LONDRES.- El petróleo sigue siendo hoy la principal fuente de energía que hace funcionar el mundo en el que vivimos. Y hasta que las energías renovables no logren sustituir el llamado oro negro, seguiremos dependiendo de él.
En 2018, de hecho, consumimos más
petróleo que ningún otro año. Según datos de la Organización de Países
Exportadores de Petróleo (OPEP), el consumo diario a nivel global fue de
98,82 millones de barriles en 2018.
Y la tendencia es que siga subiendo
hasta los 100,23 millones de barriles por día en el año en curso, según
estimaciones de la misma organización.
Dada su alta relevancia como materia
prima, la venta del petróleo y sus productos derivados constituyen
una pieza fundamental para la política exterior y comercial a nivel
global.
Por eso, los Estados que poseen en su
subsuelo este bien preciado tienen una situación privilegiada que, sin
embargo, no siempre se traduce en mayor riqueza para sus arcas.
Los países con mayores reservas
Venezuela es, por excelencia, el país
con las mayores reservas de petróleo del mundo. Tiene hasta 309.000
millones de barriles de petróleo, de acuerdo información estadística de
la Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA).
El segundo es Arabia Saudita, con una
reserva de crudo de 266.005 millones de barriles y el
tercero Canadá con 169.000 millones de barriles en provisiones.
Solo dos países de América Latina
aparecen en el listado: tras Venezuela, ya nombrado, está Brasil, con
una producción anual mucho menor de apenas 12.007 millones de barriles.
Estos son los principales países con las mayores reservas de petróleo a nivel mundial.
Pero tener oro negro no siempre es sinónimo de riqueza.Uno de los ejemplos más claros es la propia Venezuela, que ocupa el primer puesto de países con mayores reservas pero está sumida en una crisis económica que ha hecho que hasta 3,4 millones de venezolanos, según datos de Naciones Unidas, abandonen su país.
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Las razones del caso venezolano son varias y muy diversas, pero pese a que la naturaleza le ha otorgado importantes recursos, las reservas de crudo son apenas un factor que influye en si la explotación es realmente rentable.
No siempre un país con extensas reservas puede extraer y vender todo el petróleo que puede.
En el caso de Venezuela, la geología
no se lo ha puesto del todo fácil. La mayoría de su petróleo es
pesado (o procedente de arenas petrolíferas), que es más difícil y
costoso de extraer porque necesita de disolventes para poder hacerlo
circular.
Además, tras las sanciones económicas
de Estados Unidos, Venezuela ya no puede comercializar su crudo tan
fácilmente y su red de compradores se ha reducido considerablemente.
Canadá es otro ejemplo de país con
importantes reservas de arenas petrolíferas pero cuyo coste de
extracción es muy elevado porque su crudo es también mayoritariamente
pesado.
Otros países tienen otro tipo de
restricciones a la hora de producir petróleo: altas tasas impositivas,
como en el caso de Brasil y Estados Unidos.
Todo esto añade montos al costo de
producción y extraer un barril de crudo en Brasil cuesta casi cuatro
veces más que en Arabia Saudita, por ejemplo, donde la mayor parte de su
petróleo es líquido y más fácil de comercializar.
El costo de producir un barril de
crudo en el reino saudita es de menos de nueve dólares, según datos de
la OPEP. En Venezuela y Brasil, según la misma fuente, es de 27,62 y
34,99 dólares respectivamente.
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