LONDRES.- La petrolera anglo-holandesa Shell anunció hoy que cerrará plantas
en unos diez países para centrarse en las operaciones más rentables y
recortar gastos tras la compra en febrero de la firma British Gas (GB).
Luego de la adquisición de GB, Shell se convirtió en la segunda
compañía del sector a escala mundial, pero debe afrontar el desembolso
de casi cincuenta mil millones de euros por esa compra y la caída de los
precios energéticos, indicó la transnacional.
Con el cierre de instalaciones, el consorcio espera concentrarse en proyectos de aguas profundas en Brasil y el Golfo de México y de la rama petroquímica en Estados Unidos y China; además, priorizará una mayor producción de petróleo de esquisto en Estados Unidos y Argentina.
Según el presidente ejecutivo de Shell, Ben van Beurden, los nuevos recortes deben impulsar las acciones de la empresa, que quedaron a la zaga frente a sus rivales desde el anuncio en 2015 del acuerdo para la compra de BG.
"Durante los primeros 90 años de existencia de Shell (...) fuimos el líder de la industria en cuanto a retornos totales a accionistas. Perdimos ese lugar en la década de 1990", y "estoy decidido a que recuperemos el primer lugar", afirmó el directivo.
De acuerdo con estimaciones del ramo, la adquisición de BG ubicó a Shell en el segundo lugar de la industria por capitalización de mercado y producción, sólo detrás de Exxon, pero la situación resulta compleja a la institución debido al declive en los precios internacionales del crudo.
Van Beurden confirmó que la empresa abandonará sus operaciones de petróleo y gas en hasta diez países (sin mencionar nombres) y venderá un 10 por ciento de su producción, como parte de un plan de comercialización de activos por 30.000 millones de dólares para 2018.
Actualmente el consorcio tiene operaciones en más de 70 países, pero aspira a centrarse en solo 13, entre ellos Brasil, Australia y Estados Unidos, ilustró.
El directivo corroboró que entre las prioridades de crecimiento a mediano plazo figuran los proyectos en aguas profundas en Brasil y en el Golfo de México y su división de productos químicos.
En el largo plazo, el grupo quiere centrarse en la producción de petróleo y gas de esquisto en Norteamérica y Argentina, así como en una unidad de nuevas energías que agrupe biocombustibles, hidrógeno, eólica y solar, señaló.
Estas declaraciones públicas fueron la primera presentación de estrategia por parte de la Shell desde la compra de BG por 54.000 millones de dólares en febrero último.
Con el cierre de instalaciones, el consorcio espera concentrarse en proyectos de aguas profundas en Brasil y el Golfo de México y de la rama petroquímica en Estados Unidos y China; además, priorizará una mayor producción de petróleo de esquisto en Estados Unidos y Argentina.
Según el presidente ejecutivo de Shell, Ben van Beurden, los nuevos recortes deben impulsar las acciones de la empresa, que quedaron a la zaga frente a sus rivales desde el anuncio en 2015 del acuerdo para la compra de BG.
"Durante los primeros 90 años de existencia de Shell (...) fuimos el líder de la industria en cuanto a retornos totales a accionistas. Perdimos ese lugar en la década de 1990", y "estoy decidido a que recuperemos el primer lugar", afirmó el directivo.
De acuerdo con estimaciones del ramo, la adquisición de BG ubicó a Shell en el segundo lugar de la industria por capitalización de mercado y producción, sólo detrás de Exxon, pero la situación resulta compleja a la institución debido al declive en los precios internacionales del crudo.
Van Beurden confirmó que la empresa abandonará sus operaciones de petróleo y gas en hasta diez países (sin mencionar nombres) y venderá un 10 por ciento de su producción, como parte de un plan de comercialización de activos por 30.000 millones de dólares para 2018.
Actualmente el consorcio tiene operaciones en más de 70 países, pero aspira a centrarse en solo 13, entre ellos Brasil, Australia y Estados Unidos, ilustró.
El directivo corroboró que entre las prioridades de crecimiento a mediano plazo figuran los proyectos en aguas profundas en Brasil y en el Golfo de México y su división de productos químicos.
En el largo plazo, el grupo quiere centrarse en la producción de petróleo y gas de esquisto en Norteamérica y Argentina, así como en una unidad de nuevas energías que agrupe biocombustibles, hidrógeno, eólica y solar, señaló.
Estas declaraciones públicas fueron la primera presentación de estrategia por parte de la Shell desde la compra de BG por 54.000 millones de dólares en febrero último.
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