RIAD.- Son dos regiones
lejanas y hasta hace diez años vivían casi de espaldas, pero las
economías de los países suramericanos y árabes se presentan como
complementarias debido, sobre todo, a que el primer bloque es el mayor
productor y exportador de alimentos y el segundo, un importante
inversor.
Los doce países que integran la Unión de Naciones Suramericanas
(Unasur) destacan por su ingente producción agrícola y también por su
reserva de agua dulce -el 27% de la planetaria-, elementos que escasean
en parte del mundo árabe.
La región árabe ofrece una gran capacidad de inversión, en especial
las potencias petroleras del Golfo, que muchos países suramericanos
necesitan para desarrollar proyectos en distintos sectores estratégicos,
desde el agrícola al de la energía.
"América Latina tiene un gran potencial para ser el gran productor de
alimentos del mundo. Nuestra riqueza en agua se convierte cada día en
un bien escaso necesario para la humanidad. Esta ventaja comparativa
beneficia sin duda a las dos regiones y es un sector en el cual podemos
hacer mucho más", afirmó rotunda la canciller colombiana, María Ángela
Holguín.
En la IV Cumbre de América del Sur y Países Árabes (ASPA), que se
celebró los pasados dos días en Riad, Holguín subrayó que el desarrollo
agrícola es una prioridad y que su país necesita también inversiones en
proyectos de carreteras, puertos y aeropuertos, y de infraestructura
para la exportación de gas y la explotación minera.
Desde que se inauguró el foro político y económico ASPA con una
cumbre en Brasilia en 2005, el intercambio comercial entre Suramérica y
los países árabes creció un 183 % hasta los 34.800 millones de dólares
el año pasado, según las cifras del Gobierno brasileño.
Un responsable de la delegación brasileña que participó en la cumbre
dijo que ya se ha superado la lógica meramente comercial, y que
ahora se busca "una integración económica más efectiva, con inversiones
de parte a parte".
Brasil puede exportar productos de mayor valor agregado, comentó este
responsable quien, sin embargo, reconoció que hay muchos países árabes,
como Egipto, que son "grandes importadores de alimentos" procedentes de
Suramérica.
Uno de los países suramericanos que quiere captar inversiones para el
sector de la alimentación, al tiempo que aumentar sus exportaciones, es
Ecuador.
El ministro ecuatoriano de Sectores Estratégicos, Rafael Poveda,
explicó que buscan "esa complementariedad" con los árabes: "Hay
mucha potencialidad para que las inversiones y los recursos financieros
de los países árabes vayan hacia nuestro país y para que nuestros
productos lleguen a esta zona".
"Tenemos un recurso hídrico abundante y muchas zonas productivas y
agrícolas, mientras que en el mundo árabe existen esos requerimientos de
productos agrícolas", aseguró Poveda, que insistió en que Ecuador y
otros países suramericanos necesitan inversión para desarrollar
proyectos y sectores estratégicos.
Uno de esos sectores, en el caso de Ecuador, además del agrícola es
el petrolero. Este país trabaja en un plan de industrias estratégicas
para crear, entre otros, una nueva refinería, para lo que precisa la
experiencia, la tecnología y el dinero de los árabes.
El petróleo, y en particular la caída de su precio, fueron un tema
recurrente durante la cumbre de Riad, en la que los países
suramericanos, con Venezuela y Ecuador a la cabeza, hicieron frente
común para pedir la estabilización del mercado y una recuperación de su
valor.
Al respecto, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, instó a crear
una "fórmula" que permita establecer un "precio justo" de los
hidrocarburos y mostró su esperanza de que se logren avances en el
"corto plazo", ya que el 95 % de los ingresos de exportación de este
país vienen del crudo.
El precio del barril de referencia de la Organización de Países
Exportadores de Petróleo (OPEP), de la que son miembros entre otros
Ecuador, Venezuela, Arabia Saudí, Iraq, Kuwait y Emiratos, retrocedió
hoy hasta 41,53 dólares, un 1,7 % menos que la jornada anterior,
acercándose de nuevo a su mínimo de hace seis meses.
Hasta ahora, los países árabes han preferido mantener los niveles de
producción, aunque esto signifique que los precios sean bajos, para
evitar que los productores que no pertenecen a la OPEP les ganen cuota
de mercado.
Esto podría, sin embargo, cambiar si se aceptara, por ejemplo, la
propuesta de Ecuador de reducir la producción un 1,6 %, lo que podría
suponer un crecimiento del precio del petróleo del 30 al 35 %, según el
planteamiento defendido por Quito.
La próxima reunión de la OPEP en diciembre arrojará nuevas luces
sobre este tema, que une a las dos regiones, comprometidas en reforzar
sus lazos económicos y políticos para crear un eje alternativo sur-sur.
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