VIENA.- Con su lago cristalino y
sus cumbres nevadas, Zell am See se ha convertido en el destino estrella
de los turistas árabes en Europa. La estación austriaca espera seguir
siéndolo, aplicando con "tacto" una ley sobre la prohibición del velo
integral, vigente desde hace un año.
Los camareros con pantalón de
cuero tradicional se mezclan con las siluetas de las visitantes tocadas
con un velo oscuro, en una imagen que ya no sorprende a nadie en esta
pequeña ciudad al sur de Salzburgo.
Desde hace más de una década, el marco idílico del lago en
el que se sumergen las montañas atrae a decenas de miles de turistas de
Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos u Omán, que representan más de
un cuarto de los extranjeros que visitan esta localidad de 10.000
habitantes.
Los folletos locales, todos disponibles en lengua
árabe --incluyendo el que propone una iniciación al canto tirolés--,
prometen un "paraíso" de naturaleza y frescor.
Pero un halo de
inquietud agita las aguas del lago de Zell desde que entrara en vigor,
en octubre de 2017, una ley austriaca que prohíbe el velo islámico
integral (burka o niqab) en los lugares públicos, so pena de una multa
de hasta 150 euros.
"Escuché a algunas personas diciendo que ya
no vendrían más", afirma, pidiendo el anonimato, un empleado de un
restaurante de Zell am See, a finales del primer verano de aplicación de
la norma.
¿Cómo imponer la ley sin
reducir la afluencia de turistas? "Intentamos hacerlo con el mayor tacto
posible", asegura Kurt Möschl, jefe de la policía local. Las
delegaciones diplomáticas austriacas en los países árabes estuvieron
encargadas de pasar el mensaje. El embajador de Arabia Saudita fue
recibido en Zell.
Iniciada por la coalición
centrista en el poder hasta finales de 2017 y confirmada por la
coalición de conservadores y ultraderecha que le sucedió, la ley
apuntaba en primer lugar contra los musulmanes de Austria, en un
contexto de agitado debate sobre la inmigración y de temor al islam
radical.
Pero la medida, aplicada sin dificultades a escala
nacional, ha golpeado a los turistas que visitan el lago de Zell, en el
que se ordenaron más de 200 multas entre junio y septiembre.
La mayoría de los profesionales del turismo entrevistados
aseguran que reina la armonía. Pero Barbara Scheicher, que alquila
barquitos de paseo, tiene otra visión de las cosas: "pregunté a una
turista si sabía que el niqab era ilegal y ella reaccionó tan mal que,
desde entonces, no lo volví a hacer".
Scheicher asegura que
observó el mismo tipo de reacción cuando la policía insta a la gente a
cumplir la ley. "Poco importa que se lo diga yo o que se lo diga la
policía, pagan la multa y ya está", afirma Scheicher.
"A
veces, la discusión puede llevar algo de tiempo", admite el comandante
de la policía. Pero en "el 90% de los casos", los turistas se quitan el
velo que les cubre el rostro, asegura.
Entre los paseantes de un
día de septiembre a orillas del lago, un puñado de mujeres con velo
integral eran visibles, pero minoritarias, entre la flota de visitantes.
"Sí, la policía nos habló de
la ley sobre el niqab", confirma un turista saudí que pasea con su
mujer, que lleva el rostro tapado. "Pero nos vamos mañana", añade, como
justificación.
La policía debe conciliar
las preocupaciones del sector turístico con las expectativas, o incluso
el celo de algunos visitantes. Un noruego que estaba de visita entregó a
las autoridades diferentes imágenes de una mujer que llevaba niqab,
informando del lugar, la hora en que se tomaron las fotos e instando a
las fuerzas de seguridad a "hacer su trabajo".
"La policía aplica la ley de forma demasiado dura", afirma, en cambio, el empleado del restaurante.
Pero el comandante Möschl prefiere creer que la nueva
legislación acabará integrándose en las costumbres de la gente. "Creo
que dentro de unos años todo esto ya no será un problema", afirma.
"La
mayoría de los visitantes árabes ya no se distinguen. Están vestidos al
modo occidental", apuntó el alcalde de Zell am See, Peter Paroudek, en
el diario Kurier. No sin reconocer, sin embargo, un leve "retroceso" en
el número de turistas sauditas.
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