PARÍS.- Los países productores de petróleo
están tomando medidas urgentes, incluyendo recortes y privatizaciones
parciales, para hacer frente a la caída brutal de los precio del crudo,
que agrava día a día el déficit de sus prepuestos.
"Ya no podemos
esperar más", dijo este martes el ministro ruso de Economía, Alexei
Uliukaev, que quiere compensar con privatizaciones el déficit provocado
por la caída de los hidrocarburos, que significan la mitad de los
ingresos de su presupuesto.
Ante esta situación "crítica", el
ministro pidió poner en marcha urgentemente privatizaciones para reducir
la participación del Estado en algunos grupos públicos, como la
petrolera Rosneft.
La caída del precio del barril, que cotiza en
torno a unos 30 dólares, obliga a los países productores a buscar otros
ingresos o a reducir sus gastos. "Es una fuente de riesgo", explica Olivier Garnier, economista del banco Société Générale. "El déficit
público se está degradando mucho. Y para mantener la paz social y los
gastos en armamento, los países productores no pueden recortar su gasto
público", asegura.
A mediados de enero, el Fondo Monetario
Internacional (FMI) ya alertó de las consecuencias de la caída de los
precios. "La caída del precio del barril pone a prueba la situación
presupuestaria de los países exportadores y afecta sus perspectivas de
crecimiento", dijo la organización al publicar sus perspectivas
económicas actualizadas.
Y aunque en los últimos años, con precios
récord, los países habían acumulado importantes reservas de cambio,
ahora empiezan a disminuir poco a poco.
Arabia Saudí, que como
otros países del Golfo Pérsico ha tenido que aplicar medidas de
austeridad, las reservas bajaron hasta 611.900 millones de dólares a
finales de 2015, su nivel más bajo desde 2011, consecuencia de las
retiradas masivas para compensar el déficit.
Sin embargo, según Ludovic Subran, economista en Euler Hermes, la situación todavía no es alarmante. "Ahora mismo los países
exportadores de África tienen al menos un año de reservas de cambio. Los
demás todavía tienen la ayuda de instituciones internacionales", como
el FMI o el Banco Mundial, dijo.
En muchos casos el apoyo
de estas instituciones supone medidas de austeridad impopulares o
privatizaciones, con el riesgo de desatar conflictos sociales.
"El
margen de maniobra es muy pequeño. El crecimiento sigue frenándose y
los ajustes son difíciles con austeridad y recesión", explica Christine
Rifflart, autora de un reciente estudio de la OSCE sobre los países
emergentes.
Es el caso de Nigeria, que está negociando un préstamo
con el Banco Africano de Desarrollo y el Banco Mundial para financiar
parte del déficit de 2,2 billones de nairas (unos 10.000 millones de
euros) en su presupuesto para 2016.
Venezuela, con una economía en
serias dificultades y cuyo presupuesto depende en un 96% de las ventas
de petróleo, intenta otra vía. Su ministro del Petróleo, Eulogio del
Pino, empezó el sábado una gira por Rusia, Qatar, Irán y Arabia Saudí
para promover una estrategia conjunta de los países productores de
crudo, sean o no miembros de la Organización de Países Exportadores de
Petróleo (OPEP).
La caída del precio del barril no sólo afecta a
los países emergentes y podría tener consecuencias también para los
bancos en Canadá, que brindaron 42.000 millones de dólares canadienses
en préstamos al sector de los hidrocarburos.
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