RIAD.- En Arabia Saudí, la política de
austeridad, la caída de los ingresos petroleros y la subida de los
precios no parecen mermar el interés por el salón anual de joyería de
Riad, donde los diamantes compiten en belleza.
En una esquina del
escaparate, el joyero Moussaieff de Londres propone unos pendientes
engastados con un diamante de 30 quilates por un precio de 3,5 millones
de dólares (tres millones de euros). Es uno de los 30 participantes en
este salón que abrió sus puertas el lunes por la noche.
"Los ricos
siguen siendo ricos" pese a la crisis, afirma una vendedora de
Moussaieff, Leslie Kegg. "Si uno tiene dinero, nunca le va a afectar",
afirma su jefe.
El derrumbe de los precios del oro negro, que
cayeron un 60% desde junio de 2014, condujo a Arabia Saudí, principal
exportador de crudo, a buscar alternativas a sus ingresos petroleros y a
apretarse el cinturón en los presupuestos del Estado.
Con un
déficit público previsto de 87.000 millones de dólares (76.800 millones
de euros) para este año, el Gobierno saudí aumentó en diciembre, a veces
hasta un 80%, el precio de los carburantes.
Las autoridades han
reducido las subvenciones a la electricidad, el agua y otros servicios
públicos, han congelado los proyectos económicos y no descartan aprobar
privatizaciones o imponer nuevos impuestos.
El próximo lunes, el
país anunciará las líneas maestras de un plan de reestructuración de la
economía, dependiente en un 70% de los ingresos petroleros.
Unos
temas que no preocupan sobremanera a la saudí Nuf Albaiz quien,
acompañada por dos mujeres, se para delante de una sección de collares,
de sortijas y de relojes con diamantes incrustados en la esfera.
"No creo que esto afecte" a la decisión de las saudíes de comprar o no, afirma, refiriéndose a la situación económica del país.
Ella
llega al salón con un presupuesto relativamente modesto para lo que se
acostumbra: 5.000 riyals (1.175 euros, 1.335 dólares). La cantidad de
dinero que las saudíes se gastan cada año en joyas depende -explica- del
número de bodas a las que están invitadas.
Marwan Meneimneh, un director comercial del joyero catarí Ali ben Ali, afirma que el impacto de la crisis es limitado.
"Los
negocios todavía van bien", dijo. Su grupo propone un abanico de marcas
internacionales. El estand David Morris of London luce una joya
valorada en unos 15 millones de riyals (3,5 millones de euros, 3,98
millones de dólares), afirma Meneimneh. "Para nosotros, lo esencial no
es vender, sino estar presentes y ganar clientes", añade.
En los
puestos de Moussaieff también reina el "optimismo" por la clientela de
saudíes que se casan en Londres. "Las saudíes se gastan en joyas mucho
más de lo que ningún otro país", aseguran los organizadores del evento
en su página web.
"No nos podemos quejar", afirma Kegg, que acaba
de participar en un salón similar en Yedá, la capital económica del
reino. Nuf Alghebewi no oculta su satisfacción después de haber
encontrado para su tía unos pendientes de pequeño tamaño. "Tenemos un
diamante resplandeciente", dice. "No es caro, sólo 1.600 riyals" (427
dólares).
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