VIENA.- La OPEP fracasó el jueves en su
intento por acordar una estrategia clara de producción petrolera, ya que
Irán insistió en aumentar fuertemente su suministro, aunque su máximo
rival Arabia Saudí prometió no inundar el mercado con barriles
adicionales e intentó tender puentes en la organización.
Las tensiones entre el reino musulmán suní y la
república islámica chií frustraron varias reuniones anteriores de la
Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), incluida la de
diciembre de 2015, cuando el grupo no pudo fijar un objetivo formal de
producción por primera vez en años.
No obstante, las asperezas disminuyeron el jueves
cuando el nuevo ministro de Energía de Arabia Saudí, Khalid al-Falih,
mostró que Riad quería ser más conciliador y su par iraní, Bijan
Zanganeh, mantuvo sus críticas a Riad en un mínimo inusual.
Asimismo, en un compromiso poco habitual, la OPEP
decidió por unanimidad nombrar al nigeriano Mohammed Barkindo como el
nuevo secretario general del grupo tras años de fricciones por la
designación del cargo.
El Ministerio de Energía de Catar afirmó más tarde que
los miembros de la OPEP acordaron reunirse en septiembre en Argelia, en
los márgenes de un foro global de energía.
Arabia Saudí y sus aliados del Golfo Pérsico trataron
de proponer a la OPEP la fijación de un nuevo límite de producción
colectiva, en un intento por restablecer la importancia del cártel. Pero
la reunión concluyó sin una nueva política ni un techo a la producción
en medio de la resistencia de Irán.
Pese al revés, Arabia Saudí intentó calmar los temores
del mercado de que el hecho de no alcanzar un acuerdo llevaría al mayor
productor de la OPEP, cuyo suministro ya está en niveles récord, a
elevar aún más su bombeo para castigar a sus rivales y ganar cuota de
mercado adicional.
"Vamos a ser muy moderados en nuestro enfoque y nos
aseguraremos de no agitar al mercado de manera alguna", dijo Falih a la
prensa. "No hay razón para esperar que Arabia Saudí vaya a continuar con
una campaña de aumentar los suministros", agregó al ser consultado
sobre si Riad podría elevar su oferta.
En los últimos dos años, el mercado se ha acostumbrado
cada vez más a los enfrentamientos entre los dos enemigos políticos
Arabia Saudí e Irán, involucrados en forma indirecta en guerras en Siria
y Yemen.
Arabia Saudí frustró en abril los planes de congelar la
producción global de crudo que buscaban estabilizar al mercado
petrolero. Riad dijo entonces que se sumaría al acuerdo, en el que
también habría participado Rusia -que no integra la OPEP-, sólo si
Teherán se plegaba al compromiso.
Teherán argumenta que se le debe permitir llevar su
extracción a los niveles previos a las sanciones globales que le fueron
impuestas por su programa nuclear y que ya fueron retiradas.
Zanganeh señaló que Irán no apoyará ningún nuevo límite
colectivo y que quiere que el debate se centre en la implantación de
cuotas de producción individuales por país, abandonadas por la OPEP años
atrás.
"Sin cuotas por país, la OPEP no puede controlar nada",
dijo Zanganeh a los periodistas. Insistió en que Teherán se merece una
cuota -basada en niveles históricos de bombeo- de un 14,5 por ciento de
la producción total del cártel.
La OPEP está bombeando 32,5 millones de barriles por
día (bpd), lo que daría a Irán una cuota de 4,7 millones de bpd, muy por
encima de su actual bombeo de entre 3,8 millones y 3,5 millones de bpd,
según estimaciones de Teherán y el mercado.
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