PARÍS.- La muerte del rey Abdalá de Arabia
Saudí no podía producirse en peor momento para el sector petrolero,
ahora que el reino intenta asentar su liderazgo en una industria mundial
en plena mutación.
La muerte del rey que ha presidido de hecho
durante 20 años los destinos del primer exportador de oro negro del
planeta ha hecho subir un poco el precio del petróleo, que está en caída
libre desde hace meses debido a la abundante oferta en el mercado.
El
economista jefe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Fatih
Birol, sin embargo, no espera que su muerte suponga un cambio
"significativo" en la política petrolera saudí.
Desde 2000, el
reino ha invertido decenas de miles de millones de dólares para
convertirse en el único país con una reserva viable de capacidad de
producción de tres millones de barriles diarios (mbd). También ha
aumentado su capacidad de refinado a 5 mbd y ha desarrollado su
producción de gas natural.
Aprovechándose de la inestabilidad de otros
países de la OPEP (Irán, Irak, Libia, Nigeria...), el reino ha aumentado
su producción de los 8 mbd en 2011 a su nivel actual de 9,6 mbd, y no
parece dispuesto a reducirlo tan pronto.
Los precios y la elevada
producción le han permitido disponer de un sólido colchón financiero de
750.000 millones de dólares. El subsuelo saudí esconde las segundas
reservas mundiales de crudo (266.000 millones de barriles), por detrás
de Venezuela, y las quintas reservas mundiales de gas natural (9.000
millones de metros cúbicos).
Después de una década excepcional, el reino
lucha por defender su cuota de mercado y su liderazgo ante los
productores no convencionales y no miembros de la OPEP, pues el 90% de
los ingresos públicos proceden del petróleo.
Bajo la presión de
Riad, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decidió
en noviembre mantener su producción sin cambios, acelerando la caída de
los precios a niveles de después de la crisis económica de 2008. Los
precios cayeron 50% entre junio y diciembre.
Por
primera vez en 40 años, Arabia Saudí, que bombea una décima parte del
suministro mundial de petróleo, se ha negado a tomar medidas para
estabilizar el mercado, invocando razones económicas. "A los productores
de la OPEP no les interesa reducir su producción", independientemente
que "baje a 20, 40, 50 ó 60 dólares" el barril, dijo a finales de
diciembre el ministro saudí del Petróleo, Alí Al Nuaimi.
"Si lo reduzco,
¿qué pasara con mi cuota de mercado? Los precios subirán, pero los
rusos, los brasileños y los productores estadounidenses de petróleo de
esquisto se harán con mi parte", alegó.
El nuevo rey Salman
confirmó este viernes que no habrá cambios en la política petrolera
saudí. "Preveo mucha continuidad. La política petrolera la fija un grupo
de tecnócratas y no veo que el futuro monarca vaya a cambiar las cosas
de manera significativa", explica Frederic Wehrey, especialista
del Golfo en el instituto Carnegie Endowment for International Peace.
Jean-François Seznec, experto petrolero y profesor de la Universidad de
Georgetown, espera que Riad defienda con "uñas y dientes" su
"liderazgo".
Entre 2005 y 2014, Estados Unidos redujo las
importaciones netas de crudo de 12,5 mbd a 5 mbd, principalmente debido
al aumento de la producción de petróleo y gas de esquisto.
"La
institución petrolera saudí se siente de alguna forma amenazada por el
hecho de que Estados Unidos produzca ahora de media más de 8 mbd y
limite sus importaciones", reconoce Seznec.
Para Basam Fatuh,
director en el Oxford Institute for Energy Studies, la producción
estadounidense "ha supuesto un cambio en los intercambios petroleros
comerciales.
Tras la reducción o incluso el fin de las
importaciones estadounidenses, los exportadores africanos y
latinoamericanos han recurrido al mercado asiático, dice Fatuh, pero con
una demanda más baja de China, que se ha convertido en el primer
importador neto de crudo, la competición se ha endurecido para Riad que
envía dos tercios de su petróleo a los mercados asiáticos.
Según
el economista saudí Abdulá al Kuwaiz, Arabia Saudí busca diversificar su
economía, altamente dependiente del petróleo. "Riad tiene todavía mucho
por hacer para racionalizar sus gastos corrientes, en particular los
salarios que representan el 50%", dice.
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