jueves, 14 de abril de 2016

Tensión iraní entre la consolidación aperturista y la involución teocrática / José Javaloyes *

Las reiteradas y progresivas reticencias del Líder Supremo de la Revolución Iraní, Alí Jamenei, sobre las condiciones nuevas creadas en el país después de la firma del Acuerdo Nuclear entre la República Islámica y la comunidad internacional, al cabo de la apertura liberalizante del presidente Hasan Rohani, inductor de la apertura política con Washington – proceso que subyace al diálogo político que condujo a la negociación para abortar el proceso de enriquecimiento de uranio en pos de la obtención de la bomba atómica -; la irrupción de la más alta autoridad iraní en el devenir del régimen, es escenario reiterado a lo largo de los 37 años de vida (l979-2016) del actual Estado persa.

No es la primera vez que desde el vértice de aquel sistema se deja escuchar la voz objetante de un poder que precede al de la voluntad popular expresada en las urnas. Lo que ahora hace Ali Jamenei, lo hizo mientras vivió y cuando le pareció necesario el Gran Ayatolá Jomeini. Lo más relevante y singular de la actual situación, del nuevo “roce” entre la autoridad religiosa del sistema iraní y quien representa el poder salido de las urnas, es que las observaciones admonitorias, críticas, de Alí Jamenei es el hecho de que la circunstancia internacional en que ahora se desenvuelve la República Islámica de Irán, después de la firma del Acuerdo Nuclear, es sensiblemente distinta de la que prevaleció después de que se revelaran los pasos que el régimen seguía para que el país alcanzara el poder nuclear.

Caracteriza esta nueva situación el peso democrático de las expectativas nacionales de nuevos estándares de vida luego de que, tras la firma del Acuerdo Nuclear el año pasado, se levantaran las sanciones internacionales impuestas por la trasgresión iraní del Tratado Internacional contra la Proliferación de las Armas atómicas.

Del presidente Hasan Rohani fue la iniciativa de instar la negociación para deshacer el camino hecho en el enriquecimiento de uranio. Pero no son sólo los estándares de vida, son también los aires de libertad y la secularización de fondo que trasciende de la civilización nueva y la cambiante cultura nacional hacia criterios de tolerancia vigentes en los modos de vida occidentales.

A eso concretamente es a lo que se refiere Jamenei cuando califica de pensamiento peligroso lo “que tiene como objetivo obligar a la República Islámica a renunciar a sus principios y acercarse a los estadounidenses”. La variante chií del integrismo musulmán, vigente por antonomasia en la República Islámica, no se aparta en sus objeciones a la libertad política y a la secularización del poder, de lo que prevalece en el integrismo suní. Que es la referencia de última instancia en las nutrientes ideológicas del yihadismo. Quizá por eso la teocracia iraní no se acaba de arrancar contra el Daesh y sólo se inquieta por la liberalización que advierte en la apertura política del presidente Rohani y en posturas como la del expresidente Rafsanyani.

Habrá que ver a qué llega la destapada y advertida tensión entre el poder político generado en las urnas y la resistencia teocrática del integrismo antidemocrático.


(*) Periodista español

http://www.republica.com/espacio-de-batientes/2016/04/13/tension-irani-entre-la-consolidacion-aperturista-y-la-involucion-teocratica/ 

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