ARGEL.- El
comité ministerial de la OPEP ampliada -integrada por los miembros de
la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus socios- acordó
hoy aplazar hasta la reunión del próximo 3 de diciembre en Viena la
decisión sobre un posible aumento de la producción.
El
titular saudí de Energía, Jaled al Falah, comunicó a la prensa esta
decisión del comité ministerial, reunido en Argel, y dijo que se
"trabaja para llegar a un nivel de producción equivalente al 100 por
ciento del compromiso" adquirido en junio, lo que en puridad significa
que la idea es compensar una posible caída de la producción por las
sanciones de Estados Unidos a Irán.
Según
Al Falah, "ha habido un retroceso en los meses de julio y agosto, pero
creemos que en septiembre y octubre vamos a estar cercanos al 100 % y
así el mercado va a equilibrar de forma aproximada la oferta y la
demanda".
"Los
precios actuales son satisfactorios para todos. Hay que garantizar el
equilibrio entre la oferta y la demanda y estoy seguro de que la oferta
será suficiente una vez se tomen las medidas a largo plazo", subrayó.
En
la rueda de prensa posterior al encuentro, celebrado a puerta cerrada
en un lujoso hotel de Argel y que duró unas horas, Al Falah indicó que
las perspectivas del mercado parecen mejores que el año pasado y que se
espera que la demanda aumente a lo largo de 2019.
"Por
ello -manifestó- hay que invertir en el almacenaje de cara al futuro.
Habrá una nueva reunión (ministerial de la OPEP ampliada, OPEP+) en
Viena en diciembre".
En
la misma línea se expresó su colega de Omán, Mohammed bin Hamad
Al-Rumhy, quien admitió que el mecanismo para que esta compensación sea
efectiva se discutirá en las reuniones previstas para los próximos
meses.
La
decisión no supuso una sorpresa, ya que los veinticuatro países
reunidos en Argel parecían de acuerdo en que el objetivo principal es
mantener los precios, ante el efecto negativo que se prevé tendrán las
sanciones de Washington a Teherán.
Al
respecto, fue el ministro ruso de Energía, Alexander Novak, quien
advirtió de que "la política de sanciones puede poner en peligro la
seguridad energética".
Tampoco
parece que vaya a gustar en la Casa Blanca, ya que días atrás el
presidente estadounidense, Donald Trump, exigió de forma enérgica a la
OPEP que ayudara a bajar los precios del crudo, que rondaba los 79
dólares el viernes para el Brent, el petróleo de referencia en Europa, y
los 71 dólares el WTI, el referente para EE.UU.
Los
"petroprecios" se mantienen así cercanos a los máximos registrados este
año y muy lejos de la abrupta caída de 2014, lo que favorece a países
como Argelia, donde el crudo y el gas suponen el 95 por ciento de sus
exportaciones.
Según
los analistas, la apreciación del "oro negro" se debe sobre todo a los
temores de que el embargo energético impuesto por Washington a Teherán,
que entrará en vigor el 4 de noviembre próximo, provoque problemas de
suministro.
A
ello se añade la sostenida y pronunciada caída de la producción de
Venezuela, otro miembro de la OPEP sancionado también por Estados
Unidos, debido a la grave crisis económica que atraviesa el país.
El
pasado día 13, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) auguró que
esos dos factores mantendrán la presión sobre los precios del petróleo
en los próximos meses.
El
mercado petrolero estaría en equilibrio actualmente: frente a una
demanda mundial que la OPEP estima en 99,38 millones de barriles diarios
(mbd) y que superará por primera vez en la historia los 100 mbd en el
próximo trimestre, la oferta total ya alcanzó los 100 mbd en agosto,
según la AIE.
Pero,
en opinión de los analistas, la percepción generalizada es que ese
equilibrio es ajustado y, por lo tanto, está amenazado por cualquier
corte importante de suministros.
Si
bien Trump ha contribuido al encarecimiento con su decisión de retirar a
Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán y volver a imponer
sanciones a Teherán, es evidente que le preocupan los altos precios del
petróleo de cara a las elecciones al Congreso de noviembre próximo.
Estados
Unidos presiona, sobre todo, a Arabia Saudí, el mayor exportador
mundial de crudo y líder natural de la OPEP, enemigo acérrimo de Irán,
que parece firme en su decisión de mantener la producción.
Teherán,
por su parte, se opone a que la prevista ausencia de sus barriles del
mercado sea compensada por otros socios y ya había advertido de que
vetaría cualquier decisión a este respecto que fuera tomada en Argel.
En
este ambiente, parece que, como se preveía, el encuentro informal de
Argel apenas ha servido para confirmar las posiciones de cada país
productor y que las espadas han quedado en alto a la espera de la
reunión de Viena.
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