jueves, 4 de octubre de 2018

Los medicamentos extranjeros escasean en Irán debido a las sanciones

TEHERÁN.- "Las discusiones sobre las sanciones se reanudaron y mis medicamentos más necesarios no se encuentran", lamenta Masud Mir, quien sufre talasemia, una enfermedad genética muy común en Irán.

Además de tener que convivir con sus enfermedades, muchos iraníes sufren las consecuencias del regreso desde agosto de las sanciones estadounidenses, las dificultades generales de la economía y la espectacular devaluación del rial, la moneda nacional.
La Corte Internacional de Justicia (CIJ) se pronunció este miércoles respecto a estas sanciones unilaterales, vinculadas con la cuestión nuclear iraní, y ordenó a Estado Unidos "suprimir cualquier obstáculo [...] a la libre exportación hacia Irán de medicinas, material médico, productos alimentarios y productos agrícolas".
La petición de la CIJ, no obstante, tiene pocas posibilidades de ser escuchada, ya que Estados Unidos no reconoce la autoridad de este tribunal en la materia.
Con las sanciones estadounidenses, se ha vuelto más difícil encontrar en Teherán algunos medicamentos para tratar enfermedades como la esclerosis múltiple o la diabetes.
El medicamento que Mir necesita para regular el exceso de hierro en su organismo se fabrica en Suiza. Ahora el gobierno iraní lo raciona y en el mercado negro está a un precio desorbitado.
Las autoridades iraníes reconocieron oficialmente la escasez y pusieron fin a las subvenciones para ciertos productos importados.
"Tenemos déficit de 80 productos farmacéuticos", indicó Mohamad Naim Aminifard, miembro de la comisión parlamentaria de Salud, citado por la agencia Isna.
El 96% de los medicamentos consumidos en Irán se producen a nivel local, según el Sindicato de Industrias Farmacéuticas Iraníes. Pero el país importa más de la mitad de los componentes necesarios para su fabricación.
Las sanciones bancarias y el hundimiento del rial iraní frente al dólar hacen difícil, incluso imposible, pensar en una autosuficiencia.
A Ali, un electricista treintañero, lo despidieron de su empresa por haberse ausentado demasiado para visitar a su hijo, hospitalizado con cáncer. Su siguiente empleador quebró y el actual, una firma irano-holandesa, ya no puede importar equipamiento y dejó de pagar a sus trabajadores.
Ali fue a una farmacia del centro de Teherán en busca de un fungicida para los efectos secundarios del tratamiento contra el cáncer de su hijo, pero se fue con las manos vacías.
"Me dijeron que, aunque pudieran, no me lo darían debido a los racionamientos", explica.
Los responsables de esta farmacia estatal, especializada en enfermedades raras, no quisieron declarar.
Otras farmacias de la capital dijeron que hay una "escasez sensible" en algunos anticoagulantes, betabloqueantes y tratamientos para la tensión arterial.
"Si se mantienen las sanciones, la situación empeorará", dice uno de los farmacéuticos.
Estados Unidos se retiró en mayo del acuerdo nuclear alcanzado en 2015 entre Irán y las grandes potencias mundiales (Estados Unidos, Reino Unido, China, Rusia, Francia y Alemania) y reimpuso sanciones a las transacciones financieras y las importaciones de materias primas, entre otros sectores.
"Por lo que yo sé, no existe ninguna declaración oficial que condene el comercio de medicamentos con Irán", indicó el cirujano Hamidreza Vafayi, quien considera que el principal desafío es el rechazo de los bancos a trabajar con Irán.
El grupo farmacéutico danés Novo Nordisk anuló recientemente la construcción de una fábrica de producción de insulina de 70 millones de euros que había anunciado en 2016, con la vista puesta en los numerosos enfermos de diabetes en Irán.
Masud Mir recuerda con indignación cómo las empresas farmacéuticas explotaron la situación almacenando productos y manipulando los precios mientras se impusieron las sanciones internacionales, entre 2010 y 2016.
"En 2011 no dejaban de decir que no había medicamentos en el mercado debido a las sanciones. Sin embargo, yo podía conseguirlas gracias a alguien que las revendía en la calle a precios desorbitados", recuerda. "A quienes no pueden pagar solo les queda morir lentamente".

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