TEHERÁN.- El acaparamiento de productos por parte de especuladores, sumado a las
sanciones estadounidenses y a las dificultades para importar, está dando
paso a una escasez de ciertos artículos y a un alza de los precios que
erosiona aún más la situación económica de la población iraní.
La revelación de casos de acumulación de mercancías ha
ido en ascenso desde la entrada en vigor, el pasado 7 de agosto, de la
primera tanda de las sanciones estadounidenses, mostrando un aumento de
la corrupción en el país.
Papel, hilo, electrodomésticos, pañales, medicinas,
metales, alimentos, calefactores o aparatos de aire acondicionado son
algunos de los productos hallados en sitios insospechados y almacenados
para su venta en el futuro, cuando se espera que su precio sea todavía
más elevado.
Desde que el Gobierno iraní, debido a la
fuerte devaluación de la moneda nacional, que ha perdido más de dos
tercios de su valor desde abril, destinó divisa a un precio reducido
para la importación de una serie de productos, muchos empresarios
compraron artículos que no les correspondía con esa divisa para hacer
negocio.
El jefe del Poder Judicial, Sadeq Amoli
Lariyaní, advirtió ayer que aquellos que estén dañando la economía
nacional, entre ellos los que intentan aprovecharse de las concesiones
financieras especiales, enfrentarán "una acción severa de la justicia".
Pese a estas palabras de firmeza frente a la corrupción, la mayoría de
los comerciantes, y la propia población, ven que los principales
escándalos están ligados con grandes empresarios vinculados de algún
modo con responsables políticos del país.
Entre los
casos revelados de acaparamiento, uno de los más sonados, fue el
almacenamiento de medicinas por un valor de 50.000 millones de riales
por parte de Shabnam Nematzadeh, hija del que fue ministro de Industria
durante el primer mandato del presidente iraní, Hasan Rohaní.
Un pequeño empresario, que prefirió no ser identificado, puso como
ejemplo que desde hace tiempo para cualquier gran negocio tiene
hay que contar con los Guardianes de la Revolución: "O consigues ese
trabajo por medio de ellos o si no ellos te buscan para exigir una
comisión", lamentó.
En el último mes fueron
descubiertas 196.000 toneladas de barras de acero por valor de 7.000
millones de riales en la ciudad de Isfahán; y un millón de paquetes de
pañales importados en la localidad de Karaj, en un momento en el que era
difícil encontrar ese producto en el mercado.
El
pasado 26 de agosto, en una cantera del sur de Teherán se halló una
carga de 3.600 toneladas de arroz, lo que fomentó las burlas en las
redes sociales debido a que su dueño es una persona religiosa.
La República Islámica de Irán se rige por un sistema teocrático chií.
La opinión de los clérigos sobre el tema del acaparamiento varía entre
los que lo consideran una acción "haram" (prohibida por el islám), y los
que lo tildan de "makruh" (ofensivo).
Otro de los
casos más llamativos fue el almacenamiento de 8.845 coches Samand, de
producción interna, en un local perteneciente a la compañía líder de
fabricación de automóviles iraní Iran Khodro, que justificó que les
faltaba alguna pieza y que no estaban guardados para especular con su
precio.
Esta acumulación masiva de bienes, que se
aceleró con las sanciones estadounidenses, está motivada también por los
problemas de importación, ya que incluso en productos de fabricación
nacional siempre hay algo que se trae del extranjero.
Ahmad Reza, un tendero del norte de Teherán, explicó que incluso
varios artículos de producción local les llegan a las tiendas a
cuentagotas, ya que las fábricas temen quedarse en un futuro próximo sin
mercancía si la venden al ritmo habitual.
"Cada
semana nos suministran menos de la mitad de paquetes de pasta que antes y
las botellas pequeñas de agua mineral son repartidas por cuotas a los
supermercados", señaló.
La escasez de botellas
-comentó Ahmad Reza- se debe a que el tapón es importado, al igual que
los envases de una marca de comida precocinada, cuya fábrica tuvo que
cerrar durante un tiempo ante la falta de recipientes para su venta.
Aunque todavía no hay desabastecimiento, la población también está
comprando en algunos casos de forma desmesurada, temerosa por el alza de
los precios y el continuo empeoramiento de la crisis económica.
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