La caída del
crudo produce efectos más negativos que positivos en la economía
mundial. Los mayores ingresos o ahorros en costes de la factura
energética no benefician tanto a los países importadores si se compara
con las repercusiones negativas que tiene en los exportadores,
especialmente entre los emergentes. Las bolsas caen mucho por esta
causa. Y los consumidores apenas lo notan en los bolsillos, porque la
mayor parte son impuestos. Conclusión: el hundimiento del petróleo
perjudica más que beneficia.
Un
informe elaborado por el Banco de España sobre Implicaciones
adversas de la reducción del precio del petróleo desvela que los
efectos positivos de la reducción del barril -a principios de
2016 estuvo por debajo de los 28 dólares, lo que supone un
descenso del 70% en los últimos 18 meses-, que puede tener en los
países importadores “no parece estar materializándose en la
magnitud esperada, ni en el crecimiento del Producto Interior Bruto
(PIB) mundial, ni en el de los países netamente compradores de
petróleo”.
En el caso financiero, la bajada del crudo está
resultando una de las causas principales del retroceso que están
sufriendo los mercados bursátiles y el deterioro del riesgo que
soportan algunos indicadores desde inicios de 2016. Las
multinacionales petroleras y los bancos, por el riesgo que
muchos de ellos tienen contraídos con algunas compañías
productoras, trasladan esta situación de peligro a las
cotizaciones, lo que lleva a que las bolsas sigan en mínimos.
Por
otro lado, la recuperación del consumo privado, uno de los
componentes de la demanda que se benefician de forma más
inmediata de la bajada del petróleo, está siendo bastante más
débil que en otras ocasiones. Una de las causas que justifican este
retraimiento sobre el consumo de los hogares se debe a que las
familias siguen registrando un elevado nivel de deuda, lo que les
impide gastar más. La crisis y las cifras de paro han llevado a que
los consumidores sigan desconfiando de la recuperación
económica y no se atrevan a consumir como en los años anteriores a
2008.
Cancelación de proyectos
El documento del Banco de
España incide también en que la reducción del petróleo recorta las
expectativas de beneficio del sector lo que hace posponer o
cancelar muchos proyectos de inversión. Por ejemplo, en Estados
Unidos, la caída de la inversión de las empresas energéticas restó
en el tercer trimestre del ejercicio pasado 0,15 puntos
porcentuales al crecimiento del PIB.
En el caso de España, le
ha supuesto en 2015 un ahorro al Estado en la factura energética de
unos 15.000 millones de euros. Cada rebaja del 10% en el precio del
petróleo puede beneficiar en 0,2 puntos el PIB español pero, en
cambio, está teniendo efectos negativos sobre las compañías
productoras. Repsol, por ejemplo, ha recortado drásticamente
sus inversiones y ha puesto en marcha un plan de ahorro de costes con
un recorte de plantilla de 1.500 trabajadores en tres años, de los
25.000 empleados que tiene actualmente en todo el mundo.
El
documento insiste además en que la debilidad del sector
energético en su conjunto puede trasladarse a otros elementos de
la economía como por ejemplo, el bancario. En su opinión, la
cartera de préstamos que los bancos tienen concedidos a las
empresas productoras pone en riesgo a muchas entidades y hace
temer que algunos de estos bancos corran serios peligros.
En
el último informe de Estabilidad Financiera del Office of Financial
Research (OFR) 2015) de Estados Unidos, se apunta que las entidades
estadounidenses podrían tener dificultades en el cobro de sus
préstamos por la caída del crudo. De hecho, algunos de ellos se han
visto obligados a aumentar las reservas de cobertura de riesgos.
Atrapados por las deudas
Y
es que, la mayor parte de las multinacionales petroleras están
viendo seriamente comprometida su situación financiera debido
al importante volumen de deuda que registran en sus cuentas y las
emisiones que han realizado en los últimos años. Pero si muchas
multinacionales tienen problemas de sobreendeudamiento, las
que peor están son las empresas energéticas de los países
emergentes. En 2013 y 2014, se registraron los máximos históricos
de emisiones de renta fija de las economías emergentes y una gran
parte de esas emisiones las realizaron las empresas petroleras.
El
fuerte nivel de deuda y la caída del crudo han venido acompañadas de
una apreciación del dólar frente a las monedas locales de muchos de
los países productores lo que ha agrandado la caída de los
ingresos. Muchas de estas empresas tienen mayoría de capital
público lo que ha incidido negativamente en las finanzas de los
propios Estados. Una gran parte de sus ingresos fiscales provienen
de la extracción y venta de materias primas, con lo que, un
recorte de los precios afecta fuertemente a sus economías.
La
petrolera estatal brasileña Petrobras ha anunciado recortes en
su inversión cercanos al 50% mientras que la mexicana Pemex está
registrando elevadas pérdidas. Además, el Gobierno de Enrique Peña
Nieto ha abierto un proceso de privatización de la petrolera y de
algunos de sus campos petrolíferos y la situación petrolera
mundial está afectando muy negativamente al proceso. En Brasil,
las inversiones de Petrobras representan el 10% del total del país y
sus ingresos anuales suponen el 2% del PIB nacional, con lo que los
efectos son catastróficos para las cuentas del Estado.
La
multinacional estatal de Arabia Saudí, Aramco, ha anunciado
también que va a sacar a Bolsa un 5% del capital a Bolsa y el Estado
quiere crear el mayor fondo soberano mundial para paliar la caída de
los ingresos por la bajada del petróleo.
(*) Periodista español
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