MANAMA.- El Rey Juan Carlos de España completó este viernes en Bahréin
el segundo de sus viajes a los países del Consejo de Cooperación del
Golfo, que ha generado el clima de confianza necesario para favorecer
acuerdos empresariales.
Don
Juan Carlos, que esta mañana regresó a España tras un breve encuentro
de despedida con el rey de Baréin, Hamad Bin Isa Al Jalifa -quien le
acompañó hasta el aeropuerto en un gesto de deferencia-, prepara ahora
la agenda de su próxima visita a Arabia Saudí, prevista para los días 17
al 19 del presente mes, a la que seguirá un cuarto viaje a Qatar, aún
pendiente de fechas.
Fuentes de la Casa del Rey, que
contemplan con satisfacción no exenta de prudencia la evolución del Monarca, recuerdan que don Juan Carlos ha recuperado
ya "en buena medida" sus problemas de movilidad y nada le impide
desarrollar normalmente su actividad, como ha mostrado en este viaje, en
el que "no se le ha visto cansado".
Al término de esta visita
oficial, tanto la Casa del Rey como el Gobierno español consideran
cumplidos los objetivos trazados para este viaje y el anterior, ya que
la presencia del Monarca y sus contactos con los jefes de Estado de la
región han generado un "clima de confianza" que permite cerrar acuerdos
bilaterales y crear un marco jurídico favorable para el desarrollo de la
cooperación.
Fuentes diplomáticas señalan que la privilegiada
relación de don Juan Carlos con sus interlocutores en las monarquías del
Golfo ha hecho posible que ministros y empresarios españoles celebraran
reuniones con autoridades de estos países que en otro caso habrían sido
prácticamente inaccesibles.
En ese sentido, el Rey ha ejercido
un "efecto de imán", ha reforzado "lazos de confianza y conocimiento
mutuo" y ha dado su aval como jefe de Estado -algo muy valorado en estas
naciones- a las empresas interesadas en nuevos proyectos de inversión.
Aunque
habrá que esperar semanas o meses para poder cuantificar los resultados
de estos viajes, España ha suscrito en los cuatro países del Golfo
visitados hasta ahora una decena de acuerdos bilaterales, varios de
ellos cerrados durante la propia visita, y los gobernantes de todos
ellos han apreciado los "indicios positivos de recuperación" que muestra
la economía española.
Esa percepción positiva sobre las
perspectivas económicas de España se ha visto traducida en una buena
disposición de los cuatro Estados a estudiar inversiones en España y, en
el caso de Kuwait y Omán, en unas primeras conversaciones sobre el uso
de sus fondos soberanos para operaciones concretas en el mercado
español.
España, que nunca antes había aplicado una visión
estratégica global para el conjunto de una región que es en cambio tan
homogénea desde el punto de vista político, económico y de seguridad, ha
negociado ahora los mismos tipos de acuerdos bilaterales con todos
estos países, entre ellos los destinados a reforzar las consultas
políticas y la cooperación en turismo e infraestructuras.
El
Gobierno ha propiciado asimismo la firma de convenios para facilitar las
inversiones de empresas españolas y, así, consiguió cerrar en el último
momento un acuerdo con Omán para evitar la doble imposición y ha dejado
prácticamente listo otro con Bahréin.
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