Hay visible preocupación sobre la tensión entre Irán y Estados Unidos
aunque, si uno juzga por el lugar no destacado que ocupa la noticia en
la prensa europea, uno concluiría que la sangre no llegará al río. A la
petición de Trump de reforzar las sanciones a Irán, que están seriamente
afectando a su economía, ha seguido que buques de Arabia saudí, aliada
de Estados Unidos, y de algún otro país occidental hayan sufrido
pequeños atentados. Nada prueba que Irán sea el malhechor pero no se
descarta que la autoría lleve la firma de un grupo afín subvencionado
por los ayatollas.
En este contexto nuestro gobierno ha decidido que la fragata española
Mendez Núñez que acompañaba a un gran portaaviones de Estados Unidos
salga de la formación y de los ejercicios al dirigirse ahora la
escuadra estadounidense a una zona caliente. La explicación que han dado
nuestras ministras es confusa y contradictoria, la de Defensa dice que
es una decisión técnica (¡!) y la portavoz explica políticamente que
Trump es imprevisible y no se sabe lo que puede ocurrir.
Con todo, la
decisión, aunque el antiamericanismo resulte rentable en nuestro país en
fechas electorales, es comprensible. No lo sería si hubiera otras
naves occidentales que continuaban en la formación. No las había y los
americanos no deberían sentirse mayormente desairados como cuando
Zapatero retiró nuestras tropas de Irak dando entender que estaban en
situación ilegal, lo que no era cierto, y alentando bobamente a que
otros países hicieran lo propio. Son dos situaciones totalmente
distintas.
La tensión, además, existe. Los servicios de inteligencia
estadounidenses captan que los iraníes o sus amigos pueden atentar
contra los intereses de Washington en la zona o contra las 5.200
soldados norteamericanos en Irak que han entrado en estado de alerta.
El
Departamento de Estado ha retirado a personal de su embajada en Bagdad
y el “New York Times”, aunque la credibilidad de ese periódico está en
entredicho en todo lo que atañe a Trump porque ve literalmente rojo con
su Presidente, señala que Trump está dispuesto a enviar más soldados a
la zona.
Trump es contradictorio y osado, sobre todo verbalmente. Sin embargo,
no es tonto, es muy improbable que inicie una aventura militar. Sería
muy costosa y sus aliados occidentales, no así Israel y algunos árabes,
están totalmente en contra de que lo haga.
(*) Embajador de España
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