EL CAIRO.- El ataque con drones y misiles contra dos plantas saudíes
que desde el pasado sábado mantiene a los mercados en la incertidumbre y
ha puesto en ebullición la tensión en el Golfo Pérsico confirma
debilidades advertidas hace tiempo y desnuda algunas falsas certezas,
como la supuesta capacidad defensiva saudí.
Los
ataques dejaron durante algo más de 48 horas el suministro de crudo de
Arabia Saudí reducido a la mitad, evidenciando que pese al alto gasto
militar Riad no pudo defender su principal instalación petrolera y
confirmando que la tensión política en el Golfo Pérsico tiene
consecuencias en la economía mundial y va a seguir teniéndolas.
Según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz
de Estocolmo (SIPRI), Arabia Saudí es el primer importador mundial de
armamento en el mundo y en 2018 destinó 67.500 millones de dólares a
gasto militar.
Pese a ello, la planta de Abqaiq, la
instalación petrolífera más grande de la península arábiga, objetivo de
Sadam Husein durante la guerra del Golfo en 1991 y de un fallido ataque
de Al Qaeda en 2006, fue alcanzada con drones en la noche del sábado en
un ataque en el que también fueron empleados misiles crucero contra la
planta de Khurais.
En su defensa, el Ministerio de
Defensa saudí dijo que han interceptado más de 200 misiles balísticos y
258 drones y que "no hay ninguna nación que está expuesta" a ese número
de ataques.
Pero que unos cuantos drones pudieran superar la defensa militar saudí significa cosas.
"Refleja algo que de algún modo hemos sabido ya hace tiempo: a pesar
del dinero que los saudíes han gastado en su Ejército y en armamento, su
capacidad militar en términos de actuación es bastante limitada",
indicó Timothy Kaldas, del Instituto Tahrir para Oriente Medio.
El analista agregó que esa situación se ha visto "durante años en el
Yemen, uno de los países más pobres de la región y del mundo, que ha
sido capaz de poner al Ejército saudí en grandes dificultades".
Impericia pero, tal vez, también falta de organización. Las
instalaciones petroleras no están bajo control del Ministerio de Defensa
sino del Ministerio de Interior saudí, recordó Gerd Nonneman,
profesor de la Escuela de Servicio Exterior en Qatar de la Universidad
Georgetown.
"Hay problemas internos de integración
(...) la mayoría de la defensa se ha centrado en amenazas terrestres y
terrorismo", indicó.
Agregó que el sistema de defensa
antimisiles saudí "tiene vacíos de cobertura y problemas de tiempo de
reacción que han sido reconocidos desde hace tiempo" y, por ello,
Estados Unidos siempre ha insistido en un sistema de defensa integrado
en el golfo Pérsico, algo por lo que ha presionado para que se resuelva
el litigio con Qatar.
Pese a que los rebeldes hutíes yemeníes reivindicaron el
ataque, Estados Unidos, con su secretario de Estado, Mike Pompeo, a la
cabeza, y Arabia Saudí han señalado desde el primer momento a Irán por
la acción.
Sin embargo, el tono está siendo distinto.
Mientras Pompeo ha responsabilizado sin rodeos a Teherán, Riad ha
hablado de "armamento militar iraní" y de "ataque respaldado por Irán",
pero aún no ha culpado como ejecutor del ataque al régimen de los
ayatolás.
El martes, el portavoz del Ministerio de
Defensa saudí, Turki Al Malki, afirmó que el ataque estaba
"incuestionablemente respaldado por Irán", pero evitó dar un "sí" al ser
preguntado reiteradamente por los periodistas si los drones y misiles
provenían de Irán que implicaría la asunción de una acción de guerra por
parte de Teherán.
Irán ha rechazado las acusaciones
en su contra, pero no ha dejado pasar la oportunidad para mostrarse
desafiante e incluso ha llamado a sus "enemigos" a "aprender una
lección" del ataque.
Para Kaldas, que Arabia Saudí
anunciara una comisión de investigación integrada por personal de la ONU
y expertos internacionales es una forma de "dilatar" la respuesta en
busca de tiempo "para reducir la tensión o como mínimo pensar más
cuidadosamente las opciones".
"Ellos mismos están confundidos sobre qué hacer y qué están dispuestos a arriesgar", opinó el analista.
Nonneman cree que el ataque demuestra que "la tecnología de los drones ha 'democratizado' el teatro de operaciones".
"No creo que Riad, Abu Dabi o Washington quieran una escalada militar,
no dada la claridad con que Arabia Saudí ha mostrado su vulnerabilidad",
agregó, sin descartar que se puedan producir acciones militares contra
refinerías o instalaciones de misiles de Irán.
Para
Kaldas, el ataque "puede ser entendido como una advertencia sobre el
posible costo de continuar aumentando la tensión con los iraníes dado
que cuentan con aliados en muchos países -desde el Yemen hasta Siria y
el Líbano- con capacidad para alcanzar objetivos estratégicos".
Pero sobre todo demuestra que "se necesitan negociaciones reales hacia
una reducción de la tensión y una estrategia más pragmática de todas las
partes, ya que ninguna va a beneficiarse de un confrontación abierta".
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