RIAD.- Miles de
trabajadores extranjeros, la gran mayoría procedentes de Asia, se
encuentran en una situación desesperada en Arabia Saudí debido al impago
de salarios por parte de varias empresas, en crisis por la paralización
de numerosos proyectos tras la bajada de los precios del petróleo.
Un ejemplo de ello es la empresa 'Saudi Ogeh', cuyos empleados han
protagonizado en las últimas semanas protestas frente a la sede de la
compañía en Yeda y han provocado incendios en la residencia y en los
autobuses de la misma.
Un trabajador filipino, que se identificó como Edward, dijo que
'Saudi Ogeh' lleva nueve meses sin pagarle a él y a sus compañeros, por
lo que han presentado quejas en el Ministerio de Trabajo saudí y ante
la Embajada de Filipinas en Riad.
"La Embajada intenta ayudarnos, pero pedimos a nuestro Gobierno y al
presidente que intervengan para resolver la crisis, ya que algunos de
nosotros tenemos hijos a quienes pagar los estudios y también tenemos
deudas en nuestro país", agregó angustiado.
Edward explicó que las demandas de los empleados son diferentes,
porque algunos desean que se les paguen las mensualidades atrasadas para
poder abandonar Arabia Saudí, mientras que otros quieren permanecer y
empezar a trabajar en otra empresa.
Debido a la crisis financiera que sufre 'Saudi Ogeh', esta no puede
expedir los documentos necesarios para que sus empleados cambien de
trabajo ni para que regresen a sus países, ya que necesitan el "permiso"
de su empleador para abandonar Arabia Saudí.
El Ministerio saudí de Trabajo ha intentado mediar entre la directiva
y los obreros, a los que les ofreció dinero, así como renovarles el
visado o darles permisos de salida de Arabia Saudí.
Un ingeniero libanés, empleado de 'Saudi Ogeh' y que prefirió
permanecer anónimo, dijo que el retraso en los salarios ha
afectado a su vida personal ya que no puede pagar la escuela de sus
hijos, ni su vivienda.
"Me vi obligado a mandar a mi familia de vuelta a Beirut, al tiempo que yo sobrevivo gracias a préstamos de amigos", se lamentó.
Señaló que un representante del Departamento de Trabajo del reino les
prometió resolver rápidamente sus problemas, pero por el momento siguen
en la misma situación de incertidumbre.
'Saudi Ogeh', al igual que muchas otras, se ha visto afectada por la
suspensión o disminución de los contratos para ejecutar obras públicas,
como consecuencia de la crisis que sufre el Estado debido a la caída de
los precios del petróleo en el mercado internacional, lo cual ha
afectado a las cuentas públicas del país productor de crudo.
Miles de trabajadores extranjeros han sido despedidos y otros han
estado meses esperando recibir sus salarios, lo cual ha provocado
situaciones de emergencia, como la recién vivida por empleados indios.
El Gobierno de la India tuvo que repartir comida a más de 5.000 de
sus ciudadanos hambrientos en varias localidades de Arabia Saudí, a los
que 'Saudi Ogeh' dejó de proporcionar alimentos el pasado 25 de julio.
Asimismo, la ministra india de Asuntos Exteriores, Sushma Swaraj,
prometió que repatriará a los afectados por el cierre de las empresas en
Arabia Saudí, unos 10.000 indios en total, que no reciben sus salarios
desde hace ocho meses o incluso más en algunos casos.
Por su parte, según el diario Manila Bulletin, el Gobierno filipino
anunció en junio pasado la elaboración de una "lista negra" de compañías
saudíes -entre ellas, 'Saudi Ogeh'-, para impedir que sus ciudadanos
trabajen en ellas y se vean atrapados en situaciones dramáticas.
Alrededor de 7.100 trabajadores filipinos están empleados solo por
'Saudi Ogeh', y se calcula que casi un millón de ciudadanos filipinos y
tres millones de indios trabajan en Arabia Saudí.
Una fuente del Ministerio del Trabajo saudí, citada por el diario
local Al Watan, señaló que ha recibido más de 31.000 quejas contra
'Saudi Ogeh', propiedad de los hijos del difunto primer ministro libanés
Rafic al Hariri, en sociedad con algunos miembros de la familia real
saudí.
La empresa fue fundada por Al Hariri en 1978 y se dedicaba a la
construcción, ejecutando grandes proyectos gubernamentales, con los que
llegó a obtener ganancias de unos 8.000 millones de dólares en 2010.
Tras el hundimiento del precio del barril de petróleo desde agosto de
2014, Arabia Saudí ha acometido recortes en el gasto público y el año
pasado se registró un déficit récord para la rica monarquía petrolera.
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