MADRID.- El Gobierno español de Pedro Sánchez ha vuelto a frenar las
ventas de armas y material de defensa a Arabia Saudí, paralizando
exportaciones de contratos en vigor. Así lo desveló a puerta cerrada en
la última junta directiva de CEOE, el presidente de la Asociación
Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y
Espacio (Tedae), Jaime de Rábago, según ha podido confirmar al periódico El Mundo en diversos asistentes.
De
Rábago pidió apoyo a la cúpula de la patronal por temor a represalias
no sólo a sus asociados, sino en la adjudicación de los futuros y
apetitosos contratos de infraestructuras y energía que prepara el
Gobierno saudí.
El representante de la industria española de
defensa aseguró que la llamada Junta Interministerial para el Comercio y
Control del Material de Defensa y Tecnologías de Doble Uso (Jinddu) ha
dejado de autorizar entregas de material tanto militar como de doble uso
que ya han contratado los saudíes.
«Arabia Saudí sólo hace negocios con
países amigos y si España no se comporta como tal, habrá problemas»,
dijo De Rábago al resto de dirigentes de CEOE en la reunión presidida
por Antonio Garamendi.
Subrayó que unas 12.000 empresas españolas lograron exportar a Arabia Saudí por valor de 6.200 millones y, de ellas, sólo un 5% puede ser relacionado con la industria de defensa, por lo que pidió apoyo en CEOE ante el riesgo general que, a su juicio, se corre. Apuntó también que se están produciendo frenos en contratos con Emiratos Árabes.
En
consecuencia, hay pedidos paralizados en puertos españoles para
irritación de los compradores del país árabe.
El presidente de Tedae
exculpó del problema a la presidenta de la Jinddu en el Ministerio de
Industria, la secretaria de Estado de Comercio, Xiana Méndez, que, en su opinión, no es la responsable.
«Me han asegurado que el retraso en los permisos de exportación es cosa de Moncloa», dijo al resto de directivos de CEOE. El freno coincide con las semanas previas a las elecciones en España.
El
episodio no afecta, sin embargo, a las ventas directas de armas del
Estado. Sánchez ya desautorizó el pasado septiembre una iniciativa de la
ministra de Defensa, Margarita Robles, de suspender la
entrega de un pedido de bombas, que provocó un conflicto diplomático
con Arabia Saudí y puso en peligro un contrato clave con los astilleros
públicos de Navantia.
El Gobierno mantuvo esta decisión de autorizar la entrega de las bombas después de conocer que el periodista Jamal Khashoggi
fue descuartizado por Arabia Saudí y no secundó el llamamiento de
Alemania al embargo. Incluso ha avanzado en el acuerdo de Navantia y
autorizó el pasado febrero la creación de una sociedad conjunta entre la empresa pública naval y su homóloga saudí para los sistemas de combate de las corbetas vendidas al país árabe.
No
obstante, según relató de Rábago, si ha tomado precauciones frenando
entregas de empresas españolas privadas, lo que, en su opinión, puede
tener consecuencias peligrosas y no responde a la actitud pragmática de
otros gobiernos europeos.
De hecho, el ministro alemán de Defensa, el socialdemócrata Heiko Maas,
mantiene por ahora el embargo anunciado en octubre sólo hasta finales
de este mes asegura que está pendiente de la evolución de la guerra del
Yemen.
Maas está sometido a presión por parte del otro partido de la
coalición gubernamental, CDU, e incluso de diputados de su propio
partido que temen represalias saudíes para los astilleros alemanes.
De
Rábago recalcó la suerte que han corrido ya las represaliadas empresas
canadienses en Riad, tras el conflicto diplomático sobre la venta de
armas.
Las relaciones con Arabia Saudí son polémicas en varios
países. El teatro de la ópera La Scala de Milán anunció ayer que
devuelve tres millones de euros de una donación saudí, por la polémica
suscitada.
Por otra parte, según The New York Times, el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman,
autorizó una campaña secreta para silenciar a los disidentes con
secuestros, detenciones y torturas de ciudadanos saudíes, un año antes
del asesinato de Khashoggi.
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