RIAD.- El príncipe heredero
saudita Mohamed Bin Salmán asistió este martes al foro internacional
sobre inversión (FII) organizado en Riad, a pesar del boicoteo de
numerosos líderes y empresarios, en plena crisis por el asesinato del
periodista Jamal Khashoggi en Estambul.
Relajado, el príncipe se
sentó junto al rey Abdulán II de Jordania en primera fila del auditorio,
y luego se tomó numerosos selfies con participantes.
Bin Salmán abandonó el foro unos quince minutos después, sin realizar declaraciones ni tomar la palabra ante la audiencia.
El
objetivo de la Future Investment Initiative (FII) es presentar Arabia
Saudita como un destino comercial lucrativo que intenta diversificar su
economía y abrirse a las nuevas tecnologías, el turismo y la industria
del entretenimiento.
Pero esa conferencia, que durará hasta el
jueves, quedó eclipsada por la indignación suscitada por el asesinato de
Khashoggi, un periodista crítico con el poder que colaboraba con The
Washington Post.
Tras haber asegurado que este había salido vivo
del consulado el 2 de octubre, Riad acabó reconociendo que el periodista
había sido asesinado en su misión diplomática, pero negó cualquier
implicación del príncipe heredero, considerado como el líder en la
sombra del reino.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en un
discurso en Ankara, reveló ciertos detalles del "asesinato político" y
exigió que los responsables sean juzgados.
Antes de acudir al foro
el príncipe había recibido en el palacio real, junto al rey, a dos
familiares del periodista asesinado, anunció la agencia oficial SPA.
El
año pasado, en la primera edición del FII, Salmán se había presentado
como un joven visionario, líder de una Arabia Saudita "abierta y
moderada".
Por su parte el ministro saudíta de Exteriores, Adel Al
Jubeir, dijo que se pondrán en marcha medidas para que un asesinato como
el de Khashoggi "no vuelva a repetirse" y prometió una investigación
"exhaustiva y completa".
La lista de
los participantes en la conferencia, apodada el "Davos del desierto" por
muchos medios de comunicación, se fue reduciendo a medida que se
revelaban nuevos detalles macabros sobre el asesinato del periodista.
Además
del secretario estadounidense de Tesoro, Steven Mnuchin, que renunció a
participar, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional
(FMI), Christine Lagarde, así como una veintena de dirigentes de
compañías internacionales como HSBC, Siemens o Uber, también decidieron
no acudir.
Grandes medios como Bloomberg, CNN y The Financial Times se negaron a cubrir el evento.
El
lunes por la noche, la web del foro quedó fuera de servicio tras sufrir
un aparente ciberataque. En el portal se publicaron mensajes que
criticaban el papel de Arabia Saudita en el conflicto yemení y acusaban
al reino de financiar el terrorismo.
Pero el foro es también una importante cita regional para países cercanos a Riad, como Pakistán, que necesita ayuda financiera.
Islamabad
anunció que Arabia Saudita se comprometió a entregarle una ayuda de
3.000 millones de dólares para equilibrar sus cuentas.
Erdogan
prometió revelar "toda la verdad" sobre el caso. En Estados Unidos, un
aliado clave de Riad, la presión de su propio bando republicano ha
obligado al presidente, Donald Trump, a endurecer el tono con Arabia
Saudita.
El vicepresidente, Mike Pence, prometió el martes que su
gobierno reanudará la presión para que lleguen las "respuestas" al
escándalo.
Después de anunciar que Khashoggi había muerto en una
pelea en el consulado, el reino reconoció que había sido asesinado,
alegando que fue una "operación no autorizada" por las autoridades, de
la cual no estaba al tanto el príncipe heredero.
Antes del caso
Khashoggi, la imagen del príncipe heredero había empeorado tras la
detención de hombres de negocios, militantes pro derechos de las mujeres
y dignatarios religiosos.
La monarquía saudita también ha sido
acusada de matar a civiles en sus bombardeos en Yemen, donde interviene
desde marzo de 2015 en apoyo del gobierno contra los rebeldes chiitas
hutíes.
El asesinato de Khashoggi reabrió el debate sobre las
relaciones con Riad y la conveniencia de vender armas a Arabia Saudita.
Berlín pidió a los europeos que no firmen nuevos contratos de armamento
con el reino mientras no se esclarezca la muerte del periodista.
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