EL CAIRO.- Un acuerdo para delimitar las fronteras marítimas firmado este fin de
semana entre Egipto y Arabia Saudí, en el marco del cual El Cairo
cederá a su aliado dos estratégicas islas, ha desatado una gran polémica
y críticas al Gobierno.
El abogado y excandidato presidencial egipcio Jaled Ali ha
interpuesto una demanda contra la "renuncia" de Egipto a la soberanía de
las islas de Tirán y Sanafir, situadas en el golfo de Aqaba. Asimismo,
ha asegurado que el "descontento popular" debe forzar la suspensión de
la aplicación del acuerdo, hasta que sea sometido a un referendo,
"conforme a la Constitución egipcia".
El Gobierno egipcio ha explicado en un comunicado que el acuerdo con
Riad estipula que las dos polémicas islas pertenecen a Arabia Saudí,
pero que ambos países podrán beneficiarse de la explotación de sus
recursos, incluidas posibles prospecciones energéticas.
El diario estatal egipcio 'Al Ahram', considerado portavoz del
Ejecutivo, dedica hoy una página a "El retorno de las dos islas a la
soberanía saudí" y recuerda que Abdelaziz al Saud, el fundador de Arabia
Saudí, pidió a Egipto protegerlas porque su recién nacido país carecía
de una fuerza naval en aquel momento.
El historiador militar egipcio Mohamed al Gabari ha dicho al rotativo
que Riad no otorgó nunca la soberanía de las islas a El Cairo, sino que
sólo le concedió su control temporal, y nunca hubo una disputa entre
ambos países respecto a esos territorios.
Pero, según Ali, Tirán pertenece a Egipto desde antes de la fundación
del reino saudí en 1932 y hay documentos históricos que lo atestiguan,
además de la construcción de un faro en 1908 por parte de El Cairo en
esa isla. Asimismo, el abogado de derechos humanos ha destacado que el
entonces presidente egipcio, Gamal Abdel Naser, envió un memorando a la
ONU en 1954 para documentar la posesión egipcia de las dos islas,
situadas en un punto estratégico entre las aguas territoriales de Egipto
y Arabia Saudí y próximas a las de Jordania e Israel.
Por otra parte, el opositor Partido Alianza Popular Socialista ha
denunciado hoy en un comunicado la "renuncia a la soberanía sobre Tirán y
Sanafir, que son la llave del golfo de Aqaba", y ha destacado que es
inimaginable que los egipcios "renuncien a este estratégico lugar".
Yusri al Azabaui, experto del Centro de Estudios Estratégicos Al
Ahram, ha explicado que esas dos islas "gozan de una gran importancia
estratégica, porque el país que tenga tropas en ellas puede controlar la
conexión entre el golfo de Aqaba y el mar Rojo", por donde circulan
además los cargueros que cruzan el canal de Suez.
Según Al Azabaui, desde 1950 y hasta la actualidad hay fuerzas
egipcias desplegadas en Tirán, y también hubo un contingente de
militares extranjeros en el marco del acuerdo de paz entre Egipto e
Israel firmado en 1979. El analista ha explicado que quienes defienden
la soberanía egipcia de las islas se basan en documentos históricos que
acreditan que el Imperio Otomano ya las reconocía como territorio
egipcio, mientras que otros defienden que siempre pertenecieron a Arabia
Saudí y sólo estuvieron bajo la protección de Egipto de forma temporal.
Pero el hecho de que el Gobierno del presidente de Egipto, Abdelfatah
al Sisi, haya declarado que Tirán y Sanafir son saudíes porque se
ubican en las aguas territoriales de ese país "ha causado un fuerte
descontento entre los egipcios", ha asegurado Al Azabaui, y ha añadido
que "la opinión pública rechazará con firmeza el acuerdo" de cesión.
En las redes sociales, la indignación se ha mezclado con el humor y
las discusiones sobre la pertenencia de las islas, pero los egipcios
parecen estar de acuerdo respecto a que "Tirán y Sanafir son egipcias",
tal y como reza una etiqueta que es tendencia hoy en Twitter.
El presidente Al Sisi, que desde el golpe de Estado a través del cual
accedió al poder en julio de 2013 ha empleado el patriotismo como su
principal baza, está siendo ahora criticado por esta concesión, que
muchos han calificado de "contrapartida". Arabia Saudí ha sido el
principal valedor político del régimen militar de Al Sisi y también un
vital apoyo económico, con préstamos y donaciones por miles de millones
dólares en los pasados dos años, en los que el país de las pirámides ha
sufrido una grave crisis.
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