SHIRAZ.- El mercado de las
alfombras de persas, uno de los más preciados productos de Irán, comenzó
a recuperarse con los primeros pedidos procedentes de los EEUU tras la
entrada en vigor del acuerdo nuclear, que puso fin, entre otras cosas, a
las duras sanciones contra esta industria textil.
En la sureña provincia iraní de Fars, uno de los más prestigiosos
centros de producción de alfombras persas tejidas a mano, se trabaja con
intensidad para cumplir con las primeras demandas de compañías
estadounidenses, después de que Washington finalmente autorizara la
entrada de estos productos sinónimos de arte, lujo y calidad.
Hamid Zollanvari, uno de los mayores
fabricantes de alfombras aclaró que "después de las sanciones, hemos
tenido una demanda de 2.000
metros de alfombras de los EEUU, que deben ser entregadas antes de enero
de 2017".
Esta cifra, sin embargo, aún está lejos de la demanda existente en la
zona antes de la imposición de las sanciones, que de forma explícita
prohibían la venta a Estados Unidos de alfombras de origen iraní.
"Irán exportaba anualmente a EEUU doscientos millones de dólares en
alfombras. Desde la eliminación de las sanciones solo se han recuperado
nueve millones de esa cifra", indicó Zollavari, que sin embargo se
mostró confiado en la recuperación total de ese mercado.
Tal es así que el maestro tejedor y empresario apuntó que dado "que
día a día va aumentando el interés por las alfombras tejidas a mano
entre los estadounidenses y europeos", se espera exportar en breve el
doble de lo que se hacía en el pasado con el fin de "la escasez de los
años de las sanciones".
Con ese fin, los tejedores tradicionales han comenzado a estudiar los
mercados y a consultar en cada país sus preferencias de color y diseño
para producir alfombras según el gusto de cada nación.
"Por ejemplo, en España están más interesados en los colores fríos
como azul y los matices de verde, azul y blanco e intentamos de diseñar y
tejerles alfombras con esos tonos", detalló el fabricante.
Durante las sanciones, la prohibición de los EE.UU y las dificultades
de otros mercados como el europeo para pagar sus productos, hizo que
los clientes procedieran de otros países como la India, China o Nepal.
Sin embargo, pese a reconocer que ahora deberán "esforzarse mucho"
para recuperar su mercado saben que su calidad "es incomparable" con la
de cualquier otro productor.
Morteza Talebí, productor, vendedor y jefe del consejo del mercado
tradicional de alfombras Vakil de la ciudad de Shiraz, apuntó que de
momento "ningún producto puede reemplazar a la alfombra persa, que
mientras más viejas sean, más valor tienen".
Y es que la calidad de la alfombra persa no viene solo de la
capacidad del diseño y la paciencia de los tejedores que nudo a nudo y
durante varios años de trabajo completan cada pedido, sino que tiene que
ver con la calidad de la materia prima.
Así, el ciclo de las alfombras comienza en primavera con la esquila
de la lana de los corderos criados en la cadena montañosa de los Zagros,
que cruza Irán en diagonal desde el Cáucaso hasta el Golfo Pérsico, una
lana que por el clima y el medio ambiente es de largos hilos,
característica que le aporta duración a la alfombra.
Además, los tintes se realizan con frutas y vegetales naturales, que
según explicó un tintorero se logra una variedad de hasta 200
colores naturales.
"La granada nos da un precioso color amarillo. La flor de la planta
de la reseda, que es un arbusto salvaje, nos aporta un atractivo dorado.
Aprovechamos el marrón crema de la corteza verde de la nuez. Para el
color verde usamos el eucalipto y para lograr el verde de oliva usamos
la hoja de parra", describió.
Irán le permite a cada turista llevarse libre de impuestos hasta
veinte metros de alfombras a su país, siempre y mientras los productos
no tengan más de cien años.
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