión
histórica"; Amnistía Internacional calificó el fallo como "una buena
noticia poco común para el pueblo de Yemen"; y Human Rights Watch
consideró que "todos los otros Estados de la Unión Europea deberían
cesar inmediatamente las ventas de armas a Arabia Saudita".
En
octubre, Alemania congeló las ventas de armamento a Riad a raíz del
asesinato del periodista saudita Jamal Khashoggi. Y en marzo prolongó
esta medida seis meses, hasta el 30 de septiembre, pese a la presión de
británicos y franceses para que levantase dicha disposición.
En
parte como consecuencia, el consorcio aeroespacial europeo Airbus -en el
que participan Francia, Alemania, España y Reino Unido- vio caer su
beneficio neto en el primer trimestre un 86% interanual, a 40.000
millones de euros, con el "impacto negativo de 190 millones de euros
inducido por la suspensión prolongada" de las ventas de armas de
Alemania a Arabia Saudita.
Arabia Saudita interviene militarmente
en el vecino Yemen desde 2015, liderando una coalición regional de apoyo
a las fuerzas progubernamentales contra los rebeldes hutíes, que
cuentan con el respaldo de Irán.
Ese conflicto dejó decenas de
miles de muertos, en su mayoría civiles, según la Organización Mundial
de la Salud. Unos 3,3 millones de personas siguen desplazadas y 24,1
millones -más de dos tercios de la población- necesitan asistencia, de
acuerdo con la ONU, que asegura que en Yemen se vive la peor crisis
humanitaria en el mundo.
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