viernes, 15 de abril de 2016

Arabia seculariza la gestión de su orden público / José Javaloyes *

La retirada de la Policía Religiosa saudí de la gestión cotidiana del orden público, en lo concerniente “al comportamiento moral” de la población, tiene un alcance relativo en términos de estructura política, de importancia mucho mayor – y en sentido inverso – que el propio del radicalismo moral y religioso del vecino Irán, al que me refería ayer a propósito de la llamada de atención al presidente Rohani (por relajamiento de costumbres durante su mandato) por parte de Ali Jamenei: la autoridad suprema de la República Islámica de Irán. 

Cuestión a la que aludía en este mismo espacio, en un comentario dónde me ocupaba del integrismo político a lo largo del Golfo del Petróleo. Un mundo dónde comparecen los dos vértices político-religiosos del Islam: la Arabia del Sunismo y el Irán del chiismo.

Lo más relevante en el contraste de estas dos evoluciones de las correspondientes dogmáticas político-religiosas de uno y otro polo se sitúa en la parte saudí, puesto que en ella cede el peso del wahabismo. La orientación doctrinal del Islam suní, que históricamente comparece como el puño de la espada fundante del Estado arábigo de los Saud.

Se ha derivado de ello una radicalidad doctrinal, un integrismo de calidades combatientes, en las que han abrevado los sucesivos radicalismos islámicos brotados al calor de las sucesivas dinámicas de la Guerra Fría y las secuelas de ésta a lo ancho de los diversos escenarios brotados hasta ahora.

Desde el correspondiente a la guerra de Afganistán contra los soviéticos, en la que se gestó Al Qaeda, por el cambio de campo de Ben Laden desde su colaboración con la CIA, y el carburante ideológico refinado en las Madrasas o escuelas islámicas del wabahismo. Y después, el palenque de la guerra civil siria, con la pudrición y fermentación del nacionalismo árabe, tras de su derrota en la guerra de Iraq, la brotación del Daesh como última presentación del terrorismo yihadista.

Todas y cada una de estas variantes de radicalidad islámica comparecen como una suerte de multiplicación celular del islamismo integrista. Proceso que cabe imaginar como referencia determinante de esa muy importante decisión saudí de secularizar función y estructura de su policía religiosa.


(*) Periodista español


http://www.republica.com/espacio-de-batientes/2016/04/14/arabia-seculariza-la-gestion-de-su-orden-publico/

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